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Autor Tema: Adónde irán los Indignados y los «ocupas»?...  (Leído 221 veces)

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Adónde irán los Indignados y los «ocupas»?...
« en: Febrero 18, 2012, 10:14:07 am »
Por...  Leonardo Boff
 

En una de las mesas más importantes de debates en el Foro Social Temático de Porto Alegre, en la tuve la oportunidad de participar, pude escuchar los testimonios vivos de los Indignados de España, de Londres, de Egipto y de Estados Unidos. Lo que me dejó muy impresionado fue la seriedad de los discursos, lejos del tono anárquico de los años 60 del siglo pasado con sus muchas «parole». El tema central era «democracia ya». Se reivindicaba otra democracia, bien diferente de esta a la que estamos acostumbrados, que es más farsa que realidad. Quieren otra democracia que se construya a partir de la calle, de las plazas, el lugar del poder originario. Una democracia desde abajo, articulada orgánicamente con el pueblo, transparente en sus procedimientos y no corroí­da nunca más por la corrupción. Esta democracia, de entrada, se caracteriza por vincular justicia social con justicia ecológica.
 
Curiosamente, los indignados, los ocupas y los de la primavera árabe no se remiten al clásico discurso de las izquierdas, ni siquiera a los sueños de las distintas ediciones del Foro Social Mundial. Nos encontramos en otro tiempo y ha surgido una nueva sensibilidad. Se postula otro modo de ser ciudadano, incluyendo poderosamente a las mujeres antes invisibilizadas, ciudadanos con derechos, con participación, con relaciones horizontales y transversales facilitadas por las redes sociales, por el móvil, por el twitter y por los facebooks. Nos encontramos ante una verdadera revolución. Antes las relaciones se organizaban de forma vertical, de arriba abajo. Ahora lo hacen de forma horizontal, hacia los lados, en la inmediatez de la comunicación a la velocidad de la luz. Este modo representa el tiempo nuevo que estamos viviendo, el de la información, del descubrimiento del valor de la subjetividad, no aquella de la modernidad, encapsulada en sí­ misma, sino la de la subjetividad relacional, la de la emergencia de una conciencia de especie que se descubre dentro de una misma y única Casa Común, que amenaza ruina a causa del excesivo pillaje practicado por nuestro sistema de producción y de consumo.
 
Esta sensibilidad no tolera ya más los míétodos del sistema para superar la crisis económica y derivadas, saneando los bancos con el dinero de los ciudadanos, imponiendo una severa austeridad fiscal, el desmantelamiento de la seguridad social, el abaratamiento del empleo, el recorte de las inversiones, suponiendo ilusamente que de esta forma se reconquista la confianza de los mercados y se reanima la economí­a. Tal concepción se ha vuelto dogma y en muchas partes se oye la estúpida muletilla "TINA: there is no alternative”, no hay alternativa. Los sacrí­legos sumos sacerdotes de la trinidad nada santa formada por el FMI, la Unión Europea y el Banco Central europeo han dado un golpe financiero en Grecia e Italia, y han impuesto allí­ a sus acólitos como gestores de la crisis, sin pasar por el rito democrático. Todo es visto y decidido desde la óptica exclusiva de lo económico, rebajando lo social y aumentando el sufrimiento colectivo innecesario, la desesperación de las familias y la indignación de los jóvenes porque no consiguen trabajo. Todo esto puede desembocar en una crisis de consecuencias dramáticas.
 
Paul Krugmann, premio Nobel de economí­a, pasó unos dí­as en Islandia para estudiar la forma como ese pequeño paí­s ártico salió de su crisis avasalladora. Siguieron el camino correcto que otros tambiíén deberí­an haber seguido: dejaron quebrar a los bancos, pusieron en prisión a los banqueros y especuladores que practicaron desfalcos, reescribieron la constitución, garantizaron la seguridad social para evitar el colapso generalizado y consiguieron crear empleo. Consecuencia: el paí­s salió del atolladero y es uno de los paí­ses nórdicos que más crece. El camino islandíés ha sido silenciado por los medios de comunicación de masas mundiales por temor a que sirva de ejemplo a los demás paí­ses. Y así­ el carruaje, con medidas equivocadas pero coherentes, corre veloz hacia el precipicio.
 
Contra este curso previsible se oponen los Indignados. Quieren otro mundo más amigo de la vida y respetuoso de la naturaleza. Tal vez Islandia les servirá de inspiración. ¿Hacia dónde irán? Quiíén sabe. Seguramente no en la dirección de los modelos del pasado, ya agotados. Irán en dirección de aquello que decí­a Paulo Freire de lo «iníédito viable» que nacerá de ese nuevo imaginario y que se expresa, sin violencia, dentro de un espí­ritu democrático-participativo. En cualquier caso, el mundo ya nunca será como antes, y mucho menos como a los capitalistas les gustarí­a que fuese.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...