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Autor Tema: "Para ser francos, los tenemos cogidos por las..."  (Leído 369 veces)

Orpheo

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"Para ser francos, los tenemos cogidos por las..."
« en: Noviembre 19, 2011, 10:23:00 am »

Antes de ayer asistí­ a una charla coloquio en la Escuela Lacaniana de Psicologí­a sobre los cambios actuales de sí­mbolos y su implicación en algunos movimientos sociales surgidos recientemente. Ya, ya, no me pregunten el motivo.

Entre las cosas que me llamaron la atención, y que entendí­ (no muchas pues los psicoanalistas tienden a hablar con una jerga que excluye de sus conversaciones al resto de los mortales), fue la afirmación de uno de los ponentes abogando porque Europa deberí­a salir del control de Alemania. O más concretamente la Europa Latina. Su propuesta fue bien recibida por el auditorio.

Defendí­a este psicoanalista argentino, una emancipación del control alemán. No explicó como, pero no percibí­ mucho entusiasmo por el paí­s germano. Supongo que si lee este artí­culo, su opinión se va a ver muy reafirmada. Una reafirmación Lacaniana, por supuesto.

 

Bill Powell, editor de Fortune, cuenta una aníécdota de una de las mesas redondas del pasado World Economic Forum anual en la India. Es tan ilustrativa de la situación actual que no hemos podido dejar de publicarla. Powell dice así­:

 

Estaba moderando una mesa redonda en el Foro Económico Mundial de la India, y en medio de una corriente incesante de optimismo sobre los mercados emergentes, yo realicíé la siguiente reflexión.

 

Miren, dije, nací­ pesimista. Por el bien del argumento asumamos el peor de los escenarios, o casi el peor, para Europa. No creo que el euro pueda sobrevivir en la forma actual, y creo que Europa está en una profunda recesión. ¿Cuál serí­a el impacto sobre India, China y otras naciones en desarrollo, particularmente de ífrica?

 

Olví­dense de la respuesta que se dio en esa mesa redonda, que fue la esperada. Lo que es interesante es lo que sucedió despuíés, durante una pausa para el cafíé, cuando me metí­ en una discusión entre dos ejecutivos alemanes que asistí­an a la reunión.

 

Por la naturaleza de esas reuniones, las charlas en los pasillos son siempre más interesantes que el programa oficial. Parte de la razón, particularmente cuando hablan con los periodistas, es que los empresarios o los polí­ticos creen que esas conversaciones son off the record. Así­ que respetaríé el off the record, y no diríé los nombres de esos dos ejecutivos.

 

Ellos estaban irritados conmigo por el pesimismo que habí­a expresado anteriormente. “¿No te das cuenta”, dijo uno de ellos, “que el costo para nosotros (Alemania) del rescate de Grecia es mucho menor que lo que nos costó reintegrar a Alemania del Este despuíés de la caí­da del muro en 1989?

 

Casi me atragantíé con el bollo.

 

Sí­, le contestíé, soy consciente de eso. Viví­ y trabajíé en Berlí­n como periodista a mediados de la díécada de 1990 cuando se llevó a cabo el muy doloroso proceso (económicamente hablando). Pero, ¿no está eso -le dije amablemente- fuera del tema? Alemania integró a su hermano aislado y empobrecido durante la guerra frí­a, para hacer realidad un sueño al precio que costara. Los alemanes, por otra parte, rescatan a Grecia para evitar que lo contrario de un sueño se haga realidad.

 

Me hizo un gesto con la mano. No, no, dijo, los alemanes entienden lo beneficioso que ha sido para ellos la pertenencia a la zona euro. Sin ella, el valor del marco serí­a del 50% o 70% por encima del euro. “La industria alemana serí­a borrada del mapa”.

 

¿Por quíé Alemania necesita el euro?

 

Aquí­ es cuando casi me ahogo con el bollo por segunda vez. La mayorí­a de los economistas estarí­an de acuerdo, le dije a mi improvisado amigo, que hemos obviado o simplemente ignorado otra derivada. Italia, la tercera economí­a más grande de Europa, con una base industrial importante y moderna (no tanto, como explicamos en un artí­culo ayer en La Carta), se ha quedado atascada en el euro, que es más fuerte que lo que la Lira serí­a en las circunstancias actuales. Italia no puede devaluar para incentivar sus exportaciones, y eso beneficia a Alemania.

 

Me apartó cortíésmente y me dijo: No es Grecia lo que me preocupa. Es Italia. Es el tercer mayor mercado de bonos del mundo. La rentabilidad de su bono se ha situado por encima del 7% (antes de que el BCE interviniera para que cayera). Es demasiado grande para quebrar, y demasiado grande para salvarla. ¿El nuevo gobierno implementará suficientes medidas de austeridad para salvar el paí­s?

 

Ahora el otro interlocutor habló de lo que a su juicio es la pura realidad. Tienen que hacerlo (refiriíéndose al gobierno italiano), “para ser francos, los tenemos cogidos por las pelotas”

 

Y no se equivoca. En esencia es precisamente ahí­ donde se sitúa la crisis europea. Los alemanes, y el BCE junto a ellos, han impuesto dos tecnócratas al frente de Italia y Grecia, lo que provocarán que sus gobiernos dejen al lado la polí­tica y adopten duras medidas de austeridad gusten o no. Porque como decí­a este empresario alemán, “los tenemos cogidos por las pelotas”


En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.