El Zorro y el factor i.
En aquella lóbrega habitación, la luz del Sol hacía verdaderos esfuerzos por penetrar por los más pequeños orificios e iluminar un poco su interior. En ella, un personaje parecía buscar algo entre los libros de una inmensa biblioteca, pasaba las páginas a gran velocidad e inmediatamente desechaba un volumen e iba por otro con gran agilidad y destreza. ¿Quiíén era?, ¿quíé buscaba?.
- Tiene que estar por aquí, creo que mi abuelo habló de una fórmula secreta, de un factor constante o algo así, que facilitaba el íéxito en las inversiones en Bolsa.
¡Ha dicho Bolsa!, ¿no será el Zorro por casualidad?. Si, efectivamente, el astuto inversor de los Bosques buscaba algo con ahínco, con un empeño realmente especial. Pero aquel día no lo encontró. Eso si, lo que consiguió fue un desorden monumental de los cientos, quizá miles, de volúmenes de la completa biblioteca heredada de sus antepasados.
- Bueno ya lo buscaríé otro día, y tambiíén tendríé que ordenar todo esto –decía mirando con cierta pereza todo el desorden que uno pueda concebir en una habitación-.
El cánido se dio momentáneamente por vencido y salió a dar una vuelta por su amado Bosque para estirar las piernas y respirar el purísimo aire de entre los árboles. Pasados unos diez minutos se cruzó con su amigo el Lince:
- ¡Hola Zorro!, ¡cuánto tiempo sin verte!. ¿A donde vas?
- Hola amigo Lince, a ningún sitio en especial, estoy paseando para aclararme las ideas.
- ¡Ideas Zorro!, ¿te pasa algo?, te veo como preocupado o ausente, no síé... ¡raro quizás!.
- No Lince, no me pasa nada, estoy tratando de acordarme en donde dijo mi abuelo que estaba la clave para invertir en los mercados
- ¡Ah!, creí que era algo grave. Tienes que tomarte con calma lo de las inversiones, a veces me preocupa tu vehemencia con las acciones. Tu tienes un don, una fina intuición e inteligencia para navegar en el siempre peligroso y agitado mar de las bolsas. Creo que no debes obsesionarse a corto con las acciones. No te debes impacientar, creo que si ganas, es una idiotez vivir ese infierno irreal que fabricas con tanto ímpetu.
El raposo estaba como ausente, cualquiera diría que algo le fallaba en su astuta y afamada cabeza. Pero no, su prodigiosa mente trabajaba a gran velocidad, muy superior a todos los trenes conocidos incluido el tren bala japoníés. ¿Quíé estaba procesando su incomparable cerebro?. ¿Quíé le dijo el Lince que le iluminó la sesera y la lanzó a un vertiginoso proceso?. En su cara se iba dibujando una sonrisa y sus labios parecían contar algo. ¿Pero el quíé?. El Lince lo miraba y no adivinaba sus pensamientos. De pronto, el raposo comenzó a hablar:
- Inversiones, intuición, inteligencia, impacientar, idiotez, infierno, irreal, impetu.... ¡Ya lo tengo!, ¡gracias amigo, ya lo tengo, ya lo tengo!.
El Zorro comenzó a gritar y a saltar de alegría, mientras el Lince creía que definitivamente se había vuelto loco su gran amigo.
- ¿El quíé Zorro?, ¿que es lo que tienes?
- Lo que estaba buscando hace meses y meses, el secreto de mi abuelo, ¡el Factor i!
- ¡El Factor i!, ¿y que es ello?
- La constante que rige nuestras vidas e inversiones. Sin ella nada tiene sentido, todos los íéxitos dependen de íél. I rige e influye en nuestras decisiones, nuestras finanzas, nuestras relaciones con los demás. Todo, absolutamente todo en el Universo está regido por el Factor i.
- El Factor i –decía el Lince- ¿cómo influye?. ¡Explícate por favor!
- Si Lince, si, nuestra vida es un constante aprendizaje, un cúmulo de experiencias. Aquel que analiza sus errores llega a la conclusión que podría haberlos evitado, pero rara vez llega a saber como. La clave esta en este factor, i es la llave que abre la puerta de la sabiduría, la piedra filosofal que nos abre los ojos al conocimiento más oculto. I es el punto de partida para crear un imperio o caer a los infiernos de la indigencia.
- Si es así Zorro, ¡enhorabuena!, has descubierto algo importante que cambiará la vida de los hombres y su historia.
- Gracias amigo Lince pero no te engañes, aunque se llegue a divulgar este hallazgo, no todos creerán y mucho menos practicarán su mecánica o funcionamiento. Los habitantes de este planeta están absortos, embobados por los gobiernos y el que no ha caído en la trampa del críédito fácil a 40 años está en la más absoluta de las miserias. Sólo algunos, los que realmente manejan a las masas, estarían en condiciones de utilizar tan alto conocimiento, pero estos se creen por encima del bien y del mal y lo despreciarían.
- Entonces Zorro, ¿de que puede valer tan feliz hallazgo?.
- ¿Valer?, pues de mucho Lince, en principio para acertar más en todos los ordenes de la vida. A partir de hoy los errores irán disminuyendo en mi vida hasta desaparecer. Mi felicidad irá aumentando a medida que el factor i aumente su presencia en mis decisiones, comportamientos e inversiones.
- Te veo muy entusiasmado Zorro, pero no acabo de verlo. Por ejemplo, ¿en que influye el factor i si compro acciones de ACS?.
- Fácil amigo Lince, fácil, me lo pones facilísimo. Si la compañía, en este caso ACS, tiene interíés, si tu intuición te dice que es una buena inversión y esto te lo confirma tu inteligencia, si los números dicen que esto no es una idiotez y finalmente, no te impacientas, tendrás un íéxito increíble con la iniciativa.
El Lince estaba asombrado del malabarismo del Zorro con las ies, pero no se lo creía del todo.
- No síé Zorro, creo que el funcionamiento de ese factor i, no es fiable cien por cien. No creo que se cumpla siempre.
El raposo se decepcionó un poco por la poca ilusión que ponía su amigo en su descubrimiento, lo veía incapaz de valorar la importancia de tal avance científico, a la altura de lo aportado por Einstein a las matemáticas o Newton a la física.
- Otro ejemplo Zorro, con ese dudo un poco.
- Esta bien amigo. Veamos. ¿por quíé crees que perdieron muchos inversores con las acciones de Terra?
- Es fácil Zorro eso fue una locura, algo que ocurre de vez en cuando. Como lo de los tulipanes y todo aquello.
- Lo ves Lince, el factor i me lo aclara más rápido: Se pagó un precio irreal por las acciones, cometiendo los inversores una idiotez irresponsable. Amigo Lince, te falta lo principal para entender su funcionamiento: el interíés, sin esto no funciona nada en la vida.
El Zorro comprendió que su descubrimiento necesitaría años para ser justamente valorado, mientras tanto su entusiasmo iba en aumento. A cada minuto se le ocurrían mil y una aplicaciones a su factor i, parecía haber despertado de un largo sueño y su cerebro había entrado en esa dinámica precisa a la que solo los grandes genios tienen acceso.
- Siento pena por el Lince y todos los demás, no tienen ni idea de lo es que dejar la ignorancia atrás -pensaba-
El ímpetu del Zorro era irresistible, sabía la importancia del hallazgo y aunque todavía se notaba un tanto inexperto, sentía en su interior un intenso e invencible poder. Quizá todo sea una ilusión del Zorro pero habrá que probarlo, antes que inventar o improvisar, diciendo que eso es imposible. La investigación y la inteligencia deben tender siempre hacia el infinito.
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