El FROB está a la espera de recibir en las próximas semanas una nueva auditoría de CAM, que va a arrojar un díéficit de capital superior en más de 1.000 millones a los 2.800 detectados por el Banco de España. Además, la caja tendrá difícil devolver a corto plazo la línea de liquidez del Banco de España por 3.000 millones, casi agotada para frenar la fuga de depósitos.
La intervención de CAM a finales del mes de julio inició una carrera contra reloj en el FROB y en la auditora KPMG para valorar a la entidad de cara a su posterior subasta. Septiembre es el plazo tope y el Banco de España se juega en la capitalización de CAM buena parte de la credibilidad del proceso de saneamiento del sistema financiero español, lo que obliga a ser firmes con el calendario. Fuentes próximas al proceso afirman que la nueva auditoría de la caja alicantina que el FROB encargó en julio a KPMG, auditora habitual de CAM, estará lista en un par de semanas como máximo. Y las nuevas cuentas arrojarán novedades que van a ampliar la factura que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) había previsto en principio para el saneamiento de CAM. El Banco de España había detectado un díéficit de capital de 2.800 millones de euros pero la nueva auditoría incorporará el impacto del deterioro de los activos de la entidad que se ha producido en lo que va de año. Y la provisión de esos deterioros requerirá un inyección de capital adicional por al menos otros mil millones de euros, según reconocen fuentes próximas a la caja alicantina.
CAM había conseguido cerrar el ejercicio de 2010 sin píérdidas gracias a un ajuste contable por el que la provisión de los activos de riesgo se hizo contra reservas. Ahora ya no hay margen para paños calientes y la cobertura del deterioro de los activos de riesgo de CAM -que rondan los 30.000 millones de euros- arrojará inevitablemente cuantiosas píérdidas en los resultados del primer semestre, cuya publicación se espera para finales de este mes. La puesta al día de los riesgos de CAM exigirá por tanto una capitalización cercana a los 4.000 millones de euros.
La auditoría que prepara KPMG dará una referencia fundamental al FROB para la valoración de CAM, a partir de la que se podrá calcular cuál es el peso que tendrá el capital público en el accionariado de la entidad y que se estima claramente predominante. Esa valoración será además referencia ineludible para abordar el proceso de subasta con el que quedará cerrado el proceso de recapitalización de CAM.
En todo caso, la aportación pública al rescate de la entidad no acaba con la inyección de capital del FROB. En el momento de la intervención, el Banco de España habilitó una línea de críédito por 3.000 millones de euros con la que garantizar la liquidez, que CAM ya habría consumido casi en su totalidad. Ha sido la fórmula con la que hacer frente a la huida de depósitos y a la imposibilidad de obtener financiación en el mercado de capitales. A diferencia del capital del FROB, que se da por hecho se concede casi a fondo perdido, la línea de liquidez es un príéstamo, aunque CAM solo estará en condiciones de devolverlo una vez restablezca su base de depósitos y tenga de nuevo acceso a a las emisiones de deuda, un camino que se prevíé largo.
Tras el capital, la difícil búsqueda de comprador
La recapitalización de las cajas españolas deberá quedar definida en septiembre y marcará la división definitiva entre las entidades que necesitarán capital público -y en quíé cuantía- y las que lograrán resolver sus problemas con capital privado, ya sea a travíés de acuerdos con inversores o con procesos de salida a Bolsa, fórmulas que requerirán plazos de tiempo superiores. La hoja de ruta para CAM quedó perfectamente clara en el momento en que el Banco de España acordó su intervención y una vez reflotada y valorada la entidad, se abre el periodo más difícil, el de su subasta y consiguiente regreso a manos privadas.
A diferencia de las subastas de CCM o Cajasur, el elevado tamaño de CAM se convierte en un obstáculo a la hora de encontrar posible comprador, en especial en un momento de mercado muy turbulento y en el que el conjunto del sistema financiero español acusa el coste de su exposición al sector inmobiliario. Fuentes próximas a CAM reconocen que, si el entorno para plantear una subasta ya era complicado en julio, los acontecimientos del mes de agosto han endurecido aún más la situación. "El problema surgirá una vez que estíé el saneamiento listo y haya que buscar un comprador", señalan. Así, la adjudicación de CAM puede llevar algunos meses, a la espera de que las aguas de los mercados se calmen y de que los eventuales interesados se tomen su tiempo para evaluar a la entidad en toda su magnitud. Además, el proceso de subasta promete cruzarse con las elecciones legislativas del 20 de noviembre, otro elemento más para la incertidumbre.
La cifra
-6,37% fue la caída ayer de las cuotas participativas de CAM, nueva muestra de la especulación que domina al valor.