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Autor Tema: Reflexiones desde la experiencia argentina...  (Leído 290 veces)

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Reflexiones desde la experiencia argentina...
« en: Julio 28, 2011, 10:08:33 am »
Por...  Eduardo Lucita

A principios de este mes se conoció en Buenos Aires que la “La agencia de calificación Moody’s rebajó su nota a Portugal… y baraja la posibilidad de bajarla aún más a corto plazo, por estimar que el paí­s no obtendrí­a nuevos prestamos en los mercados sin otro plan de rescate”… “Portugal no logra cumplir sus promesas con los prestamistas en materia de reducción de su díéficit”…” “La baja en la nota refleja el creciente riesgo de Portugal de tener que recurrir a una nueva financiación oficial”. Clarí­n 6.07.11
 
Durante todo este mes la situación de la deuda en Europa se ha agravado, el reciente nuevo salvataje a Grecia no ha despejado la crisis, por el contrario todos parecieran concordar que es una solución muy transitoria. Mientras que en los EEUU demócratas y republicanos parecieran estar jugando al borde del abismo, sin tener en cuenta el impacto en la economí­a global. Todo indica que marchamos a una nueva recesión internacional, localizada en los paí­ses centrales.
 
Estas noticias me permiten una reflexión sobre la crisis de deuda en Portugal, que todo indica está siguiendo el mismo camino que Grecia. Si se compara con lo que pasó en Argentina años atrás se verá que es el mismo camino por el que los llevan el FMI y el BCE.
 
Lo que desde aquí­ se percibe es que el Consenso de Washington que lideró en Amíérica latina durante los ’90, la díécada neoliberal por excelencia, pareciera haberse mudado a Europa.
 
Por lo tanto creo que socializar la experiencia Argentina puede ser útil para nuestr@s compañer@s de Portugal y de otros paí­ses
 
La deuda argentina era mayoritariamente externa y emitida en moneda extranjera. Esto cambió con el agotamiento de la convertibilidad y el fin de la valorización financiera y se consolida con la reestructuración del 2005 (completada con los pagos al FMI y otros con reservas y la reapertura del canje), porque tambiíén hay un cambio en el modelo de acumulación y reproducción de capitales. Esto fue posible por el ciclo expansivo de la economí­a iniciado en el 2003. Estamos ahora frente a un modelo de acumulación surgido de las entrañas mismas del neoliberalismo que encuentra allí­ sus limitaciones, que llamamos “neodesarrollismo”.
 
Uno de los cambios fundamentales de este último perí­odo es que es cada vez mayor la deuda interna sobre el total de deuda pública. Este tampoco es un fenómeno local, la deuda interna esta mucho menos estudiada que la externa, pero se conoce que creció mucho en todos los paí­ses en los últimos años, en Amíérica latina es el caso de
 
Reestructuración productiva y hegemoní­a financiera
 
El golpe militar de 1976 en Argentina coincidió con el cierre de un ciclo económico a nivel mundial, aquel ciclo único e irrepetible en el capitalismo que va desde 1945 a 1975, los llamados 30 años dorados, que en Amíérica latina conocemos como de “sustitución de importaciones”. Se inicia otro ciclo en que el capital reestructura sus espacios productivos y de servicios bajo la hegemoní­a del capital financiero. En la región lo denominamos modelo de “valorización financiera”, caracterizado por la emergencia de una plíétora de capital financiero que no encontraba donde invertir en el sector productivo a tasas que le garantizaran la reproducción del capital.
 
El endeudamiento de los paí­ses fue así­ una fuente de colocación para esos excedentes financieros, que no fue solo Argentina o los paí­ses de Amíérica latina, que fueron tambiíén los africanos y muchos asiáticos.
 
Cuando la dictadura militar usurpó el gobierno de nuestro paí­s la deuda externa era del orden de los 8000 millones de dólares. Siete años despuíés el gobierno elegido por el voto popular encontró un paí­s cuya deuda alcanzaba a los 45.000 millones.
 
En cada paí­s el endeudamiento tomó formas propias, aquí­ tuvo que ver con la Reforma Financiera y otras medidas, entre ellas la que obligó a las empresas estatales a endeudarse sin necesidad. Los dólares que ingresaron ayudaron a financiar la fuga de capitales y balancear las cuentas externas. Por si fuera poco tambiíén se endeudaron las empresas privadas, ese endeudamiento no fue para inversiones productivas o financiar capital de trabajo sino para colocaciones en el exterior. Finalmente las deudas privadas fueron estatizadas. El cí­rculo estaba cerrado con 37.000 millones de nueva deuda.
 
El origen de la deuda permite encuadrarla en la figura de “Deuda Odiosa” para la cual hay jurisprudencia internacional.
 
