INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: EL CONDE SAINT GERMAIN: UN HOMBRE INMORTAL  (Leído 1475 veces)

Scientia

  • Administrador
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 37.976
  • Karma: +0/-1
  • Sexo: Femenino
EL CONDE SAINT GERMAIN: UN HOMBRE INMORTAL
« en: Junio 27, 2008, 08:36:41 pm »
EL CONDE SAINT GERMAIN: UN HOMBRE INMORTAL



La historia y escritos hallados sobre el Conde Sant Germain no logran develar la vida de un personaje misterioso, en ellos se repite que nació el 26 de mayo de 1696, hijo del Rey de Transilvania Ferenz II RaKoczi y la Princesa Carlota, en el castillo de los Montes Carpatos. El Rey fue perseguido por CarlosVI que lo consiguió destronar, mientras tanto, para proteger a su hijo el pequeño Prí­ncipe, lo envió a Florencia, allí­ fue cuidado y educado por el último de los Míédicis.

Alos 14 años ya se destacó en un movimiento franco masón espiritual mientras estudiaba en la Universidad de Siena. Sólo a la muerte de su padre en Turquí­a, donde permanecí­a en el exilio, comenzó a mostrar sus poderes, pues estando junto a su padre en el lecho de muerte en 1735, fue visto junto a un famoso rosacruz en Holanda.

El prí­ncipe "muere" cuando un año despuíés de morir su padre, los acontecimientos lo habrí­an atado a una vida oficial en Hungrí­a. Apenas muere aparece en Escocia donde vive hasta 1745, despuíés se traslada a Alemania y a Austria, y de ahí­ se irá a la India a estudiar Alquimia.

En todos íéstos años llevará diferentes nombres: Marques de Monferrat, Conde Bellamare, Caballero Schoening...

Es en 1758 cuando comienza su vida en Parí­s con el nombre de Conde de Saint Germain. Es presentado a Madame Pompadour, quien a su vez lo presenta al Rey de Francia. Cuentan que para justificar su nobleza ante el Rey, le contó en secreto su procedencia, lo cual fue aceptado por su Majestad.

En Parí­s el Conde contaba con 62 años pero representaba 30, el mundo veí­a en íél un noble joven de gran dignidad, de impecable cortesí­a. Su porte era militar, delgado, de mediana estatura, bien proporcionado, de bellos ojos pardos y cabello oscuro. Vestí­a con gran elegancia, con las mejores telas, medias de seda, innumerables joyas, acompañado de lacayos uniformados con botones de oro. Nadie conocí­a su casa, frecuentaba las fiestas de la alta sociedad, pero nadie lo vio comer o beber.

El Conde daba la impresión de haber viajado por el mundo entero y de haber asistido personalmente cuando ha existido en el planeta.

Era un gran diplomático, un genio artí­stico, un excelente músico y compositor que ejecutaba el piano con gran maestrí­a, que en el violí­n rivalizaba con Paganini, que cantaba con una lindí­sima voz de barí­tono, que pintaba y esculpí­a como los muy grandes, y que viví­a eternamente, ya que por admisión propia su descubrimiento de un lí­quido lo habí­a mantenido vivo durante 2000 años.

Al introducirse en la Masonerí­a francesa anunció que era el más antiguo de todos los masones.

Los Maestros Moria y Kuthumi de la Sociedad Teosófica dieron el comunicado: " El Maestro que se ocupa del futuro desarrollo de Europa y Amíérica es el Maestro Rakotzi. En la Logia Blanco se le llama el Conde Saint Germain y en Amíérica actúa como Administrador de los planes cósmicos llevando al plano fí­sico los planes del Cristo".

Los Maestros no tienen necesidad de reencarnar para circular entre los hombres. Si deben hacerlo, hacen denso el cuerpo etíérico para que sea visible, y si tienen que cumplir una misión de larga duración ocupan un cuerpo prestado, trasplantan el espí­ritu al cuerpo de un Iniciado que estíé dispuesto a ceder el cuerpo durante ese tiempo o en el momento de su muerte.

El Conde no tení­a necesidad de comer o beber ya que disponí­a de la Sustancia Universal que obedece a las órdenes del Maestro.

El propio Maestro St. Germain ha admitido ocupar 40 cuerpos en diferentes misiones a la Tierra, uno de ellos fue el del libertador Simón Bolí­var cuyas actuaciones fueron siempre en pro de la liberación del hombre, de su alma, de la libertad sin armas ni soldados de escuela.

