La subasta de Banco de Valencia va a contar con la presencia de una entidad que hasta ahora no ha participado en ninguna adjudicación de entidades nacionalizadas: Bankinter. El banco que controla Jaime Botín pretende ganar tamaño y aprovechar las buenas condiciones de estos procesos (sobre todo el esquema de protección de activos), y además su modelo de negocio encaja bastante con la entidad valenciana. Quien se cae de la puja es la gran perdedora de la subasta de Unnim, Ibercaja, que ha decidido no presentarse pese a las pocas opciones que le quedan para protagonizar otra operación.
Así lo aseguran fuentes conocedoras de la operación, que acumula un importante retraso sobre el calendario previsto. Y añaden que los grandes bancos -BBVA y Santander- no van a presentarse esta vez porque no tienen interíés real y ya han movilizado recursos para numerosas operaciones; ahora prefieren reservarlos para los objetivos que verdaderamente les interesan: CatalunyaCaixa y NovaGalicia.
Para Bankinter, Banco de Valencia supone una gran oportunidad de crecimiento para pasar de los 59.500 millones de activo que tiene en la actualidad a 83.500 millones. Un tamaño que le situaría por encima de BMN, Ibercaja, Unicaja, NovaGalicia o Liberbank, aunque por debajo de los famosos 100.000 millones que se consideran el nuevo tamaño mínimo necesario para acceder a los mercados. No obstante, de momento la intención de Bankinter es solamente presentar una oferta no vinculante y será la due diligence posterior la que les lleve a pujar o no.
Además, Bankinter adopta así una actitud ofensiva para liderar su crecimiento inorgánico. De lo contrario, parece bastante probable que alguna entidad más grande, española o extranjera, acabe tratando de comprarlo. Aunque para ello tendría que despejarse primero la incógnita de la participación accionarial de la familia Botín, que sigue en la oscuridad. Por otro lado, el perfil de banco empresarial de Banco de Valencia encaja mucho más con la idiosincrasia de la entidad naranja que el perfil de una caja de ahorros.
Ibercaja, sin embargo, ha preferido tirar la toalla antes de que comience la puja. Fuentes cercanas a la entidad aseguran que "no se plantea en este momento ir a por Banco de Valencia y están cómodos con el tamaño resultante de la fusión con Caja3. Además, hay muchas dudas sobre el tamaño del agujero real de este banco". Otras fuentes añaden que "lo de Unnim ha dejado claro que, en cuanto vaya un grande a la puja, se lo van a dar a íél. Así que no merece la pena destintar recursos para luego nada".
Esta decisión resulta sorprendente para muchos, que esperaban que los dos perdedores de la puja por Unnim -Ibercaja y Popular- se presentaran a la de Banco de Valencia, ya que es la única entidad de pequeño tamaño que falta por subastar y la única manera de conseguir ayudas para sus respectivos procesos de fusión; CatalunyaCaixa y NovaGalicia están fuera de su alcance. El principal candidato para la subasta sigue siendo BMN (Mare Nostrum), que conseguiría un vehículo para salir a bolsa sin necesidad de OPV y cerraría su presencia en el arco mediterráneo.
Retraso para reformular las cuentas
Por otro lado, el importante retraso que acumula la subasta del Banco de Valencia, en un momento en que todo el mundo apremia para acelerar el proceso de saneamiento todo lo posible, ha dado pie a todo tipo de especulaciones centradas en el posible tamaño del 'agujero' de la entidad.
Según las fuentes consultadas, el retraso responde a la necesidad de reformular las cuentas presentadas a 31 de diciembre porque reconocían unos fondos propios positivos. La normativa exige que, para conceder EPA, el patrimonio neto sea cero o negativo, y se están reformando las cuentas a 29 de febrero para cumplir este requisito. El Banco de Valencia fue intervenido el pasado 21 de noviembre ante la negativa de su matriz, Bankia, a recapitalizarlo.
