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Autor Tema: Paraí­sos fiscales, lavado de dinero y drogas en el “nuevo mundo” americano...  (Leído 220 veces)

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Por...  Alejandro L. Perdomo Aguilera



Resumen:
Este trabajo pretende realizar un acercamiento al estado del lavado de dinero y los paraí­sos fiscales en el continente americano, relacionado con el crimen organizado trasnacional, particularmente con el vinculado al tráfico ilí­cito de drogas (TID).
 


Para ello se hace un breve análisis sobre los paraí­sos fiscales en Amíérica y su relación con el lavado de dinero, proveniente en lo fundamental del TID y otros delitos conexos (tráfico ilí­cito de personas, órganos y armas), para desde allí­ abordar la situación de dependencia y dominación en que mantiene los EE.UU. a nuestra Amíérica, en el contexto de crisis de la economí­a mundial.
 
Palabras claves: drogas, crisis económica, lavado de dinero, paraí­sos fiscales, Latinoamíérica, EE.UU.
 
La historia de los paraí­sos fiscales y el lavado de dinero en Latinoamíérica, parece una historia romántica donde la conspiración, las alianzas entre íélites de poder económico trasnacional parece no hallar racionalidad. En un contexto pletórico de burbujas financieras, donde el tráfico ilí­cito de drogas y otros delitos conexos, consolidan las alianzas entre el empresariado y sectores de la “alta” polí­tica, para el blanqueo de las ganancias y la evasión de altos impuestos.
 
Parce ser que el mundo incivilizado suele imponerse para los paí­ses de nuestra Amíérica. El TID si bien en materia jurí­dica es seriamente penado por las autoridades norteamericanas, desde el orden económico, financiero y comercial, son muy bien aprovechados los dividendos provenientes de ese flagelo. Digamos que cuando se sigue la ruta del dinero, puede percibirse el punto de encuentro entre los intereses de los narcotraficantes, el empresariado transnacional y los altos funcionarios polí­ticos latinoamericanos y estadounidenses, en el lavado de dinero y la evasión de impuestos; para lo cual utilizan hábilmente los paraí­sos fiscales de la región y, tambiíén, del territorio de los EE.UU.
 
Los paraí­sos fiscales no son necesariamente ilegales, a pesar de que en muchos casos se les relacione con el blanqueo de dinero, la fuga de capitales o la evasión de impuestos; ciertamente se pueden obtener ventajas sin cometer ningún delito, aunque moralmente dejen mucho que desear.Existe tambiíén un problema íético aunque no deja de ser legal cuando los ciudadanos o empresas trasladan sus capitales hacia otros paí­ses en aras de evitar los altos impuestos en su paí­s de origen.
 
El dinero negro puede derivarse tanto de actividades económicas ilí­citas como de aquel que no se declara en hacienda, tanto para la evasión de la Justicia en tíérminos criminales como la evasión de los altos impuestos. En este trabajo interesa destacar aquel dinero blanqueado por tráfico de drogas y otros delitos conexos. La problemática parte en este caso, cuando el individuo acumula una suma de dinero la cual no puede justificar y, por tanto, utilizar libremente para el comercio.
Desde la íépoca de Al Capone[1] el crimen organizado utilizada esta terminologí­a, cuyo tíérmino de blanqueado de dinero o lavado, se originó cuando dicho gánster adquirió una cadena de lavanderí­as para legitimar la procedencia de sus dinero con un negocio de segunda, el cual, evidentemente no era el fruto de sus grandes riquezas pero sí­ un cauce por donde legitimar algunos de sus fondos.
 
