Los bufetes vascos tienen un nuevo cometido. Atender a la desbandada de personas que han decidido desmontar sus negocios para no tener que hacer frente a la tarea reacudatoria de Bildu desde la diputación foral.
Así lo denuncia este domingo El Mundo desde sus páginas sepia. Por que lo cierto es que la Diputación reciíén constituida, y hoy gobernada por Bildu, tiene acceso directo a la base de datos.
La patronal Adegi se ha apresurado a pedir una oportunidad para los radicales abertzales, partiendo de la base de que "íéstos nunca utilizarán dicha información" para fines terroristas.
Martin Garitano, entre tanto, ha declarado lo siguiente en Gara: "No vamos a desbalijar a nadie ni bloquear el funcionamiento de las empresas. Haremos algo sencillo de entender, que es gravar más las rentas de capital y los tramos del IRPF para redistribuir mejor el dinero".
No es así como lo entienden otros vascos, que ya han iniciado otro íéxodo como en los dramáticos ochenta. Son las voces de quienes se sienten amenzados por ETA. "Saben que se convertirán en dianas de los borrokas", recoge este domingo un testimonio La Crónica de El Mundo.
Yolanda no está sola. Es una gota más en la hemorragia de exiliados vascos tras el triunfo de Bildu. "Mucha gente se siente vendida y ha decidido irse".
Hay otros casos como el de Yolanda. Es el de Aitor, de 52 años, Vizcaya y taxista. Su delito fue acudir a un mitin del PP vasco. Durante años aguantó insultos y amenazas de sus vecinos. Hoy ha vendido su licencia de su taxi y se marchará a una ciudad del Mediterráneo.
La irrupción de Bildu está demasiado cerca para medir la oleada de exiliados. "Pero son cientos, si no miles lo que han tomado esta decisión las últimas semanas".