Los ministros de Finanzas de los países ricos del G7 buscaron el viernes una respuesta coordinada para reactivar sus economías, mientras los mercados sufrieron bajas por dudas sobre los bancos europeos y el plan de estímulo en Estados Unidos.
Al concluir la primera jornada, el ministro francíés de Finanzas Franí§ois Baroin, dijo que los países ricos del G7 están decididos a dar una "respuesta internacional fuerte y coordinada" para responder a los desafíos planteados por la debilidad del crecimiento mundial.
El ministro francíés, cuyo país preside actualmente el G7 (Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón, Italia, Gran Bretaña y Canadá), precisó que el G7, logró encontrar "un punto de equilibrio" entre la difícil tarea" de combinar reducción de los díéficits y apoyo al crecimiento.
"Tuvimos discusiones importantes a ese respecto y ese punto de equilibrio, logramos encontrarlo", aseguró ante la prensa, al tíérmino de la primera jornada de la reunión.
Frente a las "inquietudes", hay "necesidad de un esfuerzo concertado a nivel internacional para apoyar un crecimiento fuerte, durable y equilibrado", añadió Baroin.
Al referirse a la preocupación de los europeos por reducir sus díéficits, el ministro francíés aseguró que se necesitan "planes de consolidación presupuestal equilibrados y favorables al crecimiento".
Por su parte, el ministro británico de Finanzas George Osborne dijo tras la primera jornada que los países ricos del G7 progresan con miras a establecer un programa concertado destinado a apoyar el crecimiento mundial.
"Lo que es importante ahora es un programa internacional concertado para tratar el problema de la crisis de la deuda y apoyar el crecimiento", declaró Osborne, citado por un portavoz británico.
"Pienso que estamos progresando para llegar a ese objetivo", agregó. Osborne añadió que hay un "amplio apoyo" al programa de 477.000 millones de dólares propuesto el jueves por el presidente estadounidense Barack Obama.
Osborne había reiterado antes este mismo viernes en Londres la determinación de su país a continuar su plan de austeridad, pese a la advertencia de la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, contra políticas de saneamiento presupuestal muy severas.
Lagarde, llamó a los ministros y gobernadores de los bancos centrales del G7 a actuar "con audacia" para alejar el espectro de la crisis de la deuda en países de la Eurozona y de una nueva recesión en el mundo industrializado.
"El mensaje clave que quiero transmitir hoy día es que los Estados deben actuar ahora y actuar con audacia" para enfrentar "una fase llena de peligros", dijo Lagarde en Londres, antes de viajar a Marsella.
Esas preocupaciones se hacen eco de un informe divulgado la víspera por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que admite el riesgo de que algunos países ricos caigan en una nueva recesión y de que la crisis de la Eurozona se agrave.
La OCDE, al igual que el BCE, revisaron a la baja sus proyecciones de crecimiento económico de los países del G7, que crecerán en promedio menos de un 1% en el segundo semestre de este año.
Lagarde reiteró su políémico llamado a una recapitalización de los bancos europeos.
El secretario estadounidense del Tesoro, Timothy Geithner, instó igualmente a Europa a asumir "un compromiso inequívoco para respaldar el sistema financiero europeo", pero excluyó una acción concertada de los bancos centrales del G7 sobre el mercado.
Los mercados mantienen sin embargo un fuerte escepticismo frente a todas esas iniciativas.
El escepticismo se vio reforzado este viernes por la renuncia del economista jefe del BCE, Jurgen Stark, quien había manifestado últimamente su desacuerdo con los programas de compra de bonos de los países más golpeados por la crisis de la deuda en la Eurozona.
El anuncio aceleró el derrumbe, particularmente fuerte en el sector bancario. La Bolsa de París perdió un 3,60%, la de Londres un 2,35%, la de Fráncfort un 4,04%, la de Madrid 4,44% y la de Milán 4,93%).