 Actualmente es muy común la inversión el sector turí­stico, sobre todo en la construcción. Por ello los paí­ses o regiones con economí­as de servicios suelen ser muy atractivos para el lavado de dinero del crimen organizado. Sin embargo, en las listas de la OCDE nunca se reconoce este tipo de actividades en los paí­ses de primer mundo. Tal es el caso de los Estados Unidos donde existen varios Estados donde es clásico el lavado de dinero. En esta actividad, es muy llamativo el caso del Estado de la Florida, donde Miami ha cumplido un rol crucial en esta actividad por díécadas. “Un estudio realizado por el Departamento de Robos de la policí­a de Miami, a mediados de la díécada del 80, indicó que de 100 billetes de un dólar analizados, 99 tení­an rastros de cocaí­na.”[2]
 
Es muy común ver como grandes capos de la droga en Colombia y Míéxico lavan sus dineros en Miami, invirtiendo en casas, hoteles y otras construcciones; contando con la complicidad de empresarios y bancos que se encargan de lavar el dinero. “Algunos opinan que los bancos miamenses irí­an a la ruina si dejaran de lavar dinero del mercado de drogas y que se depreciarí­an a niveles insospechados los precios de bienes raí­ces si los narcotraficantes suspendieran las compras de propiedades”[3]
 
Losparaí­sos fiscales suelen tipificarse por su baja tributación y el requerido secreto bancario. Debido a estas circunstancias la OCDE suele elaborar listas de paraí­sos fiscales, listas offshore, listas grises[4], o las llamadas listas españolas[5], que se utilizan para “desacreditar” a algunas jurisdicciones. Curiosamente en estas listas no aparecen bancos radicados en algunos Estados de la Unión que realizan similares prácticas.
 
Sin embargo, el sistema de listas de la OCDE, a mi consideración, crea más confusiones que soluciones ya que su sistema de confiabilidad se basa en la firma de acuerdo para intercambio de información y llegado determinado estándar internacional, es eliminado de la lista de paraí­sos fiscales, cuando en la práctica puede seguirlo siendo.
 
El fraude fiscal, que los paraí­sos hacen posible, afecta las polí­ticas sociales, producto de la evasión de impuestos de la cual, se supone, salen parte de los fondos para ese tipo de medidas. Desde este punto, se puede comprender cómo la evasión de impuestos que alientan el lavado de dinero y los paraí­sos fiscales, afecta directamente a un sector tan sensible e importante de la sociedad como la clase media, tanto por su influencia polí­tica como por su estatus de paradigma de vida polí­tico-cultural y económico al interior de las sociedades, aunque esta situación no es del todo homogíénea. En ese sentido, “(…) la lucha contra la austeridad presupuestaria, contra las deudas ilegí­timas, evasión y fraude fiscal, contra los paraí­sos fiscales, es la lucha por el Estado de derechos sociales (mal denominado de bienestar). La misma lucha.”[6]
Si nos dejamos guiar por las artimañas burocráticas en torno a los parámetros de control pudiera pensarse que las recientes reducciones de las listas de paraí­sos fiscales que realiza la OCDE y otras Instituciones es un tema en el que se ha obtenido íéxito, pero lamentablemente los paraí­sos fiscales, la evasión de impuestos y el lavado de dinero son problemas que continúa vigentes.
 
En realidad el sistema de listas de la OCDE funge más como pantalla pública que como barrera contra la evasión de impuestos y el lavado de dinero; ensombreciendo la realidad a travíés de una condena pública a un hecho que evidentemente, no se resuelve aún a nivel global y mucho menos en el continente americano; sumergido en guerras fratricidas entre narcotraficantes y el gobierno norteamericano, que vienen a constituir otra prueba de la pervivencia de los fenómenos del lavado de dinero y los paraí­sos fiscales en una región estremecida por la oleada de violencia, con que operan los carteles de la droga.
 
Pero al problema no se le proyectan soluciones definitivas, ya que más allá de las noticas de crónica roja y las polí­ticas antidrogas del imperio, existe un interíés económico, financiero y comercial sobre el frondoso monto de capitales que genera dicho negocio.
 
