Por... Frida Modak
Aung San Suu Kyi,la lideresa de la lucha por la democracia en Birmania, acaba de obtener un gran triunfo en las elecciones parlamentarias realizadas en ese país el domingo pasado.
Sin embargo, hay muchas interrogantes y sólo el tiempo dirá si sus esfuerzos y los anhelos de los birmanos se concretarán o serán sacrificados a lo que el pueblo denomina “la maldición del petróleoâ€.
La historia birmana señala que el territorio de ese país fue ocupado por varios pueblos, gobernados por distintas dinastías, con las que países europeos firmaron tratados comerciales, entre ellos los portugueses y los ingleses.
Establecido en 1612 el Imperio Unido de la dinastía Pegú, la Compañía Británica de las Indias Orientales nombró agentes e instaló comercios e industrias y en 1753 apoyó el cambio de dinastía, los nuevos gobernantes llevaron al país a un período de gran bienestar.
Vinieron luego las guerras contra los ingleses y los acuerdos de paz firmados con ellos les cedieron valiosos territorios. Se produjo despuíés una ruptura y tras el derrocamiento del rey los ingleses anexaron a la Alta Birmania al Imperio Británico de la India en 1886.
La ocupación británica se prolongó hasta que los japoneses ocuparon el territorio durante la Segunda Guerra Mundial, los ingleses lo recuperaron en 1945 pero tuvieron que reconocer la independencia birmana en 1948.
Al año siguiente se produjo un levantamiento liderado por los comunistas, el que fue controlado por el gobierno, mismo que fue derrocado, lo que dio origen a una nueva constitución que definió a Birmania como república socialista en enero de 1974.
En este período jugó un rol importante el general Aung San, fundador del ejíército, que luego fue asesinado. La triunfadora de las elecciones recientes, Aung San Suu Kyi, es su hija.
“Principio de una nueva eraâ€
Conocidos los resultados de las elecciones del domingo pasado,“la Damaâ€, como han bautizado a Suu Kyi los birmanos, calificó el triunfo obtenido por su partido como el principio de una nueva era. Es posible que así sea, pero no será una era fácil.
Tampoco ha sido fácil el período previo. Durante los últimos 15 años Suu Kyi ha sido objeto de una verdadera persecución política, tanto por lo que ella misma representa, como por lo que representó su padre.
Durante los largos años que duró su arresto domiciliario, logró la creación de lo que es hoy la fuerza política más importante del país, la Liga Nacional para la Democracia, LND, que fue la ganadora absoluta de los recientes comicios.
En las elecciones parciales del parlamento se disputaban 45 escaños, de los cuales obtuvieron 35 en la cámara baja, 3 en el Senado y dos en asambleas regionales. De esta manera Suu Kyi se incorporará al parlamento, con la perspectiva de llegar a gobernar el país.
Cabe recordar que en los comicios de 1990 la LND ya había obtenido un gran triunfo electoral, pero el gobierno militar optó por anular las elecciones, lo que se supone que no hará en esta oportunidad aunque sus candidatos hayan experimentado una gran derrota.
De todos modos, este triunfo opositor no alterará el poder del gobierno, pero se estima que podría impulsar un proceso de transición, lo que incidiría en el levantamiento de las sanciones económicas y políticas que se le impusieron al gobierno militar.
No se esperaba que los resultados de esta jornada condujeran a cambios inmediatos, la propia Suu Kyi lo tenía claro cuando señaló que los comicios no serían realmente democráticos, pero que participaban en ellos porque era lo que sus partidarios querían.
El sólo hecho de que ella ingrese al parlamento se consideraría como una señal de que la transición ha empezado, según algunos analistas que estiman que eso influiría tambiíén en un posible levantamiento de las sanciones económicas que se le han aplicado al ríégimen militar.
Y aquí entramos en otro aspecto importante, porque tiene que ver con la ubicación geográfica de Birmania y sus recursos naturales.
El petróleo
No podía ser de otra manera en los tiempos actuales, el petróleo birmano está en el centro de la preocupación por ese país y por su figura principal, que acaba de alcanzar uno de sus mayores logros.
Recordemos que en diciembre la secretaria de Estado estadunidense Hillary Clinton estuvo en Birmania y se apuntó que hacía 50 años que el titular de esa cartera no había estado allí.
La funcionaria ofreció 1.2 millones de dólares para ayudar a la sociedad civil, lo que puede significar mucho para algunos sectores de la población birmana, pero que en relación a la riqueza petrolera de ese país es una suma irrisoria.
De paso la señora Clinton visitó a Suu Kyi y según las agencias noticiosas estaba “visiblemente feliz†de encontrarse “con el icono de la democracia birmanaâ€, por lo que la abrazó “repetidamenteâ€.
Otro que estuvo por allí fue George Soros, que pasó por Rangún en un viaje filantrópico según los corresponsales extranjeros, pero lo concreto es que numerosos empresarios han estado allí para ver las posibilidades de hacer negocios que se abrirían con una democratización.
Y el negocio más importante es el del petróleo y sus derivados que ahora se hace principalmente con China y que suma muchos miles de millones de dólares. Se han construido oleoductos y gasoductos que llevan petróleo y gas hacia territorio chino.
Esto hace palidecer al 1.2 millones de dólares donados por la secretaria de Estado estadunidense. La culpa podría ser de la cinematografía del país del norte que sólo mostraba a los birmanos como villanos.
Todos estos son síntoma de que Birmania puede avanzar en muchos aspectos, desde el respeto a los derechos humanos al bienestar de su población, siempre y cuando su riqueza petrolera sirva a sus intereses, lo que parece dudoso ya que el objetivo parece ser romper el lazo con China.