INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: LA INVASIí“N SILENCIOSA  (Leído 2360 veces)

Scientia

  • Administrador
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 32.390
  • Karma: +0/-1
  • Sexo: Femenino
LA INVASIí“N SILENCIOSA
« en: Mayo 29, 2008, 10:12:36 pm »
   
   

Entre los seguidores e investigadores del fenómeno ovni existen diversas y encontradas opiniones acerca de la posibilidad de una invasión por EBEs (Entidades Biológicas Extraterrestres), algunos creen que ya se ha producido. Tambiíén hay controversia respecto a la bondad o maldad de los visitantes espaciales o astrales, están los que piensan que hay que prepararse para una invasión militar en toda regla, ya que íésta es inminente, hasta los que ven en ellos a los nuevos mesí­as que nos salvarán de los yugos autoimpuestos por nuestra ignorancia.

Ya hace muchos años el conocido general MacArthur hablaba abiertamente de la posibilidad de una invasión procedente del espacio exterior; incluso se rumoreó insistentemente que la causa de su inexplicable destitución tras la brillante campaña de Corea fueron sus discrepancias con Truman acerca de este tema.

En el gran congreso celebrado hace unos años en Acapulco sobre el fenómeno ovni, al que asistieron prácticamente todos los especialistas mundiales sobre el fenómeno, el cientí­fico y militar retirado del ejercito húngaro Mayor Colman VonKeviczky, planteó la tesis de la invasión extraterrestre desde un punto de vista estrictamente militar, al estilo de Idependence Day. A partir de entonces, no ha cesado de alertar a los grandes lí­deres mundiales de este peligro. De hecho, en la reunión que tuvo lugar en Naciones Unidas para estudiar el tema de los ovnis, VonKeviczky fue invitado y expuso allí­ su idea. El militar continúa insistiendo en su tesis, y en el congreso de la ciudad de Míéxico hizo entrega a diversos investigadores del fenómeno ovni de una copia de una carta del presidente (en aquellos momentos) Clinton en respuesta a la suya en la que le instaba a que se estudiase la probabilidad de una invasión por EBEs. Clinton le daba las gracias amablemente, aunque no pueda afirmarse a ciencia cierta si tomó en consideración alguna de sus propuestas, pese a su conocido interíés por el tema de los ovnis. De hecho, se rumoreó que en su último mandato iba a hacer público todo lo referente a la cuestión, cosa que no sucedió como era de prever. Quizá simplemente porque no conoce toda la materia existente en el tema de los EBEs y los ovnis. Lo lógico es pensar que el presidente sí­, sin embargo, quizá la realidad sea muy diferente.
Al principio de los años cincuenta (líéase el informe "matrix") el propio Gobierno de los EE.UU. fundó un grupo formado por doce personas, llamado MJ-12 (Majestic-12), con el fin de controlar todo lo referente a los ovnis. Esta información salió a la luz de una manera extraña y ciertamente sospechosa. Aunque en 1982, Jaime Shandera recibiera un rollo de pelí­cula con íésta y otras muchas informaciones adicionales de gran trascendencia, la existencia de este grupo sigue siendo hoy dí­a motivo de controversia. Sin embargo, estas noticias supusieron un cambio en la investigación del fenómeno ovni. Stanton Friedman, cientí­fico serio y respetable, analizó los documentos concienzudamente y no le cabe duda de su autenticidad.

La invasión de los "grises"

Algunos investigadores van aún más allá. Creen
que de alguna manera hemos sido invadidos y que estamos casi a merced de una raza extraterrestre procedente de Rigel. Se trata de los llamados "grises", vistos con regularidad en algunas zonas del planeta.


