Se vende a manos llenas
Por Jose Antonio Fernandez Hódar
La bolsa española está sufriendo un duro ataque a sus buques insignia. De nada sirve que BBVA y Santander hayan sido los únicos de los grandes bancos europeos que han cerrado el primer trimestre de 2008 con incrementos en sus beneficios. Les están tirando papel a paletadas, y no son precisamente los pequeños o medianos inversores. Se trata de grandes fondos, por lo que parece ingleses, que han decido limpiar sus carteras de valores españoles. Otro tanto puede decirse de Telefónica, la mejor teleco europea, con diferencia, y las ventas la están machacando. Una veintena de valores de calidad están sufriendo una oleada de ventas que, en muchos casos, va a ahuyentar a los pequeños inversores, que venderán con píérdidas.
Si Wall Street se fuese a desplomar, nada que opinar, hay que venderlo todo, mientras haya tiempo de hacerlo. Y aquí no caben tíérminos medios, ni si se va a medio o largo plazo. La cuestión, es que la bolsa de Nueva York está cuidada casi con mimo y controlada por quienes tiene capacidad de hacerlo.
A los inversores se les calienta la boca con suma facilidad. Y no tiene sentido que mientras se sientan las bases para salir de la crisis, la bolsa se dispare al alza. En cuanto Wall Street comienza a ganar altura, le sueltan papel, como si fuesen jarros de agua helada, y la enfrían.
Cuando el miedo o el pesimismo se da una vuelta por el parquíé, el dinero entra al quite, como el capote de San Fermín, y evita, no ya las cornadas, sino un buen revolcón.
A la bolsa norteamericana se le va a tener controlada para evitar alegrías alcistas injustificadas, o retrocesos que pongan en peligro la economía. Y va a estar dando vueltas, para no ir a ningún sitio, o para subir de forma muy ordenada, hasta que la economía de señales de haber salido del agujero. Soy consciente de que esta hipótesis tendrá tropecientos mil detractores: todos los que están esperando el hundimiento del capitalismo, pero son irredentos y seguirán en sus trece ocho o diez generaciones más.
La bolsa española cotiza a multiplicadores sobre beneficios impensablemente bajos hace unos años, y las oportunidades de invertir y ganar están ahí para quine quiera verlas. No hay que tener prisa en comprar, ni irse a buscar los de precio más bajo, porque bajo no signifca barato. No es momento de ir a empresas de comunicación, ni a inmobiliarias, aunque más de una se salvará, ni a buscar chicharros manipulados, tipo Jaztel, Ercros, y demás compañeros mártires. No es momento de prestar oídos a cantos de sirena.
Es momento de no perder la calma. Pensar que si Nueva York no se cae, en Europa no se cae ninguna bolsa. Los que están vendiendo acciones españolas de calidad, ya vendrá a comprar. Y los días de desplome, que habrá más de uno, hay que verlos como ocasión de ir recogiendo el papel que el miedo saca de las carteras.