Lo dijeron en campaña: ‘Ya lo hicimos en el 96, lo volveremos a hacer’, pero se asemejan más una roca volcánica y un pez luna de lo que se parece la situación económico-social hoy y la de mediados de los 90: entonces mucho estaba por hacer, había comenzado la masificación de Internet, había que sacar jugo al fin del sistema de economía planificada, y se veían los negocios que iba a rendir la reunificación de Alemania, el Proyecto Euro estaba en marcha, España empezaba a estar de moda, tambiíén aquí la nueva Ley del Suelo empezaba a asomar por los despachos, …
Ahora, entre el día de Navidad y el de Año Nuevo, el flamante Sr. Ministro de Economía dice lo que la anterior Sra. Ministra no dijo y que algunos llevamos diciendo desde hace años: que esto se ha acabado. Vuelve a hablarse de ‘W’, y no, ¡¡¡¡NO!!!!, lo que sucedió en el 2009 y que duró hasta el 2010 fue un cambio de cromos: ya lo leyeron Uds. aquí: aquí para crecer el 3,6% entre el 2009 y el 2010 se generó un díéficit del -11,2% entre el 2008 y el 2009. Luego llegó la cumbre del Consejo Europeo del 7 de Mayo y todos sacaron la podadora, y España dejó de crecer porque había estado creciendo a base de Plan E, como muchos otros: ¿cuánto han crecido España y todos los demás desde mediados del 2010?, ya se lo digo yo: prácticamente nada y quien creció fue porque pudo aprovechar los ecos de los planes E.
En España el anterior Gobierno estuvo tres años diciendo que ‘el semestre que viene, sí’, y así se ha ido, a pesar de que el desempleo no cesaba de aumentar. (Por cierto, Sr. De Guindos: a 30 de Septiembre ya estábamos en más de cinco millones de parados: en cinco millones veintidós mil: tomando datos desestacionalizados, que no se debe utilizar una metodología cuando las cosas van de una manera y otra cuando van de otra). La pregunta: ¿volvemos a lo de antes, al ‘semestre que viene, sí’?.
España, dijo el Sr Ministro, en seis meses va a crecer el -0,5%, pienso que va a ser menos, pero eso ahora da igual. Su prioridad, ya ha manifestado, es el empleo, y uno de sus objetivos que las entidades financieras vuelvan a dar críédito. (Me recuerda tanto aquello que me dijo el Sr. Corbacho cuando era Ministro de Trabajo y que ya he comentado aquí). Y para ello hay que llevar a cabo reformas profundas. La pregunta es automática: ¿quíé reformas son esas que hacen que las empresas tengan pedidos, cobren lo que les deben otras empresas y las Administraciones Públicas, hacen aumentar la demanda de trabajo y consiguen que las entidades financieras resuelvan sus problemas y ofrezcan críédito a quienes se lo demanden, y todo ello cumpliendo el compromiso de llegar a un díéficit del -2,1% en el 2014?. Eso no lo dijo el Sr. Luís de Guindos.
Ya saben: entiendo que los efectos de los planes E y similares fueron un pico en una tendencia de caída iniciada en Septiembre del 2007, un pico, una falsa ilusión, un absurdo deseo que a España le costó 110 mM€ que ahora no tenemos porque nos los gastamos ayer y, encima ahora hay de devolver a los acreedores. Nada de eso sucedía en el 96. Y no, los de antes no se equivocaron: hicieron lo que entonces tocaba hacer, pero estuvieron demasiado tiempo diciendo que ‘el semestre que viene’, aunque tambiíén eso tocaba decir: recuerden tambiíén: los más díébiles siempre son los que pagan.
Pero ya no. Aparten las criaturas. Empieza la movida: las reformas. El mensaje será el que tenga que ser: al fin y al cabo no hace ninguna falta ser maleducado, pero lo que haya que hacer se hará: podas, cierres, subidas de precios públicos, …; la ocupación no aumentará porque en un escenario como este no puede aumentar: todo irá menos; la renta media descenderá y la pobreza aumentará; y a quien arme follón se le dará un porrazo aunque la policía ya no vaya vestida de gris. En teoría parece la panacea para las empresas, pero para las empresas el empobrecimiento de la población es lo peor que puede suceder: caerán muchas, se producirán concentraciones (el Banco Malo ya no está de moda, ¿recuerdan?), el desempleo aumentará más y más caerá la renta. Y la poca demanda que haya será cubierta por la oferta necesaria fabricada por la capacidad productiva que sea conveniente. Y no, pienso que España no va a crecer, en el segundo semestre tampoco.
Este Gobierno hará lo que tenga que hacer (y lo venderá como sea conveniente venderlo: como un New Plan de Estabilización, por ejemplo, aunque ahora no sea para ir a más) del mismo modo que el anterior Gobierno hizo lo que tuvo que hacer. El problema para el actual radica en que lo es por aclamación. Mi sugerencia: que empiece a pensar que decir a quienes le aclamaron cuando empiecen a pedirles cuentas por no resolver las carencias que arrastran los aclamantes ya que para eso le aclamaron. Y pienso que eso va a empezar pronto, muy pero que muy pronto. ¿Nueva recesión?, la continuación de una crisis en forma de cubeta en la que aún no hemos llegado al fondo. ¡Huaaaaaaau!.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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