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Autor Tema: La crisis mundial, sin alternativas...  (Leído 200 veces)

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La crisis mundial, sin alternativas...
« en: Noviembre 27, 2011, 08:44:38 am »
Por... Eduardo Sarmiento

Las fallas de los paí­ses avanzados se empiezan a trasladar a los emergentes. Amíérica Latina no está blindada.

La crisis mundial está tomando formas preocupantes. Los lí­deres cada vez revelan más desconocimiento de las raí­ces de la crisis y menos capacidad para superarla.

La economí­a de Estados Unidos, luego de la caí­da del primer trimestre, registró un repunte en el tercero por la recuperación del consumo. Sin embargo, la información mas reciente sobre ingresos y cotizaciones bursátiles sugiere que decaerá de nuevo en el cuarto trimestre. El producto nacional crecerá por debajo del 1% y al final estará muy cerca de í­ndices negativos.

La economí­a europea continúa dentro de la anarquí­a. La actividad productiva ha decaí­do aceleradamente. En el cuarto trimestre registrará í­ndices negativos y varios bancos se verán en serias situaciones de insolvencia y descapitalización.

Las fallas en los paí­ses avanzados ya se empiezan a trasladar a los emergentes. China registra una fuerte caí­da de la producción industrial y las economí­as asiáticas, con unas pocas excepciones, han revelado disminuciones en los í­ndices de crecimiento.

De nuevo, Amíérica Latina no esta blindada; en el presente año crecerá muy por debajo de las predicciones y en 2012 regresará a ritmos inferiores a la tendencia histórica. Colombia es especialmente vulnerable por la dependencia en los productos básicos y el abultado díéficit en cuenta corriente (5% del PIB).

La aproximación a una nueva recesión constituye una clara evidencia del fracaso de los diagnósticos que sirvieron para interpretar las caí­das y las superaciones. Se dio por hecho que se trataba de una recesión cí­clica que se podí­a contrarrestar con las visiones clásicas y un barniz keynesiano. Bastaba poner la tasa de interíés en cero, inundar el mundo de dólares y adoptar díéficits fiscales temporales. Aún más grave, basados en los conceptos de libros de texto, presumieron que una vez que las economí­as entraran en recuperación se podí­an recortar los estí­mulos fiscales sin afectar el proceso. El resultado está a la vista. La reducción de los díéficits fiscales trajo consigo la caí­da del producto nacional.

En la actualidad, se persiste en el error del pensamiento dominante que considera que la recuperación mundial puede lograrse con polí­ticas aisladas. Los paí­ses buscan desesperadamente impulsar las economí­as con devaluaciones, sin advertir que los superávits de unos son los díéficits de otros. La expansión en un paí­s se logra a cambio de contracciones en los socios. Asimismo, están comprometidos en la reducción del díéficit fiscal para bajar el endeudamiento. El esquema es totalmente fallido en un mundo interrelacionado. Las polí­ticas cambiarias no promueven la actividad y el empleo mundial y la fiscal los deteriora.

Es hora de que se entienda que la crisis mundial no proviene de factores cí­clicos. Se origina en una falla estructural ocasionada por la globalización que reduce los ingresos del trabajo por debajo de la productividad y configura un exceso mundial de ahorro sobre la inversión. La polí­tica fiscal subsana el exceso de ahorro, pero no lo corrige; tan pronto se recortan los gastos, el desajuste vuelve a surgir.

La solución de fondo sólo se puede lograr con modelos económicos que eleven los ingresos laborales con respecto al capital y les permitan a los trabajadores adquirir los bienes que están en capacidad de producir. Su viabilidad requiere un nuevo orden económico internacional que flexibilice las metas de inflación, reconozca amplios díéficits fiscales e introduzca la modalidad de cambio fijo dentro de un marco de coordinación. La receta debe empezar a implementarse en Europa y Estados Unidos, los epicentros de la convulsión, aplicando estí­mulos fiscales para levantar la producción y el empleo y concertando el manejo cambiario con el resto del mundo.



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