Mientras EEUU y Reino Unido se muestran dispuestas a liberar sus reservas para moderar un barril instalado en los 125 dólares, Arabia Saudí empieza a mover ficha para sacar más petróleo al mercado, según Financial Times.
La escalada alcista en que se han instalado desde principios de año los precios de petróleo amenaza con aplazar la anhelada recuperación de Estados Unidos, con frenar el ritmo de los emergentes y con dar la puntilla a una Unión Europea abocada a la recesión. Tradicionamente, las grandes recesiones vienen precedidas de fuertes subidas del crudo, así que la tendencia actual empieza a despertar temores sobre sus consecuencias.
Las tensiones con Irán, amíén de otros factores (mayor demanda de países asiáticos, problemas de suministro en Sudán y Colombia...), han colocado al crudo Brent en el entorno de los 125 dólares en las últimas semanas, en máximos de los últimos tres años y marcando ríécord históricos si se compra en euros o libras. La perspectiva de que el petróleo pueda seguir subiendo ha hecho que los actores más influyentes en el mercado energíético empiecen a mover ficha.
Estados Unidos y Reino Unido amagaron la semana pasada con un principio de acuerdo para liberar parte de sus reservas estratíégicas para enfriar los precios. Aunque Washington tratara de desinflar las expectivas sobre un eventual pacto, pocos dudan de que ambos países utilizarán sus reservas de forma coordinada si fuera necesario.
El presidente estadounidense, Barack Obama, aprovechó la visita oficial del primer ministro británico, David Cameron, a EEUU para empezar a sondear a algunos líderes mundiales para recabar su apoyo a los planes norteamericanos de frenar el alza del crudo y evitar que se convierta en un lastre para la recupearción económica. Londres ya se ha mostrado dispuesta a liberar sus reservas cuando se lo pida Washington.
Y Arabia Saudí, el mayor productor de crudo mundial, tambiíén parece dispuesto a inyectar racionalidad en un mercado disparado. Riad se ha propuesto moderar el precio del petróleo sacando más oferta al mercado: para ello no dudará en elevar su producción, aumentar sus exportaciones y seguir almacenando parte de reservas estratíégicas en el extranjero, según revela Financial Times. Arabia no confirma estar tomando medidas, pero fuentes diplomáticas occidentales e intermediarios del mercado crudo citados por el diario británico apuntan a que los movimientos de Riad buscan instalar el crudo de nuevo en los 100 dólares por barril.
Inyección saudí
Arabia Saudí tradicionalmente se ha erigido en el más prudente de los productores de crudo en materia de precios. Riad siempre ha tratado de controlar las fuertes subidas de crudo para que no impacten en la economía global. Vender más barato para seguir vendiendo mucho. Los responsables saudíes saben que un petróleo caro hace, por un lado, que la economía se ralentice y, con ello, que la demanda de crudo caiga. Y, por otro, que los consumidores tratan de aliviar su factura energíética controlando su demanda, lo que a la larga incluso puede generar cambios en los hábitos de consumo.
Según Financial Times, Riad se dispone a incrementar fuertemente sus exportaciones hacia Estados Unidos entre abril y mayo. De hecho, Aramco, el gigante petrolero saudí de titularidad estatal, ya habría disparado la contratación de buques superpetroleros para transportar el crudo a las refinerías estadounidenses. En paralelo, Arabia podría potenciar la estrategia que ya explotó el año pasado en pleno conflicto libio de disponer de reservas propias en Holanda, Egipto y Japón.
Riad tambiíén se dispone a reactivar algunos de sus campos petrolíferos inactivos desde hace díécadas para mantener su capacidad de producción adicional. Arabia es en la práctica el único de los grandes productores con potencial para abrir el grifo lo suficiente como paliar un eventual problema de suministro