Año 2011. Recapitulemos. Los mercados de renta fija y privada atraviesan una fuerte crisis basada en la confianza y en la capacidad de los estados europeos para poder afrontar sus deudas.
Una crisis agravada por la falta de liquidez, especialmente en el sector financiero del Viejo Continente. Es decir, que pronto se hace patente la necesidad de grandes inyecciones de pasta, y se apela al sector privado para que echen una mano a los Bancos Centrales, que no dan abasto.
La pregunta es: ¿quiíén tiene ese dinero? La respuesta viene dada en tres lenguas: árabe, noruego y mandarín. Los principales fondos soberanos del mundo, por patrimonio, hablan estos idiomas. Y poco a poco, la renta fija y la variable de los países desarrollados, tambiíén.
Quíé papel desempeñan
Tradicionalmente, la figura del caballero blanco dentro de la economía financiera se refiere al inversor (bien una persona física, bien una jurídica) que se ofrece de forma amistosa a aportar dinero para sacar de apuros a una empresa que estíé sumida en un proceso de opa hostil. Pero las circunstancias han añadido un nuevo significado a esta expresión, para referirse al inversor que quiere poner parte de su capital en un proyecto que estíé pasando apuros económicos.
Y aquí han entrado en juego, desde el crash de 2007, los vehículos financieros creados por diversos Estados para poder gestionar inversiones, típicamente acciones y bonos. Se trata, pues, de fondos multimillonarios que, al igual que otros productos de inversión, están constantemente interesados en la búsqueda de nuevos activos y en diversificar su cartera, algo muy beneficioso para las grandes corporaciones en las que suelen invertir.
Pero en los que, a diferencia de los fondos privados de inversión, las rentabilidades que generan repercuten directamente en los habitantes del Estado que los gestiona, bien mediante aportaciones a las pensiones o bien ejerciendo como un agente estabilizador de la economía local.
De ahí que los rumores de una posible contribución de estos fondos suelan ejercer un efecto balsámico sobre el mercado que solicita la ayuda en cuestión... o efectos adversos sobre esos mismos mercados, si se esfuman las posibilidades de que uno de estos caballeros despliegue sus armas. Por ejemplo, que durante la reunión del G-20 ningún país no europeo se interesara por aportar dinero a la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (coloquialmente, fondo de rescate), donde de hecho ya hay dinero chino, ha sido interpretado como el peor de los augurios para la eurozona. Y además, en el caso chino, con la condición sine qua non de que Europa aceptase oficialmente su condición de economía de mercado, una categoría que le podría ayudar a eludir las acusaciones de dumping (rebajar los precios) por parte de otras naciones que compiten en materia de divisa, líéase EEUU.
Otro ejemplo del papel que tienen los fondos soberanos se vio cuando estalló la guerra civil en Libia; dos de los valores más castigados en bolsa fueron la petrolera Eni y el banco Unicredit, donde el fondo soberano libio controla un 1 por cienot y un 2,6 por ciento de su capital.
Quiíénes son y dónde están
Según el Instituto de los Fondos Soberanos (SWF Institute en inglíés), organización dedicada al estudio de este tipo de vehículos de inversión, los tres mayores fondos soberanos del mundo son el Abu Dhabi Investment Authority (ADIA), perteneciente a este emirato del Golfo, con un patrimonio de 627.000 millones de dólares; el Fondo de pensiones de Noruega, con 571.500 millones de dólares en activos; y el SAFE Investment Authority, uno de los fondos soberanos de China, que controla 567.900 millones de dólares (según estimaciones del SWF Institute, los cinco fondos soberanos chinos controlan un patrimonio conjunto cercano a un billón y medio de dólares).
El origen de los dos primeros está en el capital que obtienen ambos países de la exportación de crudo, mientras que en el tercero, procede de la reserva de divisas de la República Popular de China. Entre el ranking de los diez primeros que maneja esta institución tambiíén se cuelan el fondo de Arabia Saudi, otros tres de nacionalidad china, dos fondos de Singapur y el de Kuwait, el más antiguo al haber sido fundado en 1953.
