Por... Helen Aguirre Ferríé
El miíércoles pasado la deuda nacional pasó de los $15 millones de millones (trillones en inglíés) y pocos se dieron cuenta, con excepción, quizás de las agencias calificadoras como la Standard & Poor’s que hace unas semanas bajó la calificación de la deuda externa y advirtió que pudieran hacer algo más.
Esto pudiera evitarse si el super comitíé bipartidista del Congreso llegase a un acuerdo para recortar $1.2 millones de millones del díéficit federal en los próximos diez años. Aunque hace sólo dos semanas parecía que podía haber un acuerdo, hoy esto no está tan claro. Lo más sorprendente es que aunque la reducción que requiere ese mandato es pequeña, sólo un 0.7% del producto nacional bruto para el 2013, ni los Demócratas ni los Republicanos pueden ponerse de acuerdo sobre cómo hacerlo.
Si no se puede llegar a un acuerdo en o antes del 23 de noviembre, entraría en vigor una rebaja de gastos automática comenzando en el 2013 con más o menos la mitad de ella en los departamentos de Defensa y Seguridad Nacional, mientras que la otra mitad se recortaría de construcción de caminos, educación y otros. Los programas de Medicare y Medicaid prácticamente no se tocarían.
Aunque estos recortes automáticos son necesarios, es una pena que no se hagan con ponderación; lo que pudiera equivaler a cortar una orquídea con un machete, pero lo que está claro es que hay que hacer algo.
Uno de los principales puntos en los cuales ambas partes tienen que ponerse de acuerdo es sobre si se extienden o no los recortes de impuestos de Bush que desaparecerán a fines del año que viene. En medio de una recesión con una alta tasa de desempleo, esto no debería de discutirse. Menos impuestos, tanto personales como corporativos, son mejores para la economía, pero en este clima político tóxico, esta idea se pierde. Los Demócratas quieren las reducciones de impuestos de Bush sólo para familias de la clase media y baja, mientras que los Republicanos los quieren para todas las familias. Fuera de las diferencias filosóficas, la política es punitiva. Veamos, por ejemplo, los cortes automáticos a los gastos.
Se dio por sentado que los cortes automáticos a los gastos obligarían a ambos partidos a hacer lo necesario para reducir el díéficit. Para los Republicanos, la defensa siempre ha sido una prioridad y con razón. Según un análisis ofrecido por el Comitíé de Presupuesto del Senado, los gastos de defensa sólo ascienden al 20% del presupuesto, pero se les harían casi la mitad de los recortes obligatorios a su presupuesto. El mismo informe, publicado recientemente en el diario Wall Street Journal muestra que el presupuesto del Pentágono ha aumentado en un 10% desde el 2008, mientras que el de educación ha aumentado en un 70% y los sellos de alimentos en un 100%.
A fin de cuentas se harán los cortes, pero las preguntas más difíciles tendrán que hacerse y contestarse en el 2012. Al igual que los serios retos estructurales que enfrentan las naciones de la Unión Europea, los Estados Unidos deben enfrentarse al hecho de que la edad de retiro debe extenderse y que las estructuras del Medicare y de los impuestos personales y corporativos necesitan reexaminarse. Canadá está contemplando rebajar su tasa de impuesto corporativo del 18% al 15% para continuar atrayendo a empresas extranjeras que dan empleo a los canadienses, mientras que en los Estados Unidos seguimos con la segunda más alta tasa de impuesto corporativo del mundo. No estamos siendo tan inteligentes y competitivos como deberíamos ser.
Algunos dicen que aprendemos más con un fracaso; si íéste es el caso, entonces quizás podamos sentirnos optimistas. Pero hay otro punto a considerar; en enero del 2013 habrá una nueva Administración y Congreso que pudieran desbaratar lo que se haga la semana que viene para comenzar de nuevo.
El tiempo dirá.