KABUL - La nueva generación de jóvenes afganos con sus coches vistosos y vestidos a la última moda, enriquecidos gracias a diez años de ocupación occidental, se preocupan por el incierto futuro de su país cuando se vayan los soldados extranjeros.
"Los negocios florecen, he ganado muy bien mi vida desde que se fueron los talibanes", dijo Sayed Habib, de 34 años, propietario de una tienda de confección en uno de los elegantes centros comerciales de Kabul.
Como numerosos habitantes de Kabul, Sayed Habib se ha beneficiado del nuevo poder adquisitivo de los miles de afganos que trabajan directamente para la OTAN o las organizaciones internacionales, o que comercian con ellas.
Pero estos empresarios temen la retirada de los 140,000 soldados de la coalición dirigida por Estados Unidos - iniciada en julio y que se supone culminará en 2014.
Según ellos, y tambiíén según los expertos, casi unánimes, la retirada llevará ineluctablemente a una guerra civil o al retorno de los talibanes al poder.
En todo caso al final de sus negocios.
Afganistán recibe $15,000 millones por año de ayuda extranjera destinados a la reconstrucción del país, a la formación y al equipamiento de las fuerzas de seguridad (ejíército, policía). Pero esta fuente se irá agotando a medida que los soldados de la fuerza internacional partan del suelo afgano.
Un informe del Senado estadounidense del mes de junio estimaba tambiíén que esta retirada podría provocar "una severa depresión económica".
Ahmad Lais posee dos casas en Kabul, se viste con trajes de estilo occidental y conduce un flamante todoterreno Toyota.
"Volví a Afganistán en cuanto cayó el ríégimen de los talibanes" a fines de 2001, relató. "Nuestra empresa obtuvo un contrato para abastecer en gasolina a las tropas internacionales. Los beneficios los invertí en la construcción de dos nuevas plantas y contratíé a 150 personas".
El hombre está orgulloso de producir material de construcción "utilizado en miles de casas que se construyen en Kabul", pero sus ventas de gasolina a las tropas de la OTAN no paran de disminuir.
La doble retirada
Khan Jan Alakozai, vicepresidente de la Cámara de Comercio e Industria de Afganistán confirma que el anuncio de la partida de las tropas extranjeras llevó a muchos empresarios a irse.
"Tratamos de darles garantías sobre la seguridad de sus inversiones, pero constatan por sí mismos la situación, cuando ven que incluso la embajada estadounidense en Kabul no está segura", dijo, refiriíéndose al osado ataque contra el edificio en pleno centro de la capital el 13 de septiembre.
"Todo el mundo hizo inversiones en Afganistán pensando que Estados Unidos y la OTAN se quedarían aquí durante mucho tiempo (...) Por el momento no se puede contar con las fuerzas de seguridad afganas", que quedarán a cargo del territorio, lamentó Khan Jan Alakozai.
Haji Zabiulá, concesionario de automóviles, es de los que prevíé partir, para irse por ejemplo a Dubái. "No es imposible que traslade mis inversiones si se van los estadounidenses", afirmó.
Un privilegio poco común en este país que sigue siendo uno de los más pobres del mundo.