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Autor Tema: El mayor exorcista del Vaticano relata "quiíén es verdaderamente Satanás"  (Leído 698 veces)

Scientia

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El mayor exorcista del Vaticano relata "quiíén es verdaderamente Satanás"
El padre Amorth es uno de los más destacados exorcistas de la Iglesia Católica y ha realizado miles de exorcismos.

¿Quiíén es el diablo? ¿Cuál es su verdadero nombre? ¿Cómo es de poderoso? ¿Cómo se manifiesta su obra destructora en la vida de los hombres? A estas preguntas y a otras similares respondió el padre Gabriele Amorth, el exorcista italiano más famoso, en una ví­deo entrevista proyectada durante el Umbria International Film Fest, poco antes de la emisión de la pelí­cula El rito, de Mikael Hí¥fstrí¶m, sobre sus propias prácticas exorcistas.

El diablo, explicó el padre Amorth es, antes que nada, un espí­ritu creado por Dios como ángel. Como los hombres, tambiíén los ángeles fueron sometidos a una prueba de obediencia en la que Satanás, que era el más esplendoroso entre los espí­ritus celestes, se rebeló.

Satanás es, por tanto, el primer diablo de la historia sagrada, además de ser el más potente de todos. Como en el paraí­so, con los beatos y los ángeles, en sus distintas categorí­as, tambiíén en el infierno hay una jerarquí­a. Mientras que el Reino de Dios está gobernado por el amor, el reino de Satanás está dominado por el odio. Los demonios se odian entre ellos y su jerarquí­a se basa en el terror, dijo el padre Amorth.

En la entrevista que recoge Luca Marcolivio para la agencia Zenit, cuenta que un dí­a, prosiguió el exorcista, pretendí­a liberar a una persona poseí­da por un demonio que ni siquiera estaba entre los más poderosos. ¿Por quíé no te vas?, le preguntíé. Porque si me voy Satanás me castiga. El objetivo de la existencia de los demonios es hacer caer al hombre en el pecado y llevarlo al infierno, explicó Amorth.

¿Entonces quíé es lo que empuja al hombre a esta insensata obra de autodestrucción y daño? Según el padre Amorth, el hombre se ve empujado por la curiosidad, una inclinación que puede ser positiva o negativa según los casos.

La verdadera carta vencedora del demonio, sin embargo, es estar siempre escondido y la cosa que más desea es que no se crea en su existencia. í‰l nos estudia a cada uno y nuestras tendencias al bien y al mal, y despuíés suscita la tentación, aprovechándose de nuestras debilidades.

La íépoca actual se caracteriza por el olvido parcial o total de la figura del diablo que, de esta manera, obtiene sus íéxitos más importantes. Si la humanidad pierde el sentido del pecado, es casi automático que aparezca la idea de que el aborto y el divorcio sean una conquista de la civilización y no un pecado mortal, observó Amorth.

Es obvio que el diablo se esconde detrás de prácticas como el ocultismo y la magia, aprovechándose de nuestra curiosidad. Quien quiera conocer su futuro o hablar con los muertos, por ejemplo, se encuentra con el demonio sin quererlo.

El padre Amorth no descarta tampoco a Harry Potter, el í­dolo literario y cinematográfico de tantos niños de todo el mundo, es, según el exorcista, testimonio de la magia, y a pesar de esto se vende incluso en librerí­as católicas.

Peligrosas y dudosas, para Amorth, son tambiíén las prácticas orientales aparentemente inocuas como el yoga: parece no tener propósito pero lleva al hinduismo, explicó el exorcista. Todas las religiones orientales se basan en la falsa creencia de la reencarnación.

A la pregunta de si Satanás atormenta más las almas de los ateos o de los creyentes, el padre Amorth respondió que el mundo pagano es más vulnerable al demonio que el cristiano o creyente, sin embargo es más difí­cil que un ateo vaya a un sacerdote.

Amorth, que contó que habí­a exorcizado tambiíén a musulmanes e hindúes, puntualizó: Si se presentase ante mí­ un ateo le dirí­a que yo actúo en nombre de Jesucristo y le recomendarí­a que se informase de quien es Jesucristo.

Un aspecto curioso y para nada secundario de la actividad del exorcista está ligado al nombre de los demonios. "La primera cosa que pregunto al poseí­do es cual es su nombre –explicó el padre Amorth–. Si me responde con el verdadero nombre, para el demonio ya es una derrota: ha sido obligado a decir la verdad, a descubrirse".

En caso contrario, el demonio responderá cada vez con un nombre diferente. Los demonios, en realidad, como los ángeles, no tienen nombre –dijo Amorth–, pero se atribuyen apelativos incluso tontos como Isbí²: este último era un demonio con un nombre estúpido pero era potentí­simo, hasta el punto que fue capaz de matar a un exorcista y a un obispo.

El padre Amorth precisó que la persona poseí­da no está necesariamente en pecado mortal, porque Satanás puede poseer el cuerpo pero no el alma, y recordó que el demonio no actúa sólo con la posesión, tambiíén con el acoso, la obsesión y la infestación (esta última se refiere a lugares fí­sicos).

Los maleficios ligados a prácticas ocultas (mal de ojo, vudú, macumba, etc) son casos rarí­simos, dijo el exorcista.

Quien reza y se confí­a constantemente a Dios no debe tener miedo del demonio. Por lo demás el padre Amorth declaró que no habí­a tenido nunca miedo del demonio en los exorcismos. A veces, precisó he tenido miedo de hacer daño fí­sico; por ejemplo es un riesgo exorcizar a una persona enferma del corazón.

Amorth concluyó la entrevista confirmando que muchas personas, efectivamente, venden su alma al demonio, pero, añadió, con ironí­a, "yo he quemado muchos contratos".