Por... Natalia Kidd
YPF es una de las mayores empresas de Argentina, lo que explica su importancia estratíégica para el Gobierno, pero su valor no es menor para la española Repsol, que vaticina un gran futuro para su filial en el negocio de los hidrocarburos no convencionales, pese al conflicto que afronta.
La petrolera argentina, en la que Repsol tiene el 57,43 % de las acciones, está en el podio por varias razones: es uno de los principales inversores del país suramericano, el primer contribuyente al Fisco, el mayor productor de hidrocarburos de Argentina y uno de los principales empleadores, con una plantilla de 13.500 trabajadores.
Sin embargo, hoy las provincias de Chubut y Santa Cruz, dos de las mayores productoras de petróleo de Argentina y que han presionado a YPF para que aumente su producción e inversiones, le retiraron la licencia para explorar hidrocarburos en cuatro áreas y advirtieron que si "no hace lo que corresponde" seguirán "avanzando" contra la compañía.
Según datos de la empresa, en 2011 realizó inversiones ríécord, principalmente en exploración y producción, por 13.300 millones de pesos (3.043 millones de dólares), un 50 % más que en 2010, y pagó impuestos por 28.000 millones de pesos (6.407 millones de dólares), tambiíén una marca histórica.
En el negocio de la producción de hidrocarburos, YPF tiene el 32 % de la explotación de petróleo y el 23 % de la de gas de Argentina, según datos del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas.
La compañía, cuyas áreas ejecutivas están desde 2008 en manos del grupo argentino Petersen (25,46%), posee derechos sobre 26 bloques exploratorios y 91 áreas de explotación.
En 2011 produjo 100 millones de barriles de petróleo, un 6,5 % menos que en 2010, y 441.000 millones de pies cúbicos de gas natural, con una caída interanual del 10,1%.
Hacia finales del 2011 YPF contabilizaba reservas probadas de hidrocarburos en Argentina por 583 millones de barriles equivalentes de petróleo.
Como hito del pasado año, la empresa anunció el descubrimiento de hidrocarburos no convencionales en el yacimiento de Vaca Muerta (oeste), donde ya ha producido más de 700.000 barriles equivalentes de petróleo no convencional, un recurso que demanda fuertes inversiones para su extracción.
En la reunión de directorio de YPF de febrero pasado, el presidente de Repsol, Antonio Brufau, aseguró que Vaca Muerta constituye "la oportunidad para soportar desde el punto de vista energíético el desarrollo económico de Argentina" que, recordó, es la "tercera potencia" mundial en gas no convencional.
YPF posee el 52 % de la capacidad de refino en Argentina, aportada por tres refinerías -La Plata (Buenos Aires), Luján de Cuyo (Mendoza) y Plaza Huincul (Neuquíén)- y tiene una participación del 50 % en Refinerías del Norte (Refinor).
Tiene además activos en las áreas de transporte de crudo y en la industria química y forma parte de un consorcio que opera el bloque Georgetown, en Guyana.
En el área de comercialización, YPF posee el 54 % del mercado de naftas de Argentina y el 59 % en gasóleo, donde opera a travíés de 1.618 gasolineras.
Desde que Repsol se hizo con el control de YPF en 1999, la filial argentina ha cerrado siempre sus balances en positivo, con ganancias que en algunos ejercicios equivalieron a casi la mitad de los beneficios logrados mundialmente por el grupo español.
YPF registró en 2011 una ganancia neta de 5.296 millones de pesos (1.214,6 millones de dólares), un 8,5 % menos que en 2010.
Tiene activos por 55.399 millones de pesos (12.706 millones de dólares) y un patrimonio neto que al 31 de diciembre último ascendía a 18.735 millones de pesos (4.297 millones de dólares).
El Estado argentino es titular del 0,02 % de las acciones de YPF, pero tiene derecho a participar de las decisiones del directorio y poder de veto desde la privatización de la compañía, en 1999.
El restante 17,09 % de las acciones se cotiza en las bolsas de Buenos Aires y Nueva York