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Autor Tema: Cómo un ciudadano español accedió a la carta secreta de Trichet a Zapatero  (Leído 220 veces)

Eguzki

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El 5 de agosto el BCE "no instaba" a modificar la Constitución
La institución financiera "invitaba" a tomar medidas "con rapidez y decisión"
Alerta de las "repercusiones" para la "estabilidad" de la zona euro
El abogado Isaac Ibáñez recurrió al Defensor del Pueblo Europeo

El Banco Central Europeo (BCE) se lo dijo al entonces presidente del Gobierno español, Josíé Luis Rodrí­guez Zapatero, por carta. La situación de la economí­a española es "extraordinariamente grave y difí­cil" y, por ello Jean Claude Trichet, presidente de esta institución, le invitaba "a tomar con rapidez y decisión las medidas necesarias" por las "repercusiones que podí­a tener para la estabilidad de la zona euro".

La carta tení­a fecha 5 de agosto de 2011 y la recibió Zapatero en plena crisis de deuda española cuando la prima de riesgo llegó a superar los 400 puntos. Zapatero nunca quiso hablar de esa carta sobre la que Rajoy le preguntó insistentemente. Ahora conocemos su existencia y parte de su contenido gracias a la iniciativa de un abogado español, que recurrió al Defensor del Pueblo Europeo. í‰sta es la historia:

A los dieciocho dí­as, y a punto de cumplir su segundo mandato como presidente de Gobierno y a un mes de la disolución de las Cortes, Zapatero proponí­a precipitadamente una reforma constitucional para incluir en la Carta Magna un lí­mite de díéficit público.

Durante el debate en el Congreso, el entonces lí­der de la oposición, Mariano Rajoy, le espetó a Zapatero: "¿Podrí­a informar el presidente del Gobierno si ha recibido alguna carta del Banco Central Europeo en las últimas fechas?". Ni entonces ni a fecha de hoy el ex presidente del Gobierno ha admitido públicamente haber recibido esa carta de Trichet y, mucho menos, ha mencionado su contenido.

En ese crí­tico agosto, Italia, que sufrí­a tambiíén una grave crisis de deuda, ya habí­a reconocido que le habí­a llegado la carta del BCE con una serie de recomendaciones económicas que el Corriere della Sera calificó como un "autíéntico programa de Gobierno" impuesto desde Europa. Una circunstancia que llevó a pensar que España tambiíén fue destinataria de otra carta. El Banco Central Europeo salió al rescate de ambas economí­as comprando masivamente deuda.

La callada por respuesta del presidente y las evasivas posteriores de algunos de sus ministros, como las de Elena Salgado y Josíé Blanco, sobre la citada carta alimentaron, y mucho, el debate sobre si esa reforma vení­a impuesta de Europa con lo que eso suponí­a de píérdida de soberaní­a o esa carta incluí­a un autíéntico programa de Gobierno como habí­a admitido Italia.

En un 'plis plas'
Acometer una reforma constitucional para fijar un techo al díéficit para 2020 y tramitarla por la ví­a de urgencia (en 24 horas) y sin referíéndum a tan sólo tres meses de las elecciones que cambiarí­a el Gobierno trajo toda suerte de especulaciones al respecto. Es más, Rajoy (que ahora sí­ pactaba en este tema con el Gobierno) habí­a solicitado ese cambio en 2010 y habí­a sido descalificado. "Como todos sabemos la Constitución es una ley que se cambia fácilmente y en un plis plas va a acabar con la crisis", se le contestó desde el Ejecutivo.

"Es mi obligación, no ya mi derecho, preguntar al presidente para saber si el BCE ha hecho alguna sugerencia a nuestro paí­s. Eso me importa, y me importa en un momento en el que el PP puede tener la confianza de los españoles", clamaba Rajoy desde su escaño en sede parlamentaria sin que Zapatero se diera por aludido. Pocos meses despuíés dirí­a a los agentes sociales que sabí­a de dicha carta remitida por Jean Claude Trichet, pero no por Zapatero, y que la misma serí­a su hoja de ruta.

