De acuerdo con Gabriela Siller, directora de Análisis Económico-Financiero de Base, Grecia tendría que emitir nuevamente su moneda, vería seriamente afectada su capacidad para emitir deuda, crecería su inflación y su Producto Interno Bruto (PIB) seguiría a la baja.
Si bien las inversiones saldrían volando y su población perdería fuertemente poder adquisitivo, el país helíénico sería capaz de incentivar exportaciones vía devaluación de su divisa y con eso podría mejorar un poco su economía.
Además, se emitiría una señal al mercado y se quitarían los incentivos perversos a aquellas economías que tengan la intención de endeudarse más allá de lo permitido, resaltó.
En contraste, señaló Siller, de continuar Grecia en la Zona Euro seguirán las especulaciones, volatilidad y contagio hacia otros países, sobre todo porque ha incumplido con los planes de austeridad propuestos y su recaudación sigue a la baja.
Probablemente, dijo, el euro se depreciaría al inicio pero despuíés regresaría a su equilibrio dado que el mercado hablaría sobre quiíén sería el siguiente en salir.
Además su viabilidad ya no sería tan fuertemente cuestionada, ya que la situación de los otros países es muy diferente a la de Grecia por lo que la especulación duraría poco y terminaría la llamada crisis de los altos díéficit fiscales.
La especialista de Base resaltó que el Euro ha pasado de ser la moneda que podría sustituir al dólar como moneda reserva, a ser la fuente de mayor especulación.
Recordó que durante la crisis financiera se habló mucho del dólar en el sentido de su cumplimiento o no con los requisitos para ser moneda de reserva, pues el euro parecía ser la mejor solución, debido a que no tenía problemas en su economía que derivaran en una crisis.
Sin embargo, aparecieron los díéficit fiscales de los llamados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España por sus siglas en inglíés) y se rompió el paradigma del euro fuerte