Ahora bien, este ejercicio no sólo limpia el dinero del crimen organizado sino que se inserta tambiíén en el sistema monetario internacional, atrayendo a las íélites de poder concentradas en los EE.UU., que buscan con estas prácticas la evasión de sus impuestos. Con esa evasión, se perjudican los programas de asistencia sociales ya que ni pagan impuestos ni cotizan a la Seguridad Social. Obviamente, evadir estas responsabilidades se transfiere en miles de millones de dólares que se mueven en el sistema económico comercial mundial, gracias al lavado de dinero y a la discrecionalidad condicionada de los paraí­sos fiscales o centros offshore.
 
La OCDE pidió la firma de doce acuerdos de intercambio de información fiscal con otros tantos paí­ses. Pero, como denuncia Juan Hernández Vigueras, el truco consiste en que los paraí­sos fiscales han firmado doce acuerdos con territorios sin gran relevancia o entre sí­, es decir comprometiíéndose cada cual en su complicidad sobre la existencia o no de evasión fiscal. De esta forma, se consolida la idea de que los paraí­sos fiscales constituyen el instrumento ideal de la delincuencia transnacional, necesitada de lavar sus capitales y evadir impuestos.
 
El dilema de las listas de la OCDE se resuelve con un ejercicio de comparación entre algunas listas. Por ejemplo si revisamos el listado de paraí­sos fiscales de Amíérica según la OCDE en el año 2000 figuraban: Antillas Neerlandesas, Aruba, Anguilla, Antigua y Barbuda, Las Bahamas, Barbados, Bermudas, Islas Caimanes, República de Dominica, Granada, Jamaica, Islas Malvinas, Montserrat, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucí­a, Trinidad y Tobago, Islas Turks y Caicos, Islas Ví­rgenes Británicas, Islas Ví­rgenes de EE. UU., República de Panamá.[7]
 
La versión del 15 de Diciembre de 2011[8],ha ocurrido una gran simplificación, comenzando por el caso Uruguayo. Finalmente para la OCDE Uruguay ha dejado de ser un paraí­so fiscal cumpliendo con una serie de acuerdos que le posibilitan, al menos en lo formal, salir de la angustiosa lista de paraí­sos fiscales elaborada por esa organización. La firma de 7 nuevos acuerdos de intercambio de información, eleva el número de convenios del paí­s sudamericano a 18, cuando los requeridos son sólo 12. Esto son seis acuerdos más de los requeridos fueron suficiente para considerar transparente sus transacciones y, por tanto, eliminarlo de la “lista gris” de la OCDE, donde Uruguay estaba en la categorí­a de “otros centros financieros”.[9]
 
Gracias a estos requisitos burocráticos algunas de las jurisdicciones más clásicas como las Islas Ví­rgenes Británicas (BVI), Antigua y Barbuda, Belize, Bahamas, entre otras, fueron sacadas de la "lista gris". De este modo, para los primeros dí­as de 2012 sólo constituí­an las lista Niuíé y Naurú. La OCDE además tambiíén creó el llamado grupo de "otros centros financieros" el 15 de Diciembre de 2011.[10]
 
Sin embargo, la inmensa mayorí­a de los paí­ses que abandonaron la lista posiblemente sigan manteniendo las preferencias para no residentes y el necesaria confiablidad que le asegura las comisiones, en otras palabras, continúa la pervivencia de paraí­sos fiscales con las condiciones propicias para el lavado de dinero y la evasión de impuestos.
 
La crisis mundial en contraste con el lavado de dinero y los paraí­sos fiscales
 
En el contexto de crisis global y los recortes presupuestarios que se profundizan en varios paí­ses afectan a los organismos tributarios y la lucha contra la evasión. De acuerdo a las cifras que maneja el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la ONU, se lavan anualmente más de 600 mil millones de dólares conseguidos por el delito organizado en todo el mundo y esta operación ocurre bajo la anuencia del sistema bancario legal.
 
