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Autor Tema: EFSF, UN CALLEJí“N SIN SALIDA  (Leído 308 veces)

Orpheo

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EFSF, UN CALLEJí“N SIN SALIDA
« en: Octubre 06, 2011, 06:45:42 pm »
El objetivo es claro: utilizar el Fondo de forma más eficiente. Pero, sin aumentar su tamaño (las garantí­as otorgadas por los paí­ses) ante la oposición de algunos gobiernos como el alemán. ¿Su apalancamiento? La eficiencia se puede conseguir maximizando los recursos disponibles. Se podrí­a apalancar, aunque antes precisarí­a bien tener licencia bancaria bien utilizar un vehí­culo que la tuviera.

 

Con todo, la discusión sobre este tema es superflua cuando algunos gobiernos (de nuevo, serí­a el alemán entre otros) tambiíén rechazan esta posibilidad. Incluso el FMI no la ve con buenos ojos. Aunque parece contar con el favor del ECB, sin concretar si será precisamente la autoridad monetaria europea la contrapartida de este apalancamiento. Y luego está la flexibilidad en su utilización. Comprar deuda pública en el mercado, en principios primario y secundario.

 

Pero, ¿y la deuda de los bancos? Bueno, de esto se puede ocupar el propio ECB. Quizás tambiíén el EFSF, aunque esto no está claro. Lo que sí­ parece evidente es que se descarta que el Fondo pueda posicionarse en el capital de las entidades financieras: esto les corresponde a los gobiernos. Y como he dicho antes, será el EFSF el que compre su deuda si no hay alternativas de financiación en el mercado o simplemente si el mercado ha dejado de funcionar.

 

Vayan sumando. ¿Habrá suficiente dinero con los 440 bn. efectivos del EFSF? No lo creo. Será preciso que el ECB siga interviniendo en el mercado a travíés del SMP. Y dando liquidez a las entidades financieras, en caso de que la crisis de confianza se mantenga en el tiempo. Además, una situación, la dependencia de liquidez, puede agravarse si los elevados vencimientos de papel en los próximos meses no se renuevan en el mercado. Los datos de emisión bruta durante el Q3 desde entidades financieras, como las españolas, han sido claramente frustrantes.

 

¿Quíé cifra de garantí­as supondrí­a un nivel suficiente para dar confianza al mercado? ¿2 tr.? ¿quizás algo más?. Rechazado como tope la cifra actual de garantí­as de 720 bn. sólo resta apalancarla. Si partimos de la cifra efectiva actual y reservamos tanto el futuro paquete financiero para Grecia (el segundo), los desembolsos futuros para Irlanda y Portugal y una cifra cercana a 75/100 bn. para capital de la banca, la cifra resultante cercana a 200 bn. EUR es claramente insuficiente. A travíés del ECB, siendo contrapartida de operaciones repo, el EFSF podrí­a ampliarla como fuera preciso. Pero el EFSF no es contrapartida del ECB y cambiar su estatus requerirí­a un nuevo acuerdo y ratificación posterior por cada paí­s. No, muy complicado e incierto. El BEI ha rechazado que sea la institución que actúe de contrapartida, pero su nombre sigue encima de la mesa.

 

Otra posibilidad es que sea el propio ECB que a travíés de las propias garantí­as desde el EFSF actúe en el mercado de deuda pública. Posible, pero en este caso serí­a el mandato de la autoridad monetaria europea el que quedarí­a cuestionado. Ayer mismo el FMI tambiíén rechazó que pueda salir al mercado a comprar deuda de los paí­ses. Un callejón sin salida. O una salida que sólo puede ser encontrada en un escenario de estríés.

 

Pero antes de pensar en todo esto debemos conseguir que los paí­ses, todos los paí­ses, ratifiquen los cambios del EFSF en tíérminos de mayores garantí­as y mayor flexibilidad en su operativa. Y en este caso las miradas se centran en Eslovaquia. Ayer mismo su Primer Ministro rechazó que se haya alcanzado un acuerdo polí­tico que permita superar el escollo de la aprobación del Parlamento sin problema. Al menos se ha adelantado el voto al 11 de octubre desde el 27 de octubre inicial. Probablemente como ha ocurrido con Finlandia y su demanda de garantí­as, el acuerdo final pase por ofrecer contrapartidas al Paí­s con respecto a potenciales futuros rescates.


En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.