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Autor Tema: La minicumbre de Estrasburgo abre la ví­a para el euro a dos velocidades  (Leído 151 veces)

Eguzki

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Francia y Alemania, con Italia como invitado de excepción, anunciaron ayer en Estrasburgo tras una cumbre bilateral una propuesta de reforma del Tratado de la UE para reforzar la coordinación económica y la disciplina fiscal en el seno de la zona euro. Y advirtieron que consumarán ese proyecto por la ví­a extracomunitaria si algún paí­s intenta frenarlo en la cumbre europea del 9 de diciembre.
Nicolas Sarkozy y Angela Merkel dieron ayer otro paso hacia lo que se perfila como una zona euro de dos velocidades, en la que los 17 paí­ses que comparten la moneda única avanzarán a distinto paso en el proceso de integración fiscal. El presidente francíés y la canciller alemana contaron para la ocasión con la inestimable ayuda del primer ministro italiano, Mario Monti, tecnócrata al frente de un paí­s que junto a Francia y Alemania supone el 65% del PIB de la zona euro.

Parí­s y Berlí­n, señaló Sarkozy en la rueda de prensa posterior a la minicumbre de Estrasburgo, "presentarán en los próximos dí­as propuestas comunes de modificación del Tratado de la UE para mejorar la gobernanza del euro y lograr una mayor integración". El presidente francíés aseguró, con Monti como testigo, que "Italia quiere estar asociada" a esas propuestas.

El eje germano-francíés tiene intención de presentar su proyecto al resto de socios en la cumbre europea que se celebrará en Bruselas el próximo 9 de diciembre. Pero Sarkozy dejó claro que no admitirán vetos ni frenos por parte de ningún paí­s.

"Si se rechaza la reforma del Tratado", advirtió el presidente francíés, "buscaremos otras ví­as". Y apuntó en concreto a la posibilidad de cerrar "acuerdos intergubernamentales" al margen de la estructura actual de la UE y de la zona euro.

La amenaza parece dirigida no solo a paí­ses como Reino Unido (que mantienen su propia divisa) sino tambiíén a los socios del euro que no deseen avanzar en la armonización de impuestos (como Irlanda) o que no cuenten con mayorí­as parlamentarias suficientes para ratificar una ambiciosa reforma del Tratado (como podrí­a ocurrir en Finlandia o Eslovaquia). Sarkozy, Merkel y Monti insistieron en que "las tres grandes economí­as de la zona euro harán todo lo que sea necesario para recuperar la estabilidad y garantizar la supervivencia de nuestra moneda".

BCE y eurobonos

La reforma del Tratado, impulsada por Merkel, pretende aherrojar la polí­tica económica de los socios del euro para impedir que el díéficit público se dispare. Berlí­n quiere establecer procedimientos disciplinarios que conlleven sanciones automáticas en caso de incumplimiento de los objetivos pactados y que puedan acabar, incluso, ante el Tribunal de Justicia europeo.

La Unión fiscal que plantea Merkel deberí­a incluir tambiíén el nombramiento de un ministro europeo de Finanzas con derecho de veto sobre los presupuestos nacionales, según un informe publicado ayer por el instituto de estudios Bruegel. El mismo informe considera que esa integración darí­a margen al Banco Central Europeo para intervenir en el mercado como prestamista de último recurso.

Merkel aseguró ayer, sin embargo, que la reforma del Tratado no debe incluir la concesión de nuevos poderes de intervención al BCE. El presidente francíés, partidario de utilizar el banco en defensa del euro, discrepa en ese punto. Ambos mandatarios anunciaron un pacto de silencio para "abstenerse de hacer demandas al BCE ni positivas ni negativas", explicó Sarkozy. Es decir, que el Gobierno francíés dejará de pedir a Fráncfort que compre deuda pública y el alemán dejará de recordar que esa tarea

Merkel sí­ que aprovechó ayer para retirar su completa oposición a los eurobonos porque "igualarí­an los tipos de interíés que paga cada paí­s y necesitamos que haya diferencias para saber donde debemos actuar". La canciller aseguró, 24 horas despuíés del fracaso de una subasta de bonos alemanes, que "mi posición no ha cambiado en absoluto".

PORTUGAL: Fitch rebaja la deuda lusa a bono basura
La agencia de calificación Fitch recortó ayer un escalón la nota de la deuda portuguesa, hasta el nivel de BB+, considerado bono basura, y decidió mantenerla bajo pronóstico negativo, sujeta a sufrir otras posibles rebajas. Además de Fitch, tambiíén la agencia Moody's tiene situada la deuda soberana lusa en un nivel de bono basura y solo Standard & Poor's, entre las tres grandes calificadoras, la mantiene en un escalón superior.

Para Fitch, el panorama macroeconómico en Portugal, es adverso con serios problemas de díéficit fiscal, previsiones de una caí­da del PIB del 3 % en 2012 y un fuerte endeudamiento que deterioran su deuda. Los portugueses recibieron ayer esta noticia en medio de una jornada de huelga general contra los recortes.

ZONA EURO: La banca prevíé una recesión del 1% en 2012
El Instituto Internacional de Finanzas (IIF) aseguró ayer que la situación en la zona euro "ha empeorado" en el último mes hasta caer "en una nueva recesión", que provocará una contracción de la economí­a europea del 1% de su producto interior bruto (PIB) en 2012.

"La situación en la zona euro ha tomado un serio giro negativo en el pasado mes. La economí­a ha entrado en lo que consideramos una nueva recesión", aseguró el IIF en su nuevo informe sobre las perspectivas económicas mundiales para 2011 y 2012.

Por otro lado, el í­ndice de confianza empresarial en Alemania recuperó posiciones en noviembre en Alemania, tras las caí­das de meses anteriores. Aumentó dos díécima hasta los 106,6 puntos.

JAPí“N: S&P amaga con recortar tambiíén el rating nipón
"La finanzas públicas de Japón empeoran cada dí­a, cada segundo". Así­ de contundente se mostró Takahira Ogawa, director de Standard & Poor's en Singapur. Si bien no quiso confirmar si sus palabras anticipan una rebaja del rating, reconoció que la situación financiera acerca a Japón a un posible deterioro de su calificación crediticia. Actualmente, la deuda soberana nipona cuenta con una doble A con signo negativa.

Sin embargo, su perspectiva es negativa. El elevado endeudamiento público -superior al 200% del PIB- supone el principal lastre de la economí­a japonesa, que entre junio y septiembre volvió a crecer tras registrar tres trimestres consecutivos con caí­das de la actividad.