 La concentración del poder de los bancos es tal, que sólo 20 de los mayores bancos del mundo están a cargo del 75 por ciento de las transacciones financieras de los Estados Unidos, Francia e Inglaterra. A esta realidad debe sumársele que los EE.UU. no cuentan con un Banco Central real, sino que dicho Banco es una empresa privada formada por grandes Bancos de los Estados Unidos. Por tanto, la Reserva Federal es un ente privado, resultado de una asociación de Bancos de carácter estatal y de orientación nacional –según su acta constitutiva- con interíés de lucro; por lo que dicha reserva responde a los intereses de los bancos que la constituyen. Como si no bastara, los mandatos de los presidentes de la Reserva son más largos que los del presidente de los EE.UU., de modo que el presidente entrante de los Estados Unidos no elige al presidente de la Reserva Federal.
 
Un famoso lavador como Kenneth Rijock, conocido ahora como un muy lucrativo conferencista sobre estos temas, precisó que las razones siguen haciendo atractiva a la banca para los lavadores, son la inexistencia de un impuesto sobre la renta, ni de impuestos de sucesiones, ni sobre el beneficio empresarial, eliminándose así­ los controles legales de cambio bajo el supuesta confraternidad profesional del secreto.
 
 Por estas razones los paraí­sos fiscales resultan cada dí­a más difí­ciles de perseguir y controlar, con consecuencias cada vez más incalculables. "El secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Larry Summers, ha señalado que las compañí­as supranacionales, que son unas 60 mil, junto con grandes organizaciones de auditorí­as y algunos bancos de inversión, vehiculizan una evasión fiscal que le está costando a su paí­s, sólo por las actividades en los refugios fiscales, 10 mil millones de dólares al año".[11]
 
De esta forma el propio sistema esta evadiendo impuestos. De hecho como la propia Reserva Federal no es un su totalidad un ente estatal, resulta muy lógico que prefieran canalizar parte de sus fondos varios bancos norteamericanos a paraí­sos fiscales para así­ obtener un interíés que perderí­an en la Reserva Federal; de manera que no se ven obligados a depositar todo su capital en la Reserva. La incógnita serí­a quien desconoce este hecho y por quíé no se toman medidas efectivas contra el mismo y la realidad es que todos lo saben y nadie hace nada.
 
La Reserva Federal es teóricamente pública, porque es como el Banco Central de de los Estados Unidos; constituyendo por tanto máxima la autoridad monetaria. Ello a faculta para poder regir la polí­tica monetaria y el funcionamiento del sistema bancario estadounidense (tasas de interíés, encaje legal, impresión de dinero, etc.) Sin embargo, mediante el encaje legal puede retenerse una determinada proporción de los depósitos del sistema bancario, de procedencia privada y no tiene el poder absoluto sobre su revaluación o no, debido a que el dólar como divisa internacional debe atenerse a otras condicionantes. Si le preguntáramos a al gobierno de China, por ejemplo, como máximo acreedor de ese EE.UU., tampoco le resultarí­a factible la devaluación del dólar.
 
En este contexto, la evasión de impuestos y a búsqueda de paraí­sos fiscales con mayores preferencias, amerita un mayor control debido a las píérdidas millonarias que puede significar para las economí­as “nacionales”. Para que se tenga una medida de cuanto puede perderse con la evasión de impuestos, vale la pena remitirse al perí­odo de la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay. “Estimaciones formuladas tras la caí­da del stronismo dan cuenta que la corrupción de la dictadura le costó al paí­s por lo menos unos 6.000 millones de dólares americanos. Dadas las dimensiones de esta enorme cifra, es fácil concluir las oportunidades de desarrollo de las que se privó miserablemente al Paraguay en tíérminos de orientación de la inversión pública hacia la educación, la salud, la vivienda y la infraestructura de todo tipo.”[12]
 
