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Autor Tema: No es Grecia. Es el capitalismo, ¡estíºpido!...  (Leído 239 veces)

OCIN

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No es Grecia. Es el capitalismo, ¡estíºpido!...
« en: Junio 26, 2011, 11:44:32 am »
Por... Atilio Boron

Los medios, las consultoras, los economistas, los bancos de inversión, los presidentes de los bancos centrales, los ministros de hacienda, los gobernantes no hacen otra cosa que hablar de “la crisis griega”. Ante tanta vocinglerí­a mal intencionada es oportuno parafrasear aquella frase de campaña de Bill Clinton para decir e insistir que la crisis es del capitalismo, no de Grecia. Que este paí­s es uno de los eslabones más díébiles de la cadena imperialista y que es a causa de ello que por allí­ hacen eclosión las contradicciones que lo están carcomiendo irremisiblemente.
La alarma de los capitalistas, justificada sin dudas, es que el derrumbe de Grecia puede arrastrar a otros paí­ses como España, Irlanda, Portugal y comprometer muy seriamente la estabilidad económica y polí­tica de las principales potencias de la Unión Europea. Según informa la prensa financiera internacional, representativa de los intereses de la “comunidad de negocios” (líéase: los gigantescos oligopolios que controlan la economí­a mundial) la resistencia popular a las brutales medidas de austeridad propuestas por el ex presidente de la Internacional Socialista y actual primer ministro griego, Georgios Andreas Papandreu, amenazan con arrojar por la borda todos los estíériles esfuerzos hasta ahora realizados para paliar la crisis.
La zozobra cunde en el patronato ante las dificultades con que tropieza Atenas para imponer las brutales polí­ticas exigidas por sus supuestos salvadores. Con toda razón y justicia los trabajadores no quieren hacerse cargo de una crisis provocada por los tahúres de las finanzas, y la amenaza de un enorme estallido social, que podrí­a reverberar por toda Europa, tiene paralizada a las dirigencias griega y europea.
La inyección de fondos otorgada por el Banco Central Europeo, el FMI y los principales paí­ses de la zona euro no han hecho sino agravar la crisis y fomentar los movimientos especulativos del capital financiero. El resultado más visible ha sido acrecentar la exposición de los bancos europeos ante lo que ya aparece como un inevitable default griego. Las conocidas recetas del FMI, el BM y el Banco Central Europeo: reducción de sueldos y jubilaciones, despidos masivos de empleados públicos, remate de empresas estatales y desregulación de los mercados para atraer inversiones han surtido los mismos efectos padecidos por varios paí­ses de Amíérica Latina, notablemente la Argentina. Parecerí­a que el curso de los acontecimientos en Grecia se encamina hacia un estrepitoso derrumbe como el que conocieran los argentinos en diciembre del 2001.
Dejando de lado algunas obvias diferencias hay demasiadas semejanzas que abonan este pronóstico. El proyecto económico es el mismo, el neoliberalismo y sus polí­ticas de shoc ; los actores principales son los mismos: el FMI y los perros guardianes del imperialismo a escala global; los ganadores son los mismos: el capital concentrado y muy especialmente la banca y las finanzas; los perdedores son tambiíén los mismos: los asalariados, los trabajadores y los sectores populares; y la resistencia social a esas polí­ticas tiene la misma fuerza que supo tener en la Argentina. Es difí­cil imaginar un soft landing, un aterrizaje suave, de esta crisis. Lo previsible y lo más probable es precisamente lo contrario, tal como ocurrió en el paí­s sudamericano.
Claro que a diferencia de la crisis argentina, la griega está destinada a tener un impacto global incomparablemente mayor. Por eso el mundo de los negocios contempla con horror el posible “contagio” de la crisis y sus devastadores efectos entre los paí­ses del capitalismo metropolitano. Se estima que la deuda pública griega asciende a 486.000 millones de dólares y que representa un 165 % del PIB de ese paí­s. Pero tal cosa ocurre en una región, la “eurozona” en donde el endeudamiento ya asciende al 120 % del PIB de los paí­ses del euro, con casos como Alemania con un 143 %, Francia, 188 % y Gran Bretaña con el 398 %. No debe olvidarse, además, que la deuda pública de Estados Unidos ya asciende al cien por ciento de su PBI. En una palabra: el corazón del capitalismo global está gravemente enfermo.
