La Lotería de Navidad no sólo sirve para repartir premios o, como dicen sus anuncios, "ilusión". Tambiíén es una vía para que los defraudadores puedan blanquear dinero negro.
Aquellos que hayan comprado algún díécimo para la próxima Lotería de Navidad no serán los únicos en estar atentos al sorteo. Tambiíén los interesados en el blanqueo de dinero, que utilizan los boletos premiados para llevar a cabo su cometido. Para ellos, ofrecen a los afortunados ganadores entre un 10% y un 20% más a cambio del número premiado, exento de tributación y que se presenta como una salida para justificar cantidades de dinero de dudosa procedencia.
Pero lo que puede ser un buen negocio para quienes vendan sus boletos puede convertirse en un grave problema, ya que no podrían justificar el dinero recibido por los defraudadores ante una inspección de Hacienda y les acarrearía una sanción que superaría la mitad del importe. El adquiriente, sin embargo, saldría airoso al poder justificar determinadas cantidades de dinero a travíés del díécimo, limitándose a pagar el sobreprecio de su compra.
A modo de ejemplo, un contribuyente con unos ingresos brutos anuales de 30.000 euros que resultase agraciado con un premio de 400.000 euros y que optase por vender su billete a un defraudador a cambio de, por ejemplo, 450.000 euros, podría verse obligado a pagar al Fisco más de 200.000 euros en caso de que se descubriese la ganancia patrimonial no justificada.