No obstante, si bien para la clase trabajadora es muy perjudicial la evasión de impuestos, para la clase alta resulta un muy lucrativo negocio aunque, paradójicamente, son ellos los que menos impuestos pagan, ya que se considera que es la clase que tiene grandes capitales y, por tanto, posibilidades de invertir. Esta situación ha sido tan discutible que uno de los mayores millonarios de los Estados Unidos ha llegado a reclamar ante el Congreso, que le cobren más impuestos. Los paraí­sos fiscales tienen entre otros beneficios, la posibilidad de lavar dinero de procedencia ilí­cita, que sólo serí­a posible bajo los agradables secretos bancarios que suelen conceder.
 
El dinero sucio puede derivarse tanto de actividades económicas ilí­citas como de aquel que no se declara en hacienda, tanto para la evasión de la Justicia en tíérminos criminales como la evasión de los altos impuestos. La problemática se origina, cuando el individuo acumula una suma de dinero la cual no puede justificar y, por tanto, utilizar libremente para el comercio.
 
Entre las formas de lavado de dinero está el trabajo hormiga, donde una serie de individuos se dividen diversas sumas de dinero reduciíéndolas a una suma, la cual no es registrada como sospechosa y, por tanto, el dinero puede ser utilizado sin necesidad de justificar ante la Ley, debido a que esas transacciones no son registradas.
 
Esta gran vulnerabilidad provocó que en 1998 la ONU realizara el primer acuerdo para la lucha contra de lavado de dinero, estipulándose los principios jurí­dicos internacionales para la “lucha” contra este delito, entendiíéndolo como un fenómeno inherente al mundo actual. “La globalización liberal requiere los "paraí­sos fiscales" como la familia tradicional requerí­a los prostí­bulos, como compensación equilibrante de los matrimonios indisoluble. La lectura de lo que son y de su funcionamiento habla mucho más sobre el capitalismo contemporáneo que centenas de inocuos manuales de economí­a y finanzas.”[13]
 
Los paraí­sos fiscales son micro-territorios o Estados con legislación fiscal floja o inexistente, que practican la recepción anónima de capitales. “Ese lavado, según el FMI, representa entre el 2 y 5% del PIB mundial. La mitad de los flujos de capitales internacionales transita o reside en los ´paraí­sos fiscales´, en un monto que oscila entre los seiscientos millones y mil quinientos millones de dólares sucios que circulan en esos circuitos. Para tener una idea de lo que significa ese monto, basta decir que las deudas públicas en todos los mercados internacionales llega a los cinco mil millones de dólares.”[14] La evasión fiscal se vale de los centros llamados "offshore" o bancos extraterritoriales, que atraen a quienes buscan evadir el pago de impuestos por sus fortunas. El conjunto de actividades de los paraí­sos se ha convertido en parte esencial del sistema económico global.
 
Aunque ya ha pasado de moda hablar del neoliberalismo y sus tantas falacias, la desregulación del sistema económico, financiero y comercial se acentúa. Y como este fenómeno le viene de mil maravillas a polí­ticos, empresarios y criminales, los requisitos que les proponen los organismos internacionales como coto son tan formales que suelen quedar en los listados, paraí­sos de tan poca relevancia que cuesta trabajo creer que las actividades de lavado y evasión se resumen a paraí­sos como el de Nauru. Sucede que, estos paraí­sos, son el nicho en el que concursan, desde el más sencillo polí­tico regional de algún territorio colombiano, hasta la íélite polí­tica del continente, con la amañada forma en que protegen de la luz pública sus suntuosos dividendos, polí­ticos millonarios como el presidente chileno Sebastián Piñera y el candidato republicano, de mayor competencia para Obama, el exgobernador de Massachusetts, Mitt Romney[15].
 
