Solo dos entidades, de entre los 50 mayores bancos de Europa, superan en cuestión de solvencia a los gigantes españoles, BBVA y Santander, según destaca un informe publicado ayer por la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor's. La lista la encabezan el holandíés Rabobank y el británico HSBC.
S&P destaca en su informe que BBVA ha capeado bien la crisis económica global, y prevíé que el perfil financiero del banco que preside Emilio Botín mantenga su resistencia. La siguiente firma española en el ranking es CaixaBank, que ocupa el puesto número 12 y goza de perspectiva estable. Le sigue Sabadell, en el puesto 34, mientras que Bankia y Popular se sitúan en el 40 y 41, respectivamente.
En su conjunto, la perspectiva de S&P sobre los ratings de la mitad de los 50 mayores grupos bancarios europeos es negativa. "La brecha entre los bancos europeos más solventes se ha ensanchado", dice el analista Scott Bugie en un informe.
Las restricciones de acceso a los mercados mayoristas de financiación y una nueva recesión en las mayores economías europeas son los grandes riesgos a los que se enfrenta el sector, recoge el análisis de S&P, que apunta a que ya se están padeciendo un "estancamiento". Las perspectivas para los bancos europeos, prosigue el documento, son díébiles para lo que queda de 2011 y 2012, a pesar de la mejoría en los perfiles financieros de la mayoría de firmas tras el impacto de la recesión y la crisis financiera.
El riesgo de otra crisis
El informe sostiene que "el moderado rebote de la banca europea se tambalea en medio de la desaceleración económica y las turbulencias del mercado", y condiciona su recuperación al fin de las turbulencias soberanas y a la recuperación de la confianza. La tercera clave sería evitar la temida segunda recesión, de la que advertía este fin de semana la nueva directora general del FMI, Christine Lagarde. Según las estimaciones de S&P, si esta nueva crisis fuera de la misma magnitud que la de los años 2008 y 2009, la mora sería superior a la registrada en ese periodo, debido a la condición de debilidad en que se encuentran los prestatarios que se beneficiaron de reestructuraciones de deuda y alargamientos de plazo en los tres últimos años.