Cambios en los mecanismos de endeudamiento
 
En el inicio de los años ‘80 en Amíérica latina comienza a insinuarse la crisis de la deuda que estalló primero en Míéxico, luego Brasil y posteriormente Argentina que dijeron ya no estaban en condiciones de seguir pagando. En Argentina se dio una moratoria de hecho, no se la declaró pero desde 1988 hasta 1992 no hubo pagos ni refinanciaciones. Esta situación dio lugar a una polí­tica de Estado de los EEUU, los llamados Ajustes Estructurales, que mas adelante tomarí­an forma definitiva con el Consenso de Washington.
 
Primero fue el Plan Baker cuyo objetivo era salvar a la banca comercial -que recuperara el capital prestado- mediante mecanismos de capitalización de deuda ví­a la privatización generalizada de las empresas y servicios del Estado. Estas reformas, llamadas de primera generación, avanzaron muy lentamente tanto por las resistencias de los gobiernos como de de las propias empresas estatales. Por lo que el imperialismo recurrió al llamado Plan Brady, que es el inicio del endeudamiento con bonos para financiar díéficit fiscales y como contrapartida avanzar en reformas estructurales.
 
 Esta vez los actores principales no fueron los organismos financieros internacionales ni los bancos comerciales sino los Fondos de Inversión y de Pensión, que pasaron a ser los grandes financistas de la región.
 
 En este perí­odo la deuda incrementa unos 18.000 millones, llegando a los 63.000 millones de dólares.
 
Tengan en cuenta cómo los pasos de las crisis griega y portuguesa, siguen punto mas punto menos los de la crisis argentina. Hay planes de rescate y de canje de deuda pero esta sigue creciendo.
 
Luego viene el perí­odo de los años ’90 que es el de total hegemoní­a neoliberal, de la convertibilidad (1 peso 1 dólar) y de las privatizaciones en tiempo ríécord. Se suponí­a que la venta del patrimonio público (en rigor capital social acumulado durante generaciones) servirí­a para pagar buena parte de la deuda, al menos era la propaganda oficial y de los organismos internacionales. Pues bien en este perí­odo, y a pesar de la venta de activos públicos cuantiosos, la deuda aumenta en 84.000 millones de dólares y llega a los 147.000.
 
Tengan en cuenta que la deuda argentina crece más en los perí­odos que las tasas de interíés internacionales están bajas y que hay mucha liquidez internacional. Como pasa ahora.
 
Luego viene un perí­odo muy breve donde hay otro canje, llamado Megacanje, y luego un aporte, llamado “Blindaje”, que se suponí­a protegí­a a la economí­a frente a situaciones internacionales como las pasadas. Solo sirvieron perpetuar la agoní­a y financiar la fuga de capitales.
 
Finalmente con el estallido de la convertibilidad se pone fin a este perí­odo nefasto. Conviene señalar que los años 1997/98 fueron los más altos de la convertibilidad (mayor nivel de producción, de consumo y de empleo) pero a partir del segundo semestre de 1998 la economí­a comienza un declive que se acelera y entra en recesión. En casi 5 años (mediados de 1998 a mediados de 2003) se perdieron 19 puntos del PBI y la inversión cayó aproximadamente un 60%, se cerraron cantidades de fábricas y comercios y se agudizó la desocupación.
 
Una vez que la gente en las calles y con los cacelorazos echara al gobierno elegido por el voto popular (que se fue dejando 37 muertos en las plazas y en las calles), el gobierno provisorio que lo sucedió declaró el no pago de la deuda en manos privadas (54% del total), porque a los organismos se les siguió pagando religiosamente. Un no pago (en realidad una suspensión unilateral) que duró 38 meses y no paso nada grave, tampoco nos invadieron los marines. Por el contrario 38 meses en los cuales el Estado respiró y salió de la asfixia financiera que le imponí­an los servicios de la deuda, y estaba en mejores condiciones para enfrentar la crisis económico-social. El gobierno provisorio pensaba continuar estas medidas con una salida no ortodoxa de la crisis, con una fuerte emisión monetaria y mantener la actividad económica mientras se saldrí­a lentamente de la convertibilidad. Sin embargo un golpe palaciego, sostenido por los sectores financieros, que serí­an los perdedores de la salida económica buscada, instaló un nuevo gobierno provisorio.
 
La primera medida del nuevo gobierno fue una macrodevaluación que llevó la paridad del peso a 3.5 con el dólar, que pulverizó los salarios y sumió en la miseria a millones de argentinos llevando a la desocupación al 24% de la fuerza de trabajo y la pobreza al 54% de la población.
 
Para colmo con el respiro financiero logrado por la suspensión del pago de parte de la deuda el Estado, en lugar de un auxilio efectivo a los sectores populares, se dedicó a subsidiar a los bancos y a las empresas de servicios públicos privatizadas. Se estima que el costo de este tipo de medidas alcanzó el orden de los 12 a 14 puntos del PBI!!!
 