Asombraba su memoria, repetí­a hojas enteras despuíés de una sola ojeada. Hablaba sin acento alguno el alemán, inglíés, italiano, portuguíés, español, francíés, griego, latí­n, árabe, chino, hebreo, caldeo, sirio, sánscrito, muchos dialectos orientales, leí­a los jeroglí­ficos egipcios con absoluta maestrí­a.

Era ambidextro, las dos mitades de su cerebro eran independientes ya que con una mano podí­a escribir un soneto y con la otra una carta de amor.

En las reuniones relataba sus conexiones con Cleopatra, Jesucristo, la Reina de Saba, Santa Isabel, Santa Ana, con las cortes de Valois, la antigua Roma, Rusia, Turquí­a, Austria, China, Japón, La India.

Todos íéstos hechos pueden explicarse ya que todos los seres humanos heredamos el mismo legado del Padre Divino.

Cuando el ser humano se ha desprendido de toda atadura en la tierra, y logra limiarse de toda energí­a negativa va llenando sus cíélulas de luz atrae hacia sí­ la presencia del YO SOY, en ese momento el individuo puede elegir elevarse a la gloria o continuar ayudando a sus hermanos los humanos. La memoria extraordinaria es la facultad de mirar al pasado y verlo como una pelí­cula.

El ser ambidextro es una habilidad adquirida por haber sido zurdo en otras vidas.

Aparecer y desaparecer sin usar las puertas son condiciones de los cuerpos astral y etíérico. Ayuda mucho el saber que con sólo pensar en un lugar y en una persona se está allí­ y con ella.

La transformación de los metales en oro es idíéntica a la transformación de la energí­a en el plano espiritual.

Se cuenta que en una ocasión el Conde tomó una moneda de 12 centavos, la expuso a una llama y cuando se enfrió se la dio a Casanova, íéste constató que era de oro puro y expresó su duda al Conde diciendo que íél la habí­a cambiado. El Conde contestó: "El que duda de mis conocimientos no merece hablar conmigo" y le mostró la puerta.

Hay que aclarar que la Presencia del YO SOY no puede hacer descender su sustancia dorada al ego inferior a menos que el canal estíé limpio de amargura. La amargura, la forman las criticas, la chismografí­a, la mala voluntad, el rencor, el recuerdo constante de los males pasados, las emociones violentas.

La forma más práctica de lograr un ánimo ecuánime en todo momento, es el de esforzarse para no dejarse afectar por ninguna circunstancia lastimosa o que impaciente.

Cuida tu alegrí­a y tu buen humor, ya que toda píérdida de paciencia, toda consideración con el error te será cobrado con creces. No sola-mente porque afecta tu receptividad del Bien que desea darte tu Presencia YO SOY, sino porque cuando llegues a esas alturas, de Alquimia Espiritual tus cambios de ánimo, tus fluctuaciones emocionales, afectan destructivamente a todo tu ambiente y a tus familiares y relacionados, y si eres jefe de grupo, a todo tu grupo. Para evitar este peligro, es mejor no asistir donde estíén ocurriendo cosas tristes, negativas y dramáticas. Ya la persona que se halla en esta Octava, ni es menester que visite enfermos o que haga "pases" colocando las manos, o que contacte directamente ninguna especie de problema.

Su Tratamiento Universal del YO SOY llega a todas las latitudes. Su tratamiento tiene que ser a distancia, porque muchas veces el practicante encontrará

que sus vibraciones son demasiado fuertes para el enfermo.

La muerte del Conde en el castillo del Duque Carlos, en Suecia, en 1784, es tan falsa como su nacimiento.

Voltaire, dijo en una carta a Federico el Grande: "El Conde Saint Germain es el hombre que nunca muere y que todo lo sabe".

Se vio al Conde en 1785 en una conferencia muy importante junto a la Reina Catalina de Rusia, en 1793 se apareció ante la amante del rey Jeanne Dubarry. En 1920 el Obispo Leadbeater habla con el Conde en Roma. Hace algún tiempo no se le ha vuelto a ver pues se le ofreció la ascensión a un plano superior donde goza de más libertad para sus funciones de Avatar de la nueva era, sin embargo el señor Maha Chohán dijo que habí­a tenido una comunicación reciente con íél y que el maestro necesitaba de un nuevo contacto con la parte fí­sica que antes tení­a.