Repsol evitó ayer que Sacyr Vallehermoso y sus dos principales accionistas, Juan Abelló y Demetrio Carceller, cayesen en manos de la banca gracias a la compra del 10% de su capital en manos de la constructora. Una operación que le supone una píérdida de 940 millones de euros y que le obligará a pagar un 375% más en intereses.
Según distintas fuentes financieras, la banca le ha impuesto a Sacyr un diferencial de 350 puntos básicos sobre el índice mid swap, frente a los 100 puntos que pagaba hasta el momento. Además, la compañía presidida por Manuel Manrique ha tenido que desembolsar una comisión de apertura de 250 puntos, los cuales, repartidos entre los tres años de extensión del príéstamo, supone un interíés anual adicional de 83 puntos.
Por tanto, Sacyr tendrá que abonar un diferencial total –all-in en la terminología financiera- de 433 puntos, frente a los 125 que desembolsaba hasta la renovación de la mitad del príéstamo sindicado pedido en 2006. Fuentes financieras señalan que este coste está en línea con las actuales condiciones de mercado y que incluso se puede considerar “barato†si se compara con recientes refinaniaciones.
Hace poco más de un mes, ACS tuvo que aceptar un diferencial de 350 puntos básicos sobre el índice mid swap para conseguir que siete de los 12 bancos que participaron en el príéstamo de Hochtief de 2007 por 602 millones de euros le alargaran el vencimiento que expiraba en el verano de 2012. Ese precio del críédito fue cuatro veces más respecto a los 70 puntos básicos que pagaba anteriormente.
Además, las instituciones que han renovado la línea de financiación hasta julio de 2015 le han impuesto unas comisiones de apertura de 275 puntos básicos. Pese a que estas nuevas condiciones son un excelente negocio para la banca, más teniendo en cuenta que ACS siempre ha hecho frente a sus obligaciones financieras, lo cierto es que cinco grupos bancarios desistieron de refinanciar sus tickets.
La buena noticia para Sacyr es que, pese a que pagará un interíés total que oscilará entre el 5,5 y el 6% -los citados 433 puntos más la cotización del índice de referencia de estos críéditos corporativos-, los dividendos que perciba de Repsol le pueden permitir hacer frente a ese gasto mensual. La petrolera repartirá este ejercicio 1,16 euros por acción y para 2012 se espera un incremento hasta los 1,27 euros, según las estimaciones de los analistas. Esa remuneración supondrá una rentabilidad del 6% si se tiene en cuenta que la banca tiene cuantificadas las acciones a 20,2 euros valor en libros.
Solo en el caso de que la petrolera decidiera reducir el dividendo o congelarlo, como ya hiciera en 2009, cuando lo rebajó un 20%, hasta los 0,85 euros por título, descuadraría los cálculos de Sacyr, que no podría atender los intereses de esta deuda. Si crece a ritmos del 10%, la constructora podría incluso disponer de 30 millones para amortizar parte del principal del príéstamo, cuya nueva fecha de vencimiento es diciembre de 2015.
Más garantías
Además de exigirle un diferencial mucho mayor, los 38 bancos han obligado tambiíén a aumentar las garantías. Hasta hoy, Sacyr tenía que tener un ratio de cobertura de entre el 105 y el 123% sobre el importe del críédito, situación por la que había dado en prenda las acciones de Repsol y las de Testa, su filial de patrimonio inmobiliario. A partir de ahora, ese ratio o value-to-loan es del 150%. Por eso, la constructora tendrá que poner otros activos en prenda, además del 10% restante de Repsol y la propia Testa.
En cualquier caso, la venta de la mitad de su participación en Repsol apenas relaja la incómoda situación financiera de Sacyr, que pasa de tener un ratio de deuda sobre su beneficio operativo de 13,4 veces a 11,5 veces. Una proporción desmesurada para una compañía que se queda con una deuda total de 9.800 millones de euros y cuyo patrimonio se ve empobrecido en 940 millones por las píérdidas registrada en la desinversión de la petrolera