En un contexto de crisis, bajo un sistema monetario global, sobrecargado de la circulación de capitales, donde las monedas catalogadas como “fuertes” (euro, dólar) no tienen más referentes sino la comparación entre sí­ mismas o, en todo caso, su representación virtual en bits; la generalización de prácticas de lavado de dinero y evasión de impuestos, bajo la pervivencia de los paraí­sos fiscales, denota un panorama de inseguridad financiera, económica y comercial, que se ampara en una inseguridad jurí­dica; toda vez que los mecanismos internacionales creados para su control, pecan de ineficacia, cuando se simplifican las listas de la OCDE en un momento crisis sistíémica y efervescencia del narcotráfico en Latinoamíérica.
 
La economí­a internacional entre el negocio de las drogas y lavado de dinero
 
Una de las grandes incógnitas es la cantidad de dinero generado anualmente por el tráfico ilí­cito de drogas (TID). El negocio del TID, es el segundo en movimiento de capitales del mundo despuíés del petróleo, por las ganancias extraordinarias que provee. Según la ONUDC su comercialización genera alrededor de 320 000 millones[16] de dólares anuales, con un mercado que anda por los 200 millones de consumidores a nivel global. Esta economí­a genera “(…) 300,000 empleos para campesinos de los Andes sudamericanos que participan como proveedores de materia prima: coca (200,000 has), amapola (1,500 has) y marihuana (no menos de 1,000 has), que proveen para los mercados regionales internacionales.”[17]
 
Como los datos de la ONUDC y otras instituciones resultan demasiado oficiales como para reflejar toda la realidad, resulta muy conveniente compararlos con las cifras que maneja Daniel Estulin en uno de sus libros sobre el Club de Bilderberg para conocer, a consideración de“(…) un experto en lavado de dinero que ostenta un alto cargo en la agencia del gobierno estadounidense encargada de vigilar las transacciones internacionales de capital me dijo una vez (a Estulin) que ´en números redondos debe tratarse de una suma de unos 590 mil millones de euros anuales libres de impuestos´”[18]
 
Las cifras varí­an entre 320 mil millones y 700 mil millones, en dependencia de las agencias e Instituciones que se consulten, lo cierto es que todos manejan cifras multimillonarias las cuales, obviamente, no entrarí­an en el sistema monetario internacional sin el concurso de los polí­ticos y empresarios de mayor influencia global. Atendiendo a esa realidad nos podemos percatar que el dinero proveniente del TID desempeña un rol crucial en el sistema bancario y monetario internacional, pues, como afirmara el ex agente de la LAPD Michael C. Ruppert, de allí­ provienen los papeles con que se realizan los “(…) ´pagos mensuales mí­nimos de las grandes acciones y de las burbujas de derivados y de inversiones en Estados Unidos y Gran Bretaña´ (…). En 2000, Le Monde Diplomatique estimó el total anual generado por el narcotráfico en unos 420 mil millones de euros.”[19]
 
Pero aún más alarmante resulta la consideración de Caterine Austin Fitts editora de From The Wilderness quien afirmó “(…) que esos 590.000 millones de euros generarí­an transacciones económicas seis veces mayores que ese valor para blanquear el dinero, de modo que el impacto real del negocio de las drogas en las finanzas internacionales se convertirí­a en transacciones por valor de 3 billones y medio de euros.”[20]
 
Estas cifras millonarias generadas por el TID, interactúan con el sistema comercial mundial, inyectándolo de papeles o bits, como puntualiza el profesor Casals; apoyando la especulación financiera y la lógica del capital con la concentración tanto de las riquezas como de su apropiación. En ese sentido, la mafia actual sigue la lógica de antaño, aquella que comprende la sinergia del sistema, se adecúa y participa en el mismo, no como su contraparte sino como su soporte ilegal. Por ello vale la pena recordar la famosa frase del gánster Al Capone al acusársele por evasión de impuestos: “Esto es absurdo.  ¡Ustedes no pueden cobrar impuestos sobre ingresos ilegales!”[21]
 
Imaginemos entonces como se traducen estