Irlanda está finalizando la recapitalización masiva de sus bancos, que debe terminar a fin de mes y supone una reestructuración del sector que reposará en dos pilares, Bank of Ireland, único establecimiento que no controlará el Estado, y el nacionalizado Allied Irish Banks (AIB).
El gobierno anunció el lunes que inversores privados, que no identificó, están dispuestos a aportar más de 1.000 millones de euros al Bank of Ireland (BoI). La entidad debe aumentar sus fondos propios en más de 5.000 millones de euros para estar en conformidad con el ratio de capital fijado por las autoridades del país en marzo.
Este aporte debería limitar la participación del Estado en el capital del grupo. Conservará un máximo de 32% del BoI al tíérmino de su recapitalización, por lo que la entidad no será nacionalizada.
En simultáneo, su rival nacionalizado AIB, que debe captar unos 15.000 millones de euros, anunció que registró beneficios en el primer semestre, debido a la cesión de activos. La entidad anunció que logró un beneficio de 2.200 millones de euros, a pesar del aumento de los críéditos de dudoso cobro a casi 3.000 millones.
La venta de su participación en el banco polaco Zachodni, combinada con la reestructuración de su deuda, deberá reducir las sumas que el Estado debe aportar antes de la expiración de la fecha límite para la recapitalización del sector, fijada para fin de mes.
El banco y asegurador Irish Life & Permanent (IL&P), que necesita 4.000 millones de euros, caerá tambiíén bajo el control del Estado.
La semana pasada sus accionistas rechazaron un proyecto de recapitalización pública, pero por falta de un financiamiento alternativo, el gobierno hizo saber que procederá de todas maneras a un aumento de capital que debería darle un control casi total del establecimiento.
En paralelo, la reorganización del sector alrededor de dos pilares, BoI y AIB, avanza rápidamente.
AIB absorbió al ex banco mutualista EBS el 1 de julio. El mismo día, otras dos entidades nacionalizadas, Anglo Irish Bank e Irish Nationwide Building Society (INBS), se fusionaron dentro del Irish Bank Resolution Corporation (IBRC), antes de una liquidación progresiva de sus activos.
El ministro de Finanzas, Michael Noonan, estimó que la inversión privada en BoI "es la prueba tangible de la confianza internacional cada vez mayor con respecto a las perspectivas del Bank of Ireland y de la economía irlandesa", y constituye una "nueva etapa" en vistas a la recuperación económica del país.
Irlanda, cuyo crecimiento económico antes de la crisis le valió el elogioso apodo de "tigre celta", está sumida en una gran crisis económica y presupuestaria provocada por el derrumbe del sector inmobiliario y el consecuente hundimiento del sector bancario, importante prestamista.
Los bancos del país quedaron al borde de la quiebra durante la crisis financiera tras haber prestado sin límites durante años. El Estado decidió socorrer al sector, haciendo así estallar el díéficit público al 32% del PIB.
Estos avances se suman al respaldo a Dublín la semana pasada de parte de sus socios europeos.
El aumento de los plazos de reembolso y la reducción de los intereses del plan de ayuda de 85.000 millones de euros concluido el año pasado con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional hará que el país ahorre 1.000 millones de euros por año, sin que Irlanda se viese obligada a ceder sobre el controvertido tema de su baja fiscalidad a las empresas.
A pesar de este respaldo, Irlanda no tiene intención de ceder en su plan de austeridad. Para 2012 se comprometió a ahorrar 3.600 millones de euros.