Todo apunta que en el comienzo de la sesión Banca Cívica podría caer en torno al 11%, el descuento que supone su compra por 1.000 millones por parte de la entidad catalana.
La fusión de ambas entidades, que finalizará en el tercer trimestre de este año, generará unas sinergias potenciales de 540 millones de euros a partir de 2014.
La reestructuración del sector financiero español vivió el lunes un nuevo capítulo. Tras la fusión entre Popular y Pastor, la compra de CAM por parte de Sabadell, la adjudicación de Unnim a BBVA y las integraciones de Unicaja y Caja España Duero por un lado, e Ibercaja y Caja 3 por otro, ahora le llegó el turno a Banca Cívica. Su integración con CaixaBank finalizará en el tercer trimestre del año y a partir de 2014 generará unas sinergias de 540 millones de euros. Además, la catalana ha confirmado su intención de mantener el dividendo en 0,231 euros por acción para el año 2012.
Según ha informado CaixaBank en una nota, las cuatro cajas de ahorros que participan actualmente Banca Cívica pasarán al accionariado de la entidad catalana, cuyo principal accionista seguirá siendo La Caixa con un 61% del capital “tras la conversión de todas las obligaciones convertibles ya emitidas y la recompra de las participaciones preferentes de Banca Cívicaâ€.
CaixaBank y su principal accionista han acordado la fusión por absorción de Banca Cívica a cuyos accionistas, la entidad catalana ofrece un canje de 5 acciones propias por cada 8 acciones de Banca Cívica. Para su unión con Cívica, CaixaBank ofrece 1,97 euros por acción, lo que representa un 11,3% menos en relación al cierre de mercado del pasado viernes (hoy la CNMV ha suspendido la cotización antes de la apertura) y del 27% en relación al precio de la OPV. Los consejos de las entidades dieron el lunes su visto bueno a una operación valorada en 980 millones de euros.
La unión crea la mayor entidad financiera española, con unos activos gestionados de 342.000 millones de euros y una capitalización bursátil superior a los 16.000 millones. Superará de este modo el tamaño del balance que tienen en España Santander y BBVA, con activos por aproximadamente 339.000 millones de euros. La operación crea una entidad con una red de 6.590 oficinas, 32.700 empleados y más de catorce millones de clientes.
Para La Caixa, la operación supondrá ganar cuota de mercado en Navarra, Andalucía y Canarias, y hacerse con un amplio paquete de participadas cuya venta le generará unos ingresos que contribuirán a financiar una pequeña parte de la operación. Con esta compra, CaixaBank entra por la puerta grande en la reconfiguración del sector financiero español, ya que hasta ahora sólo había acometido dos operaciones menores: la absorción de Caixa Girona y la compra de los activos de Bankpime.
Según ha informado la entidad catalana, la integración “no requerirá de ayudas públicas ni tendrá ningún coste para el resto del sector financiero gracias a las fortalezas financieras de CaixaBank y a la adecuada cobertura de los riesgos de Banca Cívicaâ€.
Precio a la baja
El pasado viernes ambas entidades ya alcanzaron un principio de acuerdo tras la reunión que mantuvieron el presidente de La Caixa, Isidro Fainíé, y los copresidentes de Banca Cívica, Antonio Pulido y Enrique Goñi. Hoy sólo faltaba detallar el precio que ofrecería CaixaBank a los socios de Cívica, que ya acumulaban unas minusvalías del 17,4% desde la salida a bolsa (OPV), en julio del pasado año. El precio que ofrece ahora Caixabank representa un descuento de algo más del 27% en relación a los 2,70 euros de la OPV.
El banco cerró el pasado viernes en bolsa a 2,22 euros, tras caer un 6,33%. Hasta la suspensión, se esperaba que hoy la cotización podría experimentar nuevos descensos, ya que se daba por hecho que CaixaBank ofreciera un importe inferior. Hay que tener en cuenta que el banco controlado por La Caixa no prevíé solicitar ayudas públicas ni acudir al Fondo de Garantía de Depósitos para quedarse con la entidad. En este sentido, el hecho de que deba soportar con su propio balance todo el impacto de la integración justificaba ya que el precio ofertado fuera el mínimo posible.
Otro factor a tener en cuenta es que la profunda auditoría de las cuentas de Cívica ha aflorado más sociedades inmobiliarias de las previstas, lo que tambiíén presiona a la baja la valoración. CaixaBank, a su vez, tambiíén quiere minimizar la dilución que supondrá para sus actuales accionistas la absorción de Cívica.
Subastas
El visto bueno a la fusión se produce a escasos días de que acabe el plazo que tienen las entidades para remitir al Banco de España sus planes de saneamiento para cumplir con las exigiencias de provisiones del Gobierno. El sábado 31 de marzo es la fecha tope que tienen las entidades para informar al supervisor si prevíén responder a los requerimientos en solitario o en el marco de una fusión. Despuíés, el Banco de España tendrá quince días para aprobar o exigir cambios en los proyectos de las entidades.
Se cerrará de este modo otra fase del proceso de reestructuración, que, a corto plazo, tambiíén tiene otro capítulo clave en las subastas de Banco de Valencia (intervenido en noviembre) y de CatalunyaCaixa. La puja de la antigua filial de Bancaja tenía que haber arrancado tras cerrarse la venta de Unnim, pero el proceso se está demorando respecto al calendario inicial. Ahora, además, va a estar próxima en el tiempo a la de CatalunyaCaixa, que el pasado viernes confirmó que ha renunciado a seguir buscando inversores que recompren la participación del 90% que el Estado tiene en el grupo.
El movimiento de la entidad catalana resuelve un problema (su futuro se clarificará mucho antes de lo previsto), pero crea otro: la financiación. El Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), con un remanente de unos 2.000 millones, se quedará vacío tras concluir la subasta de Banco de Valencia. Hasta el pasado viernes, el Ministerio de Economía, el Banco de España y el sector financiero tenían un margen de cuatro meses (hasta octubre) para buscar una solución. Antes, no había dinero, pero había tiempo. Ahora, aparentemente, ni lo uno, ni lo otro.