 
 
Primera página del informe preliminar Majestic 12 

Veamos en que consiste esta invasión. Según algunos investigadores, el citado MJ-12 habrí­a ido desarrollando a partir de 1947 diferentes proyectos para estudiar y encubrir el tema de los ovnis. Concretamente, y siempre según íéstos, el proyecto Platón se creó con el fin de establecer relaciones diplomáticas con los diversos EBEs y llegar a acuerdos con ellos para evitar hostilidades. Así­, despuíés del primer contacto en la base de Holloman en abril de 1964, continuaron las conversaciones en sucesivas reuniones y el MJ-12, en representación del Gobierno norteamericano, hizo una especie de trato con una de las razas aliení­genas. Este convenio consistí­a a grandes rasgos, en una total libertad de movimientos en nuestro planeta, permitiíéndoles el secuestro de seres humanos y animales a cambio de tecnologí­a antigravitatoria. Este "bombazo", informativo, dividió a los ovní­logos norteamericanos en dos bandos, por el momento irreconciliables. Los más racionalistas creen que no hay nada de verdad en todo eso. Otros, por el contrario, creen que es cierto, cuanto menos en parte. Incluso se dice que el doctor Edward Teller, padre de la bomba de hidrógeno, habrí­a estado en los túneles de Nevada trabajando en la puesta a punto de una bombabarreno para destruir a los extraterrestres. Según la opinión de algunos, parece ser que se hallan en posesión de esta arma letal que utilizan ya en algunas bases subterráneas. Tal ingenio bíélico habrí­a sido desarrollado en virtud del proyecto Excalibur, creado en 1972, y consistirí­a en emisiones de ondas pulsátiles de baja frecuencia y gran poder destructivo.
En los cuatro últimos años de su mandato, el presidente Reagan habló en varias ocasiones sobre el tema de los EBEs. Habló sobre el tema de la amenaza y de nuestra obligada unión (incluso con sus "odiados" vecinos soviíéticos) si eso sucediera. Pero, ¿son estas reiterativas palabras fruto del sentido común o, por el contrario, se trata de un test a propósito de algo que se está cociendo en las altas esferas del poder? Me explicaríé, aunque para ello tenga que dar un pequeño rodeo.


En 1963 se celebraron una serie de reuniones secretas, la primera y la última en un lugar llamado Iron Mountain, A ellas asistieron militares, polí­ticos y cientí­ficos de distintas disciplinas. Se trató, entre otros, del tema de la conducción y control de las masas en íépocas de paz y se llegaron a conclusiones tan nefastas para la humanidad, como que las guerras eran necesarias y que una sociedad orientada hacia la guerra es mucho más estable y creativa que una sociedad pací­fica (esta conclusión a la que llegaron, me hace recordar que los servicios secretos de la mayor potencia mundial fallaron estrepitosamente en el atentado del once de septiembre, y a consecuencia el paí­s entro en estado de guerra en un momento en que la economí­a mundial entraba en recesión ¿curioso verdad?). Llama la atención en este informe que una de las maneras para controlar a las masas como sustituto de la guerra sea precisamente la amenaza de una invasión extraterrestre. El informe dice textualmente: "El más ambicioso e irreal de los programas del espacio exterior no puede de por sí­ generar una amenaza creí­ble procedente de extraterrestres. Sin embargo, se debatió mucho que tal amenaza serí­a la mejor esperanza para la paz al unir a la humanidad contra el peligro de destrucción por EBEs". Este punto está directamente relacionado con las palabras de Reagan. 
Recreación del rostro de un "gris"


