Es que no salgo de mi asombro. El desparpajo de nuestra clase política es, a veces, tan grande, como abismal es la distancia entre ellos y la ciudadanía. ¿Por quíé lo digo?, por la ultima controversia originada por el tema sobre la responsabilidad penal de los administradores públicos en el manejo del dinero de todos. ¿Ahora vienen con esas…?.
Miren…, en el año 2.010 el Congreso aprobó la reforma de nuestro Código Penal. En el preámbulo de la ley orgánica que introduce las modificaciones, se especifica el contenido de dicha reforma, entre ellas, la de incluir la responsabilidad penal de las personas jurídicas, por ejemplo, por no haber ejercido la persona jurídica el debido control sobre sus empleados y “permitir†que íéstos cometieran delitos como los de corrupción, blanqueo de capitales…; se regula, tambiíén, la atenuación de responsabilidad si se repara el daño y se confiesa la infracción a las autoridades. No está mal la idea…, si no fuera por el apartado que muy expresamente se recoge en la propia ley y es la que me indigna. El apartado 5 del artículo 31.bis de nuestro Código Penal, gracias a esta última modificación dice: “Las disposiciones relativas a la responsabilidad penal de las personas jurídicas no serán aplicables al Estado, a las Administraciones Públicas territoriales e institucionales, a los Organismos Reguladores, las Agencias y Entidades Públicas Empresariales, a los partidos políticos y sindicatos, a las organizaciones internacionales de derecho público, ni a aquellas otras que ejerzan potestades públicas de soberanía, administrativas o cuando se trate de Sociedades mercantiles Estatales que ejecuten políticas públicas o presten servicios de interíés económico general.†Así que, como no somos todos iguales ante la Ley, porque nuestros legisladores se han ocupado ellos mismos en dejarlo claro, que no me vengan ahora con cuentos, ninguno. Una empresa sí se hace responsable de lo que haga su trabajador, pero un organismo público o un partido político o un sindicato…, no. Este es el resumen, así que este que firma este artículo, es un descreído absoluto y radical, y hasta que no lo vea y lo lea publicado en el BOE…, no me lo creeríé. Sonreiríé sarcásticamente, eso sí.
En estos casos, y con lo que está pasando por las que estamos pasando, me acuerdo, cada vez más, del espíritu islandíés y de las medidas que han adoptado en ese país. Nos distancia físicamente, 3.000 kilómetros, salvable; en materia política y económica…, hay un abismo prácticamente insalvable. Allí dijeron basta. Aquí preguntamos…, ¿algo más…?.
Alguna vez esto cambiará. Otra ilusión más.
Saludos y hasta dentro de quince días en nuestros foros de bolsa.
Vale.
Oberon.