Decenas de estudiantes asaltan la Embajada y otras legaciones de Reino Unido
Los jóvenes radicales protestan por las nuevas sanciones económicas a Teherán
Teherán detiene a ocho empleados iraníes de la Embajada británica
200 estudiantes iraníes apedrean la Embajada británica
Decenas de estudiantes radicales iraníes atacaron el martes la Embajada del Reino Unido en Teherán, según ha difundido con profusión la televisión estatal. Lo que iba a ser una mera manifestación de repulsa contra las “políticas hostiles del Londresâ€, degeneró sin embargo en una batalla campal cuando los estudiantes se negaron a desalojar el lugar. La policía utilizó gases lacrimógenos y rescatado a seis empleados que los asaltantes pretendían tomar como rehenes. Algunos de ellos se negaron a abandonar uno de los recintos diplomáticos hasta que finalmente la policía logró que desalojaran el lugar. El incidente, el último de un crescendo de declaraciones y medidas contra la representación británica, escenifica el malestar del ríégimen iraní por las nuevas sanciones económicas para castigar su programa nuclear y con su creciente aislamiento internacional.
“Algunos estudiantes y gente normal han vuelto a irrumpir en el recinto británicoâ€, informaba la agencia Fars a primeras horas de la noche en referencia a la sede de la Embajada en el centro de Teherán. Según esta agencia, el gobernador de Teherán, Morteza Tamadon, se había desplazado al lugar para “tratar de calmar a los estudiantesâ€. Pero ni su presencia ni la del jefe de la policía, el general Hosein Sayadí-Nia, evitaron que un pequeño grupo se encerrara en otro edificio de la misión situado al norte de la capital iraní, dando la impresión de que las autoridades empezaban a perder el control.
“No vamos a irnos hasta que no recibamos órdenes directas del líder supremoâ€, aseguraban los atrincherados citados por los medios locales. “La policía ha lanzado gases lacrimógenos y atacado con violencia a los estudiantes que permanecían en el interior de la embajadaâ€, había reconocido poco antes Fars. “Varios estudiantes y policías han resultado heridos en los enfrentamientosâ€, añadía.
"Muerte a Inglaterra"
En medio de gritos de “Muerte a Inglaterra†y “Fuera el embajadorâ€, centenares de manifestantes, que los medios iraníes identificaron como “estudiantes basiyíesâ€, se congregaron a las dos de la tarde ante la sede de la Embajada, en la cíéntrica calle de Ferdowsi. Varias decenas de ellos escalaron el muro que rodea el recinto ante la pasividad de los policías que montaban guardia. La televisión iraní mostró en directo cómo algunos de ellos rompían los cristales de la Cancillería y arrojaban objetos por las ventanas. Según la agencia Mehr, tambiíén arrancaron la bandera británica, la quemaron y la remplazaron con una enseña iraní. Al parecer, los empleados evacuaron la legación por una puerta trasera.
Los basiyíes, literalmente movilizados, son una organización a medio camino entre milicia y hermandad, a la que suelen afiliarse los iraníes más adeptos al ríégimen tanto en los centros de estudio como de trabajo. Desde la controvertida reelección de Mahmud Ahmadineyad como presidente en 2009, los basiyis pasaron a depender orgánicamente de los Pasdarán, el poderoso ejíército paralelo del ríégimen. De ahí que algunos observadores hayan querido ver la mano de ese cuerpo en la acción de hoy. Los Pasdarán, que se han convertido en un importante actor político y económico, son los más perjudicados por las sanciones financieras.
Cuando la policía estimó que los jóvenes ya habían venteado su frustración, trató de dispersarles. Desde los altavoces, se les indicaba que la manifestación ya había terminado y que debían irse. Sin embargo, los más exaltados se negaron a hacerlo. Algunos de ellos se trasladaron al jardín de Golhak, al norte de Teherán, donde la Embajada británica mantiene un segundo recinto que en tiempos fue residencia de verano del embajador y sobre el que el Gobierno iraní reclama la propiedad desde hace años. Según la agencia oficial de noticias iraní, IRNA, los atacantes se apropiaron de “documentos secretosâ€. Pero lo que es más grave, intentaron tomar rehenes.
“La policía ha liberado a seis personas que trabajaban para la Embajada británica en el jardín de Golhakâ€, anunció Fars, despuíés de que la información fuera adelantada y retirada por la agencia Mehr.
Escalada contra Londres
Estos graves incidentes, que han motivado una queja del Foreign Office, culminan la escalada iraní contra el Gobierno británico a raíz de que prohibiera los intercambios financieros con instituciones iraníes, incluido el Banco Central. Londres se sumaba así a las nuevas sanciones propuestas por EEUU tras el último informe de la agencia nuclear de la ONU. En consecuencia, el Parlamento iraní aprobó el domingo una ley que rebaja las relaciones diplomáticas con el Reino Unido a nivel de encargado de negocios y prevíé la expulsión de su embajador en un plazo de dos semanas. Con inusual rapidez, el Consejo de Guardianes (una especie de Cámara alta designada) ratificó el martes esa decisión.
No es la primera vez que la Embajada británica en Teherán se convierte en blanco de estudiantes iraníes. En 2007 cerca de dos centenares de manifestantes apedreaban la legación, mientras coreaban consignas antioccidentales y pedían la expulsión del embajador así como el procesamiento de los 15 marinos capturados el 23 de marzo por fuerzas iraníes en aguas del Golfo. En 1979 la ocupación por parte de varios centenares de estudiantes iraníes de la Embajada de EE UU en la capital iraní condujo a la ruptura de relaciones entre Washington y Teherán.
El desencuentro entre Irán y el Reino Unido se remonta a la segunda mitad del siglo XIX cuando Londres y Moscú dividieron Persia en zonas de influencia para repartirse los beneficios del comercio. A pesar del antiamericanismo de poster que el ríégimen islámico exhibe desde la revolución de 1979, los iraníes recelan sobre todo de los británicos a los que, según su orientación política, responsabilizan del triunfo de Jomeiní o de tratar de obstaculizarlo. Más recientemente, los diputados iraníes llevaban barajando la idea de rebajar las relaciones con Londres desde las protestas contra la reelección de Ahmadineyad, en las que muchos vieron una mano negra británica.