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Autor Tema: Sudamíérica ante la tormenta global...  (Leído 229 veces)

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Sudamíérica ante la tormenta global...
« en: Mayo 30, 2011, 12:53:13 pm »
Por...  Raúl Zibechi
 

La guerra por la sucesión del director del FMI revela lo mucho que ha cambiado el mundo y lo demasiado estancadas que están sus elites, dispuestas a aferrarse a sus privilegios aún a riesgo de colocar al planeta al borde del abismo. Para Sudamíérica, es el momento de afianzar la unidad regional o caminar hacia la desintegración.
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El debate en curso sobre la sucesión de Dominique Strauss Khan enseña cómo las potencias del Norte pretenden congelar el mundo de 1944 cuando se firmaron los acuerdos de Bretton Woods y se crearon el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). En aquel momento, el PIB de Estados Unidos era alrededor del 50% del mundial y en esta díécada decae por debajo del 20%.
 
El Norte parece dispuesto a pasar por alto la demanda de los paí­ses emergentes. Brasil ha dicho, por boca del ministro de Hacienda Guido Mantega, que el candidato deberí­a ser designado sólo hasta fines de 2012 para “tener un tiempo mayor para madurar la sucesión”. Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco Central de china, señaló que el FMI debe “reflejar mejor los cambios en la composición económica mundial y a los mercados emergentes” (Diario del Pueblo, 24 de mayo).
 
Más allá de los discursos para el gran público, las elites mundiales van cobrando clara conciencia de lo que está en juego, pese a las declaraciones y malabarismos de los polí­ticos. Cuando hablan para “su” público, no ocultan un ápice la realidad. Es el caso de David Wessel, editor de economí­a de The Wall Street Journal, el diario más cercano a las altas finanzas. Comienza su columna semanal del 19 de mayo con una frase que resume la coyuntura histórica que atravesamos: “Los imperios no acostumbran sucumbir de un dí­a para el otro. Las viejas potencias no abdican de sus regalí­as. Y las que ascienden no consiguen ejercer el poder ágilmente”.
 
Wessel señala que la costumbre de que un europeo dirija el FMI y un estadounidense el Banco Mundial, “es una tradición arcaica, si no ilegí­tima”, consecuencia de que las instituciones globales “aún no se ajustaron al peso de los paí­ses emergentes” ya que Europa y Estados Unidos son reacios a aceptar “un mundo que no dominan más”. En su opinión hay dos escenarios posibles por delante. Uno con final feliz, en el cual las grandes economí­as cooperen mutuamente sin que los paí­ses desarrollados traben el ascenso de los paí­ses emergentes. Serí­a lo mejor para el mercado.
 
El segundo escenario, es una repetición ampliada de lo sucedido en la primera mitad del siglo XX: “Las díécadas posteriores a la Primera Guerra Mundial fueron marcadas por la incapacidad de las potencias en decadencia y en ascenso de estabilizar la economí­a global y crear instituciones funcionales; el resultado fue la Gran Depresión y la Segunda Guerra”.
 
La única novedad de este análisis es el medio en el que fue publicado, que revela que las elites financieras prefieren un “final feliz” y que saben que una nueva hecatombe militar-humanitaria no serí­a capaz de hacer retroceder la flecha del tiempo. Pero las elites financieras no juegan solas, ni siquiera en los salones del gran poder, donde conviven con polí­ticos y militares, con quienes tienen relaciones estrechas y mutuas interdependencias.
 
Unos y otros saben que el último pronóstico del Laboratorio Europeo de Anticipación Polí­tica, en su boletí­n mensual del 17 de mayo, no es una previsión de lunáticos sino la advertencia del instituto que acertó con mayor precisión la cadena de sucesos que se vienen dando desde 2007: “Ahora se reúnen todas las condiciones para que el segundo semestre de 2011 sea el teatro de la fusión explosiva de las dos tendencias fundamentales que subyacen en la crisis sistíémica global, la desarticulación geopolí­tica y financiera globales”.
 
El catalizador de esta “fusión explosiva” es el sistema monetario internacional, “o más bien el caos monetario internacional que se ha agravado aún más desde el desastre que afectó a Japón en febrero”. Por esa razón, la pelea por el poder en el seno del FMI no es ociosa, sino uno de los principales reveladores de lo mucho que está en juego. Es la arquitectura maestra del sistema-mundo, o sea la relación centro-periferia, la que está en cuestión. Se trata de una relación con cinco siglos de antigí¼edad, anterior incluso al capitalismo y a las revoluciones industriales, que ha hecho posible la hegemoní­a de Occidente que ahora está virando hacia Asia y hacia el Sur. Desde el punto de vista histórico, es un terremoto mayor aún que una improbable crisis del capitalismo.
 
Sucede que ese mundo emergente está empezando a marcar la cancha. La alianza BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) exige que si el FMI quiere tener credibilidad y legitimidad debe aceptar una representación más adecuada de los paí­ses emergentes, no sólo de los cinco mencionados. “El próximo director no sólo debe ser una persona altamente calificada, con sólido background tíécnico y capacidad de articulación polí­tica, sino comprometido en continuar el proceso de cambios y reforma de la institución para adaptarse a las nuevas realidades de la economí­a mundial”, señala el comunicado que rechaza una elección en base a la nacionalidad.
 
Para los paí­ses sudamericanos, el momento es propicio para profundizar la unidad pero está a su vez atestado de riesgos. La inauguración del Centro de Estudios Estratíégicos de la Defensa de la UNASUR, el 26 de mayo en Buenos Aires, muestra que el camino de la integración y la unidad polí­tica sigue adelante pese a la formación de la Alianza del Pací­fico (Míéxico, Colombia, Perú y Chile) semanas atrás. Es una buena noticia en momentos en que el clan Fujimori puede regresar al poder en Perú, cuando algunos proyectos estratíégicos como el Banco del Sur están estancados y otros, como el Gasoducto del Sur, parecen hacer sido archivados.
 
La crisis en el FMI, como revelador de la profundidad de la crisis sistíémica, enseña que los tiempos se aceleran y que el desafí­o de posicionar la región sudamericana en el escenario global no puede esperar tiempos mejores: se producirá en medio de la tormenta o no será.
 
- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de Amíérica Latina, y asesor de varios colectivos sociales


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