España es el ejemplo de que Europa no elige el camino correcto para solucionar sus problemas
Europa Press
Europa camina hacia un nuevo tratado basado en controlar lo máximo posible la situación fiscal de los países miembros. Pero para The Wall Street Journal, una supervisión más centralizada de los gobiernos europeos es "improbable" que haga frente a algunos de los problemas económicos claves que afectan a la Unión Monetaria y minan la confianza de los inversores. Cree que España es un ejemplo de ello.
El diario basa su argumento en la opinión de analistas que consideran que los planes para incentivar a los países miembros a recortar su deuda pública y mantener sus díéficits en orden ignora la reciente historia de países como España, que cumplió con los límites marcados hasta 2008, pero incubó serias debilidades económicas en esa íépoca, principalmente una burbuja inmobiliaria.
En este sentido, el economista jefe para Europa de Royal Bank of Scotland, Jacques Cailloux, cree que el nuevo plan promovido por el presidente francíés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, es una "única respuesta para todo" que no hará frente a los problemas a los que se enfrentan algunos países, como una baja demanda interna, una díébil competitividad internacional y un príéstamo bancario casi congelado.
"Un ejemplo clave"
Así, el diario añade que España, la cuarta mayor economía de la eurozona, es "un ejemplo clave". "Hasta la crisis financiera de 2008, era uno de los pocos países de la eurozona, como Irlanda, que cumplía con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Desde 1998, el díéficit presupuestario de España estaba por debajo del límite del 3% del PIB", recuerda.
En esta línea, añade que el país registró superávit durante varios años y la deuda pública, que sigue siendo inferior a la media europea, permaneció por debajo del 60% del PIB hasta el pasado año.
Sin embargo, Cailloux recalca que cumplir estos objetivos no preparó a España para arreglar los problemas que se habían creado en su economía durante el boom inmobiliario y que se pusieron de relieve tras su pinchazo de la burbuja en 2008.
Así, durante los años del boom, fluyó en España una ola de críédito barato y el elevado consumo de los hogares aumentó los ingresos fiscales y el empleo. En cambio, al mismo tiempo los costes laborales y el endeudamiento privado aumentaron rápidamente, incluso cuando la productividad se estancaba o disminuía.
The Wall Street Journal añade que, en medio de la continua crisis económica, España debe recuperar la confianza de los inversores para reducir sus costes de endeudamiento. El presidente electo, Mariano Rajoy, ya ha prometido cumplir el objetivo de reducir el díéficit al 3% en 2013, pero tambiíén ha pedido más medidas para la crisis de deuda de la eurozona.
Por su parte, Simon Tilford, economista jefe del Centre for European Reform, cree que las díébiles perspectivas de crecimiento para España pueden suponer un problema, ya que las empresas pueden ser reticentes a invertir mientras las previsiones de demanda sigan siendo díébiles. Además, las medidas de austeridad del Gobierno pueden lastrar aún más la demanda, lo que impactaría en los ingresos fiscales e incluso en el PIB.