Sin embargo el no pago de una parte importante de la deuda le permitió al nuevo gobierno elegido en la urnas, Kirchner, 38 meses despuíés, estar en mejores condiciones de negociar una quita importante (la más alta hasta ese momento en el plano internacional, ahora se está hablando que la quita a la deuda griega debiera ser por un porcentaje mayor que la de Argentina) y estirar los plazos de pago y mejorar las tasas de interíés.
 
El nuevo gobierno democrático aprovechó las condiciones internacionales pero tambiíén tomó medidas para reanimar el mercado interno y atender la crí­tica situación social haciendo fuertes concesiones al movimiento popular. Amplió los planes de subsidios a los desocupados; repuso las convenciones colectiva de trabajo, anuladas durante toda la díécada de los ’90; impulsó los aumentos salariales; jubiló por decreto a 2.000.000 de personas que no hubieran podido hacerlo en condiciones normales, subsidió las tarifas de servicios públicos privatizados; impulsó la reactivación de la economí­a y la producción nacional, y se crearon 5.000.000 de puestos de trabajo, claro que muchos de ellos precarios. Eliminación del descuento del 12% de los salarios de los empleados públicos, y reembolso de los descontado con Bonos del Estado; puso lí­mites a los juicios hipotecarios de viviendas populares. Con el pago con reservas al FMI del total de la deuda con el organismo (que nosotros hemos rechazado), no se desvinculó, pero desde entonces no acepta las auditorias anuales ni las recomendaciones tradicionales.
 
Desde hace 8 años la economí­a Argentina crece a un promedio del 8% anual. El nivel actual de deuda sigue siendo elevado, pero no tiene el carácter restrictivo que tení­a antes porque la economí­a creció mucho en estos años, favorecida por el cambio en el mercado mundial y medidas de mercado interno tomadas por el gobierno, por lo que la relación deuda/PBI ha mejorado mucho.
 
Las medidas económicas fueron acompañadas por medidas polí­ticas como la anulación de las leyes de Amnistí­a y Punto Final, con lo que dio nuevo impulso al juzgamiento a los militares del Terrorismo de Estado; modificaciones en la Corte Suprema de Justicia ampliamente exigido por la gente en las calles; impulso a la polí­tica de Derechos Humanos, etc.
 
Como conclusión:
 
a) El no pago es perfectamente posible. Es el poder del deudor, incluso en Europa nos parece hay posibilidad concreta de formar un Club de Deudores (todos los paí­ses de la periferia más Italia (Su deuda es del 120 de su PBI) y Bíélgica (98% del PBI) y trazar una acción conjunta, que tendrí­a mucha fuerza.
 
 Nuestra experiencia dice que no hay que acompañarla con devaluación porque esta recae sobre los trabajadores y sectores populares. En Portugal esto no podrí­a pasar salvo que se saliera del Euro, pero esto implicarí­a una serie de problemas que desconozco y no pareciera conveniente tomar esta medida junto con la del no pago. Lo que si es seguro que una medida de no pago debe acompañarse con otro conjunto de medidas sobre los bancos como forma de apropiarse de recursos para que el Estado pueda hacer una polí­tica activa, para mejorar la competitividad internacional (sin devaluación) y resguardar tambiíén la producción nacional y el mercado interno. “Salvar a los pueblos no a los bancos” es la consigna.
 
b) Nosotros, digo la izquierda argentina, hemos sostenido durante muchos años la consigna de “No al pago de la Deuda” que a mi juicio es correcta, pero que no ha tenido demasiada efectividad polí­tica. Por el contrario promover la Investigación de la deuda, desligar la comercial de la financiera y la legí­tima de la ilegí­tima, tiene mucha mas recepción polí­tica, porque parece algo polí­ticamente más razonable, y permite argumentar mejor frente a la ciudadaní­a.
 
c) Se trata de proponer la Suspensión de los pagos hasta tanto una Auditoria determine legitimidad o no, y quíé es efectivamente lo que hay que pagar y que no se debe pagar. Por lo demás unas investigación determinará tambiíén como actuaron cada uno de los funcionarios, locales o internacionales, en cada caso y promover acciones legales contra los que corresponda.
 
d) El no pago, o la suspensión unilateral de los pagos le da al Estado una mayor autonomí­a, que como se ve en el caso argentino no es solo en la economí­a sino tambiíén en la polí­tica. El nivel actual de deuda no tiene el carácter restrictivo que tení­a antes porque la economí­a creció mucho en estos años, favorecida por el cambio en el mercado mundial y medidas de mercado interno tomadas por el gobierno, por lo que la relación deuda/PBI ha mejorado mucho.


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