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Autor Tema: Míéxico: Enfoque de economí­a y finanzas...  (Leído 339 veces)

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Míéxico: Enfoque de economí­a y finanzas...
« en: Septiembre 09, 2011, 05:41:20 pm »
Por...  Alejandro Gómez Tamez
 

 Una variable fundamental para el crecimiento económico de una nación es la inversión empresarial. Sin íésta, los esfuerzos de desarrollo serán limitados, ya que son los empresarios, con sus inversiones en nueves empresas y ampliaciones a las existentes, quienes crean las fuentes de trabajo y robustecen el mercado interno.   En este sentido, para que haya inversiones por parte del sector empresarial es necesario que exista un clima favorable y que se formen expectativas empresariales optimistas. ¿Usted cree que un empresario que piensa que caerán sus ventas ampliará su capacidad productiva y contratará más personal? La respuesta claramente es no. Pero por otra parte, es de esperarse que si un empresario espera mayores ventas, entonces decida ampliarse y contratar más personal.


 Así­, diversos estudios han encontrado que las expectativas empresariales actúan como determinantes de la producción industrial, siendo esta determinación bidireccional, confirmando la gran utilidad que pueden tener indicadores de expectativas empresariales para anticipar la dinámica productiva.   Dicho lo anterior, tenemos que la semana pasada el Instituto Nacional de Estadí­stica y Geografí­a (INEGI) dio a conocer los resultados de la Encuesta Mensual de Opinión Empresarial (EMOE) correspondiente al mes de agosto de 2011.

 En dicha encuesta se recaba la percepción de los empresarios sobre lo que aconteció con relación a nueve variables relacionadas con su proceso productivo. Así­, los resultados muestran en agosto un deterioro respecto al mes de julio en las expectativas sobre la mayorí­a de las variables consideradas en materia de actividad manufacturera.   Concretamente, y con base en cifras desestacionalizadas, descendieron las expectativas sobre la Producción; Utilización de planta y equipo; Demanda nacional de sus productos; Exportaciones, y las del Personal ocupado, mientras que solamente aumentaron las de Inversión en planta y equipo, e Inventarios en productos terminados.

 Sin embargo, respecto a las expectativas sobre la Inversión en planta y equipo para el mes en cuestión, íésta reportó una variación de 0.38 puntos con relación al mes de julio pasado, lo cual evidencia un deterioro de expectativas ya que tan sólo en el mes de junio de este año estíé indicador habí­a aumentado 1.58 puntos en relación a mayo pasado.

 De esta manera, podemos señalar que en general íéstas son malas noticias para las perspectivas de crecimiento de la producción y el empleo en el futuro, ya que es evidente la caí­da en las expectativas, y si los empresarios son pesimistas y frenan sus inversiones, entonces las posibilidades de seguir aumentando el empleo serán cada vez más bajas.   

 Ante estos datos entonces cabe la pregunta ¿Quíé debe hacer el gobierno federal para apuntalar las expectativas empresariales? Sin duda, la respuesta a esta pregunta puede ser extremadamente amplia y podrí­amos mencionar la relevancia de aprobar las reformas estructurales pendientes como la laboral, energíética y hacendaria. Sin embargo, sabemos que para desgracia de los mexicanos en lo que resta del actual sexenio no habrá mayores reformas en materia económica.   

 Así­ pues, las acciones del gobierno federal se limitan a lo que puede hacer sin la necesidad de tener una autorización del Legislativo. En este orden de ideas, más allá de lo que pueda hacer la Secretarí­a de Economí­a para frenar el programa de desgravación arancelaria unilateral iniciado por Míéxico en 2008 y el apoyo que pueda dar a los sectores productivos para combatir prácticas desleales de comercio internacional, quien si puede tomar acciones en el cortí­simo plazo es el Banco de Míéxico (Banxico).   

 Y es que una excelente señal a la planta productiva nacional podrí­a ser enviada por el Banxico si decidiera disminuir su tasa de interíés de referencia de 4.5 por ciento actual a un 4.25 por ciento.   

 Esta señal serí­a positiva por múltiples razones: Primero, porque en la medida en que bajen las tasas de interíés de referencia, es de esperarse que las demás tasas de interíés se ajusten a la baja en consecuencia, apoyando con esto el aumento del críédito al consumo y la inversión productiva.   

 Otro aspecto positivo es que la baja en las tasas de interíés disminuirí­a el ritmo de entrada de capitales especulativos y de corto plazo al paí­s, lo que llevarí­a al tipo de cambio peso-dólar a una paridad más cercana a lo que deberí­a ser su valor real (unos $13.30 pesos por dólar en base a los diferenciales de inflación acumulados desde 1997 a la fecha). 

 Un dólar más caro para los mexicanos tendrí­a la ventaja de que limitarí­a las importaciones de bienes intermedios y de consumo final, y es un remedio natural para la subvaluación de mercancí­as en aduanas. Esto sin duda ayudarí­a a la planta productiva nacional a incrementar la producción y el empleo. Y es que hay que recordar que tan sólo de China en el año 2010 importamos mercancí­as por más de $45 mil millones de dólares, por lo que el comprarles menos beneficiará a los fabricantes nacionales.   

 Con respecto al punto anterior sólo quisiera comentar que mucho se ha dicho sobre las ventajas del comercio internacional y un dólar barato para que los consumidores nacionales puedan acceder a productos más económicos.

 Pero la realidad es que las importaciones de ciertos productos provocan la píérdida de empleos a nivel nacional (en la última díécada se perdieron 700 mil empleos en Míéxico en el sector manufacturero) y entonces ¿de quíé sirve que haya productos más baratos si eso ocurre a costa de que la gente pierda su empleo y se debilite el mercado interno? Desde luego que la prioridad debe ser la  conservación de lo empleos. 

 Cabe señalar que la baja en las tasas de interíés es una cuestión viable en estos momentos, ya que la inflación anualizada al mes de agosto de este año se ubicó en 3.42 por ciento, y la expectativa es en el sentido de que íésta se mantendrá estable, lo que implica que las tasas de interíés pagadas por los instrumentos de inversión en pesos continuarí­an pagando rendimientos reales positivos.       

 Por su parte,  ante el riesgo de que se agrave la desaceleración económica en los paí­ses desarrollados (especialmente en la Unión Europea y Estados Unidos) y ante la posibilidad de que la oferta monetaria a nivel global continúe aumentando, lo natural es ir en este mismo sentido y relajar la polí­tica monetaria en Míéxico (bajar tasas de interíés), para evitar un fortalecimiento artificial del peso mexicano y un mayor deterioro a la planta productiva nacional con importaciones baratas.     

 Así­ pues, parece que si de lo que se trata es de crear expectativas positivas para los empresarios para fomentar la creación de empleos y la producción, el Banco de Míéxico tiene mucho que hacer en ese sentido. La semana entrante mencionaremos el papel que juega el Paquete Fiscal 2012 en la estimulación del empleo y la producción.


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