Los efectos de las turbulencias financieras, el FMI y Bush ven venir una crisis más seria
Estos días se está viviendo jornadas de pánico en las Bolsas de aquí, de allí y de más allá a cuenta del horror multiplicativo desatado por el debacle de la banca ya sea Bear Stearns, alguna europea, en una palabra internacional. Ya nadie se corta, ni recibe broncas, ni reprimendas a la hora de manifestar la palabra prohibida, PíNICO, cuando se habla de valores bursátiles, que puede llevar a la catacumba a más de alguna empresa saneada y que decir de las que no lo están.
Los productos financieros creados en los últimos años y cando se dice últimos años se puede hablar de díécadas, ha desatado un crecimiento económico mundial impresionante.
La arquitectura financiera levantada en todos los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo es tan enorme, grande y compleja que no se puede encontrar la forma de saber donde se encuentra la defecto, si es en los cimientos, pilares, vigas, tejados, cables o alcantarillas, de forma que el desarreglo es imposible de detectar para su reparación.
Y a todo esto como decía un magnate americano de cuyo nombre no puedo recordar, cuando la clase trabajadora entiende y entra en valores bursátiles es hora de salirse, para volver a entrar cuando se asusten y vendan. Y como siempre el pez grande come al chico.