Por contraposición la deuda pública china en relación a su gigantesco PBI es de apenas el 7 %, la de Corea del Sur 25 % y la de Vietnam 34 %. Hay un momento en que la economí­a, que siempre es polí­tica, se transforma en matemática y los números cantan. Y la melodí­a que entonan dicen que aquellos paí­ses están al borde de un abismo y que su situación es insostenible. La deuda griega -exitosamente disimulada en su gestación y desarrollo gracias a colusión criminal de intereses entre el gobierno conservador griego de Kostas Karamanlis y el banco de inversión favorito de la Casa Blanca, Goldman Sachs- fue financiada por muchos bancos, principalmente en Alemania y, en menor medida, Francia. Ahora son acreedores de papeles de una deuda que la calificadora de riesgo Standard & Poor's (S&P) calificó con la peor nota del mundo: CCC, es decir, tienen acreencias sobre un deudor insolvente y que no tiene condiciones de pagar. En igual o peor posición se encuentra el ultraneoliberal Banco Central Europeo, razón por la cual un default griego tendrí­a consecuencias cataclí­smicas para este verdadero ministro de finanzas de la Unión Europea, situado al margen de cualquier control democrático. Las píérdidas que originarí­a la bancarrota griega no sólo comprometerí­a a los bancos expuestos sino tambiíén a los paí­ses en problemas, como España, Irlanda, Italia y Portugal, que tendrí­an que afrontar el pago de intereses mucho más elevados que los actuales para equilibrar sus deterioradas finanzas. No hace falta mucho esfuerzo para imaginar lo que sucederí­a si se produjese, como se teme, una cesación unilateral de pagos griega, cuyo primer impacto darí­a en la lí­nea de flotación de la locomotora europea, Alemania.
Los problemas de la crisis griega (y europea) son de origen estructural. No se deben a errores o a percances inesperados sino que expresan la clase de resultados previsibles y esperables cuando la especulación y el parasitismo rentí­stico asumen el puesto de comando del proceso de acumulación de capital. Por algo en el fragor de la Gran Depresión de los años treintas John Maynard Keynes recomendaba, en su cíélebre Teorí­a General de la Ocupación, el Interíés y el Dinero, practicar la eutanasia del rentista como condición indispensable para garantizar el crecimiento económico y reducir las fluctuaciones cí­clicas endíémicas en el capitalismo. Su consejo fue desoí­do y hoy son aquellos sectores los que detentan la hegemoní­a capitalista, con las consecuencias por todos conocidas. Comentando sobre esta crisis el Istvan Meszaros decí­a hace pocos dí­as que “una crisis estructural requiere soluciones estructurales”, algo que quienes están administrando la crisis rechazan terminantemente. Pretenden curar a un enfermo en graví­simo estado con aspirinas.
Es el capitalismo el que está en crisis y para salir de ella se torna imprescindible salir del capitalismo, superar cuanto antes un sistema perverso que conduce a la humanidad al holocausto en medio de enormes sufrimientos y una depredación medioambiental sin precedentes. Por eso la mal llamada "crisis griega" no es tal; es, en cambio, el sí­ntoma más agudo de la crisis general del capitalismo, esa que los medios de comunicación de la burguesí­a y el imperialismo aseguran desde hace tres años que ya está en ví­as de superación, pese a que las cosas están cada vez peor.
El pueblo griego, con su firme resistencia, demuestra estar dispuesto a acabar con un sistema que ya es inviable no en el largo sino en el mediano plazo. Habrá que acompañarlo en su lucha y organizar la solidaridad internacional para tratar de evitar la feroz represión de que es objeto, míétodo predilecto del capital para solucionar los problemas que crea su desorbitada voracidad. Tal vez Grecia, que hace más de dos mil quinientos años inventó la filosofí­a, la democracia, el teatro, la tragedia y tantas otras cosas, pueda volver sobre sus fueros e inventar la revolución anticapitalista del siglo veintiuno. La humanidad le estarí­a profundamente agradecida.

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carlos88

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Re: No es Grecia. Es el capitalismo, ¡estíºpido!...
« Respuesta #1 en: Junio 26, 2011, 01:33:00 pm »
buan articulo, las cosas claras, despido libre menos pension, mas horas de trabajo para que los de siempre sigan chupando
cuando el fmi tomara cartas en el asunto de la deuda americana, cuando s&p pondra nota de ccc a usa
espero que pronto los indignados no de españa sino de europa empiezen a poner las cosas en su sitio que muchos temblaran, seran los que nos han llevado a esta situacion
saludos
corre, corre , que te pillo