 
La unión de las naciones del mundo es algo que suena muy bien, pero que entraña peligros ciertos: todos unidos bajo el Nuevo Orden Mundial, al que aludí­a Reagan, posteriormente Bush padre, Clinton y actualmente Bush hijo, serí­amos una masa mucho más manipulable e indefensa.
Pero como nos darán la noticia es hoy por hoy una conjetura, ¿Cuál será esa noticia? ¿Nos informarán simplemente de que los ovnis existen y de que están aquí­? ¿Nos dirán tambiíén que tenemos que unirnos para luchar contra el invasor? En este caso, el informe Iron Mountain habrá tenido el uso para el que un dí­a de 1963 fue elaborado. De momento, sabemos que el Gobierno norteamericano goza de la tecnologí­a suficiente como para orquestar todo un simulacro de desembarco, naves incluidas.
Esta tecnologí­a capaz de fabricar ovnis se copió, según algunos investigadores de la aliení­gena. Las pruebas de tales prototipos secretos se estarí­an realizando sobre Groom Lake, una base restringida al norte de Las Vegas, en Nevada, conocida tambiíén como írea 51, habitualmente utilizada para probar aviones espí­a como el SR-71 Blackbird y su sucesor, el Aurora. En la actualidad se sabe que tienen artefactos muy por encima de la familia de los SR-71, que, según Bill Hamilton, "harí­an enmudecer al propio George Lucas". 
Otros investigadores, por el contrario, opinan que el fenómeno es beneficioso. El cientí­fico James Hurtack admite que hay varias especies visitando la Tierra desde hace tiempo. Algunas, entre las que incluye a los causantes de las mutilaciones de ganado y ciertas abducciones traumáticas, son nefastas para la raza humana, en tanto que los que íél denomina los "divinos" serí­an beneficiosos y estarí­an ayudando al hombre en su evolución.
Robert Dean admite que el componente hostil es muy grande sin justificación aparente, pero que el contacto con ellos puede ser positivo y que, además, está a punto de producirse. Igualmente, se inclina a pensar que existe algún tipo de pacto entre ciertos Gobiernos y alguna raza de EBEs. La opinión de Dean, sin embargo, no resulta tan fiable. Su manera de actuar es, por lo menos, sospechosa: como buen militar, aunque ya retirado, puede ser que estíé más activo que nunca, trabajando para su Gobierno. Lo mismo ocurre con el coronel Wendelle Stevens, cuya función en todo este juego de los ovnis no está nada clara.
Area 51
 
El gran encuentro

Budd Hopkins, tan acostumbrado a tratar con personas traumatizadas por el fenómeno de la abducción con implicaciones sexuales, está aterrado, según decí­a hace poco. Cree, además, que la cosa va a explotar en los próximos cinco o diez años porque "hay ya demasiado hí­brido".
El psiquiatra John Mack, igualmente con gran experiencia en abducidos, comparte la idea de que el gran encuentro se aproxima, pero cree que, a pesar de lo negativo que es en apariencia, resulta positivo para la raza humana.

La opinión del doctor Mack no deja de ser sorprendente viniendo de alguien que, como íél, conoce bien el psiquismo humano. La influencia y el dominio de una sociedad más avanzada sobre otra menos desarrollada siempre ha traí­do consecuencias funestas para esta última. En la reunión de astrónomos y cientí­ficos de diversas ramas celebrada en 1971 en el Observatorio Astrofí­sico de Byurakan (Armenia), en que participaron 54 expertos con el objeto de estudiar la posibilidad de comunicación con inteligencias extraterrestres, alguno de ellos dijo textualmente que tal comunicación serí­a "un terremoto para la cultura humana y íésta correrí­a el peligro de desintegrarse".

El ex alto dirigente de la CIA Ví­ctor Marchetti confesó cuando ya estaba retirado, que los altos mandos militares y polí­ticos de la nación creí­an que una aparición súbita de seres inteligentes procedentes de otros mundos acabarí­a con la gobernabilidad de los pueblos, ya que causarí­a una rebelión. Tsiolkovsky, el padre de los viajes espaciales rusos así­ como otros famosos astrónomos y astrofí­sicos de la talla de Anthony Hewish, Zdenak Kopal y Clyde Tombaugh piensan lo mismo y a sus nombres habrí­a que añadir una larga lista de cientí­ficos, intelectuales e investigadores del fenómeno ovni desde hace díécadas.

Posiblemente, el argumento de Independence Day, aunque dramático sea mucho menos sórdido de lo que está sucediendo en la realidad. No hay que ser demasiado "conspiracionista" para ver claramente que estamos a merced de un grupo de cratomaní­acos que, poco a poco, y por diferentes míétodos, a veces muy sutiles, han ido tejiendo su fina red sin que la gran masa sospeche nada. Probablemente debamos colocar sobre el víértice de la pirámide a los ovnis. Están ahí­ casi desde siempre, movidos por unas intenciones que se nos escapan, manejándonos como peones de un juego cuyas reglas ignoramos. De ser todo ello cierto, cabrí­a el consuelo de imaginarnos como una pieza más de algún plan a escala cósmica. Lo que en modo alguno resulta consolador es albergar la fundada sospecha de que unos pocos, los de siempre, intentan una vez más vendernos al resto por treinta monedas, aunque en esta ocasión estíén acuñadas en cualquier lejano rincón de la galaxia.