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Autor Tema: La Seguridad Social entra en crisis y presenta un díéficit de 867 millones  (Leído 227 veces)

Eguzki

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El enfriamiento de la actividad económica y, en particular, del empleo, comienza a pasar factura a la Seguridad Social de forma intensa. El sistema público de protección de los trabajadores registró durante los primeros siete meses del año un díéficit de caja por operaciones no financieras equivalente a 867 millones de euros. Para entender lo que representa esta cifra hay que tener en cuenta que el año pasado por estas mismas fechas el superávit de caja ascendí­a a 3.294 millones de euros, lo que da idea del deterioro de las cuentas de la Seguridad Social. El año pasado, incluso, acabó con un superávit de caja de 3.245 millones de euros.

La causa de este quebranto tiene que ver con el hecho de que mientras los cobros (principalmente por cuotas de los trabajadores) están cayendo un 2,09%, los pagos crecen a un ritmo del 4,57%, lo que explica que el saldo en tíérminos de caja se haya deteriorado nada menos que un 126%. En palabras de la propia Intervención General de la Seguridad Social, mientras que los cobros por operaciones no financieras ascendieron hasta el pasado 31 de julio hasta los 63.448 millones de euros, los pagos alcanzaron los 64.315 millones en un contexto económico extraordinariamente difí­cil. 
El deterioro ha sido particularmente intenso en la clave de bóveda del sistema de la Seguridad Social, y que como se sabe no es otro (al tratarse de un sistema de reparto) que la relación entre cotizantes y pensionistas. Y lo que dicen las cuentas oficiales es que mientras los ingresos por cotizaciones sociales caen un 1,25% (hasta los 54.992 millones), los gastos en pensiones y prestaciones económicas de carácter contributivo crecen un 4,47%, hasta los 58.854 millones. Esto quiere decir que el agujero se sitúa durante los primeros siete meses del año en 3.862 millones de euros.

La diferencia es importante; pero todaví­a más si se tiene en cuenta que el año 2010 se cerró con un gap equivalente a 1.232 millones de euros, lo que quiere decir que la distancia entre lo cotizado y lo percibido en el nivel contributivo (los gastos no contributivos hay que pagarlos en teorí­a con impuestos) se ha ensanchado hasta lí­mites desconocidos. Prácticamente se ha triplicado.

Históricamente, la recaudación por cuotas sociales ha bastado para financiar el gasto en pensiones contributivas, pero ese equilibrio es el que ahora se ha roto. Esto quiere decir que los ingresos derivados de la gestión del Fondo de Reserva volverán a salvar este año las cuentas de la Seguridad Social. El Gobierno ha contabilizado hasta el pasado 31 de julio 1.397 millones de euros, aunque para el conjunto del año espera ingresar 3.107 millones.

Los ajustes de carácter financiero explican que en tíérminos de Contabilidad Nacional la Seguridad Social mantenga todaví­a superávit. Asciende, en concreto, a 3.211 millones hasta julio, prácticamente la mitad que el año pasado por estas mismas fechas. Pero si se imputan otros 1.000 millones que la propia Seguridad Social reconoce no haber contabilizado todaví­a, se estarí­a hablando de un superávit que representa el 0,2% del Producto Interior Bruto (PIB) –unos 2.000 millones de euros-.

Un excedente menguante

Es más. Si se exceptúan los ingresos de las mutuas de trabajo (que están depositados en una cuenta del Banco de España hasta que el parlamento apruebe una reciente reforma sobre el destino de sus excedentes) se estarí­a hablando de un superávit todaví­a inferior. De sólo 1.275 millones que corresponden a unos derechos reconocidos equivalentes a 64.903 millones y unas obligaciones de pago que suman 63.628 millones.

Esto supone que si no fuera por los 3.200 millones que se ingresarán por los rendimientos del Fondo de Reserva, la Seguridad Social estarí­a en píérdidas.  Según Octavio Granado, esto demuestra que “las polí­ticas de estabilidad presupuestaria son polí­ticas razonables; no hace falta recurrir al endeudamiento para aumentar el grado de protección social".

La caí­da de los ingresos de la Seguridad Social ví­a cotizaciones tiene que ver, fundamentalmente, con el retroceso en la recaudación por desempleo, que desciende un 8,13%. Esta disminución hay que vincularla al hecho de que está aumentando el número trabajadores a los que se les agotan los dos años de prestaciones, y pasado ese periodo el Estado deja de pagar por ellos su futura pensión, y ello  repercute en las cuentas del sistema público de protección social.

El deterioro se nota, además, en la propia tesorerí­a de la Seguridad Social, cuyo montante se sitúa en 14.525 millones de euros. Esto representa una disminución del 23% respecto del mismo periodo del ejercicio anterior, lo que da idea del quebranto que está sufriendo la Seguridad Social. Esta cuenta de tesorerí­a es relevante porque es la que sirve cada mes para pagar la abultada nómina de las pensiones. Y hay que tener en cuenta que esta partida ascendió en agosto a 7.110 millones de euros, lo que quiere decir que en los meses que hay paga extraordinaria (junio y diciembre) prácticamente se consumen los 14.000 millones de euros.