El Catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull, Santiago Niño-Becerra, hace una vez más un balance de la realidad que acompaña a la crisis financiera actual e intenta explicar todo aquello que está pasado, lo que no se dice y lo que no se entiende.
En este sentido, el experto señala en su artículo de La Carta de la Bolsa que hasta los más críédulos están dudando de lo que se dice pues "las versiones oficiales no cuadran con las percepciones de la ciudadanía". ¿Quíé está pasando realmente? Se pregunta Niño Becerra, quien resume la crisis en cinco problemas a nivel mundial.
Para el economista, el primer problema real al que nos enfrentamos es que "familias, países, personas, empresas, deben pagar una pasta que muchísimos de ellos no pueden pagar", mientras que el segundo caso es que "no se crece o se crece poquísimo porque el planeta está acostumbrado a crecer a críédito, un modo que ya no da de sí".
En tercer lugar, Niño-Becerra expone que "el crecimiento habido en estos últimos veinte años ha estado basado en el consumo de lo máximo posible de todo por parte de todos y de forma creciente, y la demanda ya ha agotado sus capacidad de endeudamiento" y esto lleva directamente al siguiente problema que radica en que "se ha estado suponiendo que la oferta de recursos era ilimitada, y ahora se sabe que eso no es así". Y finalmente, el quinto problema es que "cada vez es necesario menos factor trabajo".
Cambiar el modelo
Asimismo, Becerra destaca que estos problemas creados a partir del modelo económico que adoptamos en los años cincuenta son "irresolubles porque son problemas nacidos del funcionamiento del modelo, es decir, no es posible resolver esos problemas, hay que cambiar el modelo".
Pero, cómo se consigue esto. Pues bien, el Catedrático nos explica que este cambio de modelo "tiene consecuencias porque el nuevo modelo que hay que adoptar no estará basado en la abundancia sino en la escasez".
Para Niño Becerra, lo que está claro es que habrá que "asumir que un porrón de deuda no será pagada, que se producirá una caída abrupta en el crecimiento potencial, que el nivel de bienestar decrecerá para una gran mayoría, que el desempleo estructural del factor trabajo será muy elevado, que una proporción elevada de personas no van a ser necesarias para producir nada que nadie va a consumir".
No es una recesión
Lo que Niño Becerra destaca es que "lo único que depende de nosotros es cómo queremos que sea esta crisis: o terrible, horrorosa y salvaje, o muy mala, muy penosa y muy dolorosa. Yo, la verdad, escogería lo segundo. Y soy optimista: pienso que se escogerá, por instinto de supervivencia: por inevitabilidad".
Finalmente, el economista quiere dejar claro que esto no es una segunda recesión ni será una vuelta a la recesión, "lo que hoy sucede es un paso más en la crisis sistíémica que comenzó en el 2007, al igual que lo será la mayor caída que sucederá mañana. Pienso que sería útil que se fuese admitiendo eso, incluso por aquellos que ahora lo dicen aunque antes lo negasen".