China puede volver a ser la solución para Repsol. Si en octubre de 2010 Sinopec compró el 40% de la filial de Brasil, ahora China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) podría ayudar a la española a resolver su conflicto en Argentina. Fuentes próximas a la petrolera presidida por Antonio Brufau aseguran que el gigante asiático prepara una oferta por YPF por unos 12.000 millones de dólares (9.160 millones de euros). La operación está pendiente de la auditoria de la subsidiaria de Repsol y del visto bueno del gobierno argentino, que tiene derecho de veto.
Según distintas fuentes, la compañía participada por La Caixa, Pemex y Sacyr Vallehermoso habría firmado con la empresa estatal china un non-binding agreement, documento por el que las dos partes se han comprometido a la compraventa de YPF previa realización de una pormenorizada due diligence o análisis detallado de las cuentas y de los activos de la filial. Repsol ha negado ninguna negociación con CNOOC. Otras fuentes, en cambio, indican que Brufau se ha reunido con representantes del conglomerado público chino. En cualquier caso, la operación no ha pasado todavía por el consejo de administracion.
Hace dos semanas, el diario Expansión señaló que la española buscaba alianzas con gigantes del sector, como la propia CNOOC, CNPC, Lukoil y Exxon para arreglar la situación de Argentina, información que Repsol declinó comentar. Un accionista de referencia de Repsol confirmó días más tarde las pretensiones del presidente del grupo energíético.
Abogados de las dos partes llevan semanas negociando los detalles de una operación que Brufau podría plantear en los próximos días a Cristina Fernández de Kirchner en su nuevo viaje a Buenos Aires. Esta compañía china ya tiene negocios en Argentina. En marzo de 2010 adquirió el 50% de Bridas, un grupo local controlado por la familia Bulgheroni. CNOOC pagó 3.100 millones de dólares a un holding dirigido por Carlos Bulgheroni y con negocios en Argentina, Chile, Uruguay y Europa del Este. Esta empresa tiene una buena relación con el Gobierno de Kirchner, por lo que facilitaría la resolución de las graves diferencias entre la presidenta y los gestores de Repsol. China es, además, el principal comprador de soja de Argentina, tercer productor mundial.
No es la primera vez que la española y la multinacional asiática conversan sobre el propiedad de YPF. Hace tres años CNOOC contrató a JP Morgan para hacerse con la filial latinoamericana, pero las discrepancias en el precio impidieron concretar la operación. Ahora, el acuerdo supondría valorar YPF en unos 12.000 millones de dólares, algo más de 9.160 millones de euros. La empresa, que cotiza en la Bolsa de Nueva York y en la de Buenos Aires, vale 8.850 millones de dólares, cerca de 6.750 millones de euros, tras haberse hundido un 50%.
Se trataría de una tasación un 20% inferior a la que se hizo a finales de 2007 cuando Repsol vendió un 15% -más una opción de compra adicional del 10%- de YPF al Grupo Petersen, de la familia Eskenazi, que ahora tiene unas tensas relaciones con Kirchner. En ese momento, el precio pagado por la familia argentina situó la capitalización de YPF en 15.000 millones de dólares, unos 12.000 millones de euros.
Además de la compra de las acciones de la filial de la empresa española, CNOOC se comprometería con el Gobierno argentino a invertir el dinero necesario para poner en producción los descubrimientos del área de Vaca Muerta. Según las estimaciones de Repsol, se necesitan 25.000 millones en diez años para explorar las potenciales reservas de hidrocarburos de esta zona.
Decisión estratíégica
Para Repsol se trata de una decisión estratíégica, ya que YPF tiene una gran importancia en la cuenta de resultados, tanto la actual como la futura. Hoy en día, la argentina aporta cerca del 30% del beneficio de explotación del grupo, además de contribuir con unos 600 millones de euros en dividendos por el 57% del capital. Pero, sobre todo, acapara el 50% de las reservas probadas de crudo, gas y GLP de la totalidad de Repsol.
Por tanto, la venta de YPF tendría varias consecuencias. La primera, quitarse un grave problema geopolítico de encima, liberación por la que ingresaría cerca de 5.200 millones de euros. La segunda, que debería encontrar una inversión rápida y rentable para compensar la aportación de la filial argentina, puesto que su píérdida socavaría los ingresos del conglomerado. Fuentes financieras indican que Brufau quiere proponer a sus accionistas repartir un dividendo extraordinario con parte de ese dinero en el caso de que las conversaciones llegaran a buen puerto.