Por su parte, Trichet tampoco quiso contestar a las preguntas de Ramón Tremosa, el eurodiputado de CiU (los nacionalistas han considerado la reforma como un ataque a su autonomí­a financiera), quiíén sólo contestó: "Nosotros les aconsejamos [a los gobiernos de la eurozona] pero no podemos imponerles nada". Alfonso Guerra, tambiíén entró al debate en Rodiezmo y criticó que el BCE mandara "cartas con recetas laborales y amenazara al Gobierno".

'Perjudicarí­a a la polí­tica monetaria'
'Los españoles siguen sin saber cual fue el origen de nuestra reforma constitucional y no existe ninguna razón de peso para que se nos oculte'Finalmente el BCE, ya presidido por el italiano Mario Draghi, tuvo que admitir este mes de febrero la existencia de esa carta enviada entonces por Jean Claude Trichet a Zapatero y desvelar parte de su contenido a petición del abogado Isaac Ibáñez, experto en el ríégimen jurí­dico de acceso a la información y a los documentos de las instituciones de la Unión Europea.

Ibáñez, defensor de la transparencia informativa y gobierno abierto, querí­a saber como ciudadano español si el origen de la reforma de la Constitución habí­a sido dictada o no por el BCE y ante la negativa de la entidad europea a desvelar dato alguno ("su divulgación perjudicarí­a la polí­tica monetaria y la polí­tica económica de la Unión o de un Estado miembro") recurrió al Defensor del Pueblo Europeo, institución de reconocido prestigio.

El argumento empleado por Ibáñez ante Nikiforos Diamandouros, el Defensor del Pueblo Europeo, para conocer cuál era el origen de nuestra reforma era la desventaja de los españoles frente al resto de los ciudadanos de 26 paí­ses de la Unión Europea (con al excepción del Reino Unido. í‰stos sí­ sabí­an que el cambio en sus constituciones vení­a por el acuerdo del 9 de diciembre de 2011 de incluir en ellas la obligación de tener un presupuesto equilibrado o con superávit.

Diamandouros aceptó el argumento de que los españoles seguí­an sin conocer "cual fue el origen de nuestra reforma constitucional y no existí­a ninguna razón de peso para que se nos ocultara", razonaba Ibáñez. Nosotros en diciembre ya habí­amos aprobado y publicado la reforma de la Carta Magna por lo que nuestro cambio no obedecí­a a aquel acuerdo del dí­a 9.

Inspección de la carta en el BCE
Así­ las cosas dos representantes del Defensor del Pueblo Europeo, Alina Nedea y Emanuele Rebasti, se desplazaron desde Estrasburgo a Fráncfort para realizar una inspección de la carta con dos representantes del BCE, Sophie Constant y Roman Schremser, que se prolongó durante tres horas y media, de las 14.00 horas a las 17.30 horas. Nedea y Rebasti dieron en esa reunión con la respuesta que buscaba Ibáñez y ello dio lugar al informe de este 28 de febrero de Draghi a Diamandouros.

"En esa carta -"una comunicación estrictamente confidencial del presidente del BCE al presidente del Gobierno de España"- no se instaba al Gobierno de España a reformar la Constitución para fijar un lí­mite al endeudamiento público. Mediante esa carta, el BCE pretendí­a proteger la integridad y eficacia de su polí­tica monetaria en beneficio de los ciudadanos del euro", explica Mario Draghi a Nikiforos Diamandouros. Así­ en la carta se "invitaba al Gobierno español a tomar con rapidez y decisión las medidas necesarias para aumentar el potencial de crecimiento y garantizar el saneamiento de las finanzas públicas".

Tal era la preocupación del BCE por la situación de la economí­a española, y las "repercusiones que podí­a tener para la estabilidad de la zona del euro" que animaba, en particular, a Zapatero a "mejorar el funcionamiento del mercado de trabajo para reducir la altí­sima tasa de desempleo; para garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas, y para que se llevaran a cabo más reformas de los mercados de productos" (sic).

Una hoja de ruta dictada en agosto desde el BCE a Zapatero y que íéste prefirió dejar a Mariano Rajoy para su ejecución. El entonces presidente del Gobierno prefirió no cargar con esa reforma laboral que le exigí­a Trichet y optó por cambiar precipitadamente la Constitución como gesto de buena voluntad a la Eurozona y a cambio de la compra masiva de deuda.