¿Dónde invierten?
Según reza en la página web oficial de ADIA, el fondo de Abu Dhabi que funciona desde 1976, su filosofía de inversión se centra en "mirar más allá de los ciclos económicos individuales y centrarse en estrategias dirigidas a capturar tendencias y sobreponderar al mercado en el largo plazo".
En román paladino, la mayor exposición del fondo soberano de Abu Dhabi es a renta variable de países desarrollados (entre un mínimo del 35% y un máximo del 45%) y a renta variable de países emergentes y deuda soberana, en ambos casos con una horquilla entre el 10 y el 20%.
El resto de sus inversiones se reparte entre compañías de mediana capitalización, infraestructuras, inmobiliario, críéditos, compañías privadas e inversiones alternativas, con una liquidez que oscila entre el 0 y el 10%. Tambiíén según datos del ADIA, su mayor exposición territorial es en Norteamíérica, entre el 35 y el 50 %, seguido por Europa (25-35 por ciento), Asia desarrollada (10-20 por ciento) y mercados emergentes (15-25%). En realidad, al igual que hacen las autoridades económicas chinas, el fondo está dividido en distintos productos que invierten por sectores.
Así, en el caso del dragón asiático, el SAFE (acrónimo de State Administration of Foreign Exchange) destinó durante el primer trimestre de 2011 (últimos datos disponibles) 84.700 millones de dólares en la parte financiera, de los cuales 44.800 millones se emplearon en inversiones directas, con resultados más bien desiguales, dado que las inversiones en el extranjero lastraron los resultados. Además, arrojaron rentabilidades negativas las posiciones en renta variable, bonos y obligaciones. Asimismo, en la partida destinada a otras inversiones (valorada en 42.500 millones de dólares), el fondo tiene posiciones en deuda emitida a corto y largo plazo, en hipotecas, divisas y depósitos.
La semana pasada, el diario MarketWatch informaba de que los dirigentes de la República Popular de China se estaban planteando una nueva reestructuración de sus instrumentos de inversión para separar las inversiones domíésticas de sus posiciones en otros países.
¿Y Noruega?
Dejamos para el final el segundo fondo soberano del mundo por número de activos bajo gestión, el noruego, por estar regido por una filosofía un tanto distinta a los anteriores. P
ara empezar, se trata de un vehículo en el que la íética tambiíén tiene un papel importante a la hora de buscar inversiones que reviertan en las pensiones de los noruegos. De ahí que no invierta en tabaqueras, en fabricantes de armas "que violen los principios humanitarios fundamentales" o en compañías que vendan armas o material militar que incumplan esos principios, ni en industrias que atenten contra el medio ambiente.
La segunda razón que distingue al fondo noruego es su mayor transparencia. A día de hoy, el fondo del país nórdico -gestionado a travíés del Banco de Noruega o Norges Bank- se enorgullece de ser uno de los de su categoría con las inversiones mejor documentadas. Y sus posiciones dan muchas pistas a otros inversores: por ejemplo, en EEUU está presente en todas las compañías del Dow Jones, salvo en Boeing, con participaciones que no alcanzan el 1 por ciento de su capital. En conjunto, su exposición al principal indicador de bolsa estadounidense asciende a casi 23.000 millones de dólares (22.899,40 millones concretamente), que equivale a un 0,63% de la capitalización de dicho índice.
En Europa la cosa cambia, pues el fondo está presente en todas las compañías del EuroStoxx 50, salvo en Wolkswagen, y con posiciones superiores al 1 por ciento salvo en tres casos, Inditex, BMW y RWE. En cambio, las mayores posiciones están en el capital de E.On (5,9 por ciento), la irlandesa CRH (2,9 por ciento) y Telecom Italia (2,6 por ciento). En conjunto, Noruega tiene invertidos en el principal índice de referencia de la Eurozona unos 27 millones de euros, que equivalen a un 1,58% de la capitalización del índice.