En el titular del mes anterior decíamos que “alguien abrió la caja de los truenosâ€. Y menudos truenos. Ha sido una mascletá al mejor estilo fallero. Dar una mirada a los gráficos de las páginas siguientes pone la carne de gallina.
Los desplomes que están sufriendo algunas empresas de solera, con buenos resultados, con una diversificación geográfica que hace que el grueso de sus ingresos venga del exterior, con carteras de pedidos que, en casi todos los casos, aseguran dos años de carga de trabajo, se justifica bajo el prisma de que la marca España no vende. No llega inversión del exterior. Se nos ha encasillado en un estadio peor que el de Grecia, cuya bolsa sube en el trimestre un 7,13%.
Las medidas aplicadas en los cien días de Gobierno, aplaudidas por algunos políticos, asustan a otros. Rajoy tiene una tarea titánica a la que, una huelga general ha echado una paletada de estiíércol.
Hacer un pronóstico de una bolsa que se desliza por una pendiente pronunciada, es fácil. ¿quíé está haciendo?, bajar. ¿Y quíé hará ahora? La respuesta se cae por su peso: seguir bajando.
El Ibex ha cambiado el efecto de anticipación por el de: acción, reacción. En tanto no se vean los primeros síntomas de que se va a cumplir con el objetivo de díéficit. Que las medidas aplicadas, a pesar de su dureza, son las correctas. Que el dinero comienza a circular y se comienza a generar empleo, no cambiará la percepción sobre España.
Entonces, cejará el ataque de los bajistas. Los inversores tomarán conciencia de las oportunidades que presentan los precios y la bolsa española recuperará en terreno perdido. Pero no va a ser cosa de cuatro días.
Josíé A. Fernández Hódar