AmíéricaEconomía
“De aquí a 2019 se proyectan inversiones por sobre los US$ 234.000 millones en minería en Chile y Perúâ€, dice Juan Eduardo Errázuriz. “Ambos países producen el 37% del cobre del mundo, y despuíés de las inversiones, podrían llegar al 50%â€, confía el ejecutivo.
La celebración de los 50 años de la marca de artículos para el hogar Somela, a principios de octubre, no fue una ceremonia cualquiera para los directivos del Grupo Sigdo Koppers Juan Eduardo Errázuriz y Juan Pablo Aboitiz. Tras 25 años como controladores de la empresa, la habían vendido recientemente al Grupo Electrolux.
“Fue duroâ€, dice Errázuriz, vicepresidente ejecutivo del holding SK, al recordar todo el proceso de desvinculación de CTI, la fabricante de electrodomíésticos chilena que manejaba las marcas Fensa, Mademsa y Somela. “No somos un grupo de comprar y vender. Desarrollamos esa compañía con mucho esfuerzo y la proyectamos en el largo plazoâ€. Pero había que hacerlo. Sigdo Koppers (SK) había llegado a un grado de madurez en que necesitaba concentrarse en un expertise: los servicios a la minería. Y no podía darse el lujo de mantener una compañía pequeña que no lograba sinergias con el resto de sus operaciones. Para competir en electrodomíésticos se necesita una fuerte inversión en I+D, explica Errázuriz.
Y para eso se requiere una escala que CTI no lograba dentro de SK, pero sí dentro de Electrolux. Pero la venta de CTI en US$625 millones significó un paso grande: a los pocos días compró el 100% de la empresa belga Magotteaux en US$790 millones, una compañía que fabrica bolas de acero para la molienda, usadas en la minería del cobre, plata, hierro y en la industria del cemento. Incluyendo esta adquisición, las empresas del grupo representan ventas por US$2.123 millones anuales a juio de este año. Si se suman los ingresos de la distribuidora de automóviles SK Bergíé –de la que SK posee el 40%–, la cifra alcanza los US$3.109 millones.
La belga es ahora la compañía más grande del holding, con ventas por US$ 720 millones anuales esperadas para este año, sobrepasando a la clásica proveedora de servicios de explosivos para la minería Enaex, que registró ventas por US$ 410 millones el año pasado. El 60% de los ingresos de Magotteaux viene de la minería, y si a eso se suma la industria del cemento, la cifra llega al 80%.
La movida era lógica. SK necesitaba consolidarse como proveedor de un rubro promisorio en la región: la minería. “Estábamos muy fuerte en ingeniería, en transporte para minería, en puertos, en tronadura, pero nos faltaba la parte intermedia de servicios a la minería, teníamos un vacío y nos interesaba generar una cadena de valor para los clientesâ€, dice Errázuriz, quien controla la sociedad a travíés de un pacto de accionistas junto a la familia Aboitiz y otros cuatro inversionistas más, con el 12,5% de las acciones cada uno (el restante 25% está en manos de AFP y otros inversionistas institucionales).
“Empezamos a revisar todas las alternativas hasta que apareció íéstaâ€. Las perspectivas son buenas. “De aquí a 2019 se proyectan inversiones por sobre los US$ 234.000 millones en minería en Chile y Perúâ€, dice Errázuriz. “Ambos países producen el 37% del cobre del mundo, y despuíés de las inversiones, podrían llegar al 50%â€, confía el ejecutivo.
Con esta y otras inversiones, el grupo espera duplicar su tamaño en ventas de aquí a cinco años. “Deberíamos llegar a los US$4.000 millones sin considerar el área automotriz. Y a US$6.000 si la incluimosâ€, dice Aboitiz.
La joyita. Magotteaux tiene 12 plantas productivas en diez países (principalmente en la propia Bíélgica, Brasil, Estados Unidos, Canadá y Tailandia) y 38 oficinas comerciales en 24 países. “Se espera que dicha transacción genere sinergias operativas para el grupo, brindando un adecuado acceso geográfico a nuevos mercados y a nuevos clientesâ€, dice el informe de Feller Rate.
La empresa es una especie de joyita. Aparte de ser líder mundial en su área, es fuerte en I+D. Tiene centros de desarrollo en Bíélgica, Sudáfrica y Australia y ha patentado más de 20 tecnologías y procesos propietarios en 60 países. “Eso le da una ventaja y le permite diferenciarseâ€, dice Aboitiz. “La región de Bíélgica a la que pertenece tiene políticas públicas fuertes en incentivos a la innovación y nueva tecnología muy fuerte, y eso ayuda a que el desarrollo continúeâ€.
Cuentas claras. La empresa ha previsto que sus índices de liquidez no se resientan. Todos los recursos obtenidos por CTI (cerca de US$315 millones por el 50,1% de la propiedad de CTI) se destinarán a la compra de Magotteaux, además de un críédito puente por poco menos de US$380 millones, a 18 meses del banco francíés BNP Paribas.
El segundo paso es un aumento de capital por US$370 millones, aprobado a fines de octubre por la junta de accionistas y a concretarse en enero de 2012. Los integrantes del grupo controlador suscribirán la parte que les corresponde y se espera que el resto de los inversionistas tambiíén lo haga. “Lo que va a quedar libre va a ser suficiente para el mercado chilenoâ€, dice Aboitiz.
“Y vamos a quedar con recursos para los planes de inversionesâ€. ¿El foco? Capitalizar a las filiales y potenciar los negocios en Chile, Perú y Brasil. “Uno de los temas a evaluar es cómo se va a financiar la compra, porque de eso depende que se mantenga el precio financieroâ€, dice Rina Jarufe, analista de Fitch Ratings. “Y desde ese punto de vista, nos parece muy positivo el aumento de capitalâ€.
Con eso, a la empresa le quedará el camino despejado para echar a andar los US$300 millones que pretende invertir en 2012-2013 (a los que se suman otros US$100 millones de Magotteaux). El 30% de eso se invertirá en el extranjero.
“La política financiera de la compañía es que los proyectos de las filiales sean financiados directamente por íéstas, ya sea a travíés del uso de generación interna de caja de las propias filiales o de financiamiento externoâ€, dice Gabriela Clivio, gerenta de estrategia de la corredora VanTrust Capital. “Y eso es positivoâ€.
El proyecto petroquímico en Perú, junto con el grupo local Brescia, es quizá la inversión más fuerte del grupo: US$850 millones en total, en cuatro años. Además, busca expandirse en Brasil. Ya aumentó su presencia tras la compra de Magotteaux, que tiene una fábrica en ese país y abastece a parte de la industria cementera. Pero tambiíén quiere ampliar sus operaciones en arrendamiento de equipos y maquinarias.
“Ya partimos con el negocio de arrendamiento de equipos, con una empresa en Curitibaâ€, dice Errázuriz. “Y esperamos tener novedades en el primer trimestre del próximo añoâ€. Tambiíén tienen negocios en Colombia, en el área de arrendamiento de equipos y servicios a la minería.
Pero quizá el salto más importante para SK es haber puesto un pie en Asia, donde Magotteaux tiene una presencia fuerte. Y es que la diversificación geográfica es una especie de seguro frente a su principal flanco díébil: una alta sensibilidad a los ciclos económicos, por las industrias a las que provee.
Errázuriz prefiere mirar más allá de las crisis. “No conozco ningún proyecto de inversión que se haya pospuesto o parado por todo lo que está pasandoâ€, dice. “El desarrollo de este tipo de iniciativas es de tres, cinco y seis años. Por eso, ahora es la oportunidad de partirâ€.