Italia es el eje de la eurozona. El bloque de los diecisiete puede sobrevivir a una crisis que afecte a Grecia, Portugal, Irlanda, o incluso a España. Pero, si Italia es víctima de un contagio, la eurozona no cuenta con suficientes recursos políticos ni financieros para acudir al rescate de Roma.
Italia debe vacunarse del virus de la deuda soberana. No obstante, su incompetente sistema político ha paralizado a la nación, en medio de repunte del riesgo país, ante las dudas de los inversores. En esta ocasión, una nueva ronda de medidas fiscales no resolverá el problema de Italia.
Desde principios de julio, el país transalpino se ha visto afectado por la caída de las previsiones de crecimiento económico global y de la credibilidad de sus políticos. Desde entonces, la rentabilidad de los bonos italianos a diez años ha aumentado 65 puntos básicos, y 100 puntos básicos la de la deuda a dos años.
Si el BCE no hubiera comprado tanta deuda italiana en los últimos días, según los rumores de los mercados cuatro veces la cantidad de deuda española, la rentabilidad habría sido aún mayor. Las medidas fiscales que ascendían a 45.000 millones de euros se han diluido hasta tal punto, que parecen un juego de prestidigitación.
Y el colapso del mercado de bonos ha devastado el precio de las acciones de los bancos italianos –UniCredit ha caído un 42% desde el 1 de julio– debido en parte al desplome del valor de sus carteras de bonos. Es probable que el paquete de medidas de austeridad que se propone perjudique a la economía italiana en lugar de acelerar su crecimiento.
Esto es lo que muestran las experiencias de Grecia y Portugal, y no hay motivos para que Italia sea distinta, especialmente si se tiene en cuenta que los mercados de exportaciones de Europa y EEUU se encaminan hacia la recesión. El Gobierno ha eludido una vez más una reforma estructural que pudiera mejorar realmente la tasa de crecimiento, que probablemente no supere el 0,7% este año y el 0,4% en 2012 –por debajo de los objetivos oficiales del 1,1% y el 1,3%–, según apunta Deutsche Bank.
Teniendo en cuenta la amenaza de una rebaja del ráting crediticio –una de las razones de que las acciones europeas sufrieran una caída tan fuerte el lunes– la prima de riesgo de Italia puede seguir subiendo. Será Italia, y no España, el que decida el destino de la eurozona.