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Autor Tema: El Gobierno presiona al BCE para que reanude la compra de deuda  (Leído 150 veces)

Eguzki

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El Banco Central Europeo (BCE) aprieta... pero es de esperar que no ahogue. El Gobierno español está aumentando la presión sobre la entidad monetaria presidida por Mario Draghi, para que íésta abra de nuevo la puerta a las compras de deuda española en el mercado, aflojando la presión sobre nuestros diferenciales.


Y la percepción, según fuentes cercanas al Ejecutivo, es que el acelerón de las reformas ejecutado por Mariano Rajoy en las últimas semanas está siendo valorado de forma positiva en Fráncfort. Tanto, que incluso se estarí­a estudiando la posibilidad de retomar las compras, aparcadas o reducidas al mí­nimo desde mediados de febrero. De hecho, el BCE no ha dedicado ni un sólo euro a este fin en las cuatro últimas semanas y en ocho de las nueve últimas -ver gráfico-.

El Gobierno considera que está haciendo los deberes "con nota", y no oculta la frustración que le produce la reacción de los mercados a lo largo de los últimos dí­as. Fuentes cercanas al Ejecutivo aseguran que en Moncloa se está incluso empezando a barajar la posibilidad de un escenario de ruptura del euro, en el caso de que nuestro paí­s no reciba un apoyo decidido por parte de las instituciones europeas, incluyendo la reanudación de la compra de deuda.

De momento, el mayor ajuste presupuestario jamás aplicado en Europa, superior incluso al de los paí­ses intervenidos por la troika, ha sido recibido por los inversores con un fuerte castigo hacia nuestra deuda, con la prima de riesgo disparada hasta los 433 puntos básicos, un nivel no registrado desde noviembre.

Una reacción que algunos consideran que está directamente relacionada con la absoluta frialdad mostrada respecto a España en las últimas semanas por las autoridades europeas, incapaces de hacer el más mí­nimo gesto de aprobación hacia los Presupuestos de 2012 o la impresionante agenda de reformas puesta en marcha por el Ejecutivo.

Más bien todo lo contrario. Pocas horas despuíés de que el ministro Cristóbal Montoro explicase el ajuste de 27.300 millones de euros que va a aplicar este año, el portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión, Amadeu Altafaj -español, por cierto-, mostraba su desconfianza respecto a los plazos de aplicación de ajustes y reformas y reclamaba más información por parte del Gobierno de Rajoy.

Draghi, por su parte, lo dejó claro el pasado jueves al tíérmino de la reunión en la que el BCE mantuvo los tipos de interíés en el 1 por ciento. En la rueda de prensa posterior, afirmó que "lo que demandan los mercados, lo que están esperando, son reformas". ¿A quiíén aludí­a el banquero italiano? A los paí­ses más expuestos... aunque mencionó literalmente a uno. "Y no lo digo sólo por España", remachó.

Condición indispensable
Reiteró de este modo uno de los argumentos fundamentales de la institución en los últimos tiempos, consistente en que las reformas fiscales y estructurales no competen al BCE, sino a los gobiernos. "La estabilización fiscal y las reformas estabilizarán los mercados y conducirán a un crecimiento sostenible", afirmó categórico.

Pero más allá de la literalidad de sus palabras, fuentes del mercado encuentran otro mensaje implí­cito. Esta interpretación entiende que el BCE está presionando a los paí­ses porque teme que, si no lo hace, las autoridades nacionales aplazarán las reformas a la espera de que sea la institución monetaria la que atempere sus problemas, bien con compras de deuda o bien con otras medidas extraordinarias, como los príéstamos a tres años concedidos a los bancos.

Como medio para conseguir ese fin reformista, el BCE está dejando de comprar deuda, con el consiguiente repunte de las rentabilidades y las primas de riesgo. O lo que es lo mismo, está tensando la cuerda a la espera de que los Gobiernos adopten medidas, con lo que supedita su retorno comprador a los mercados a la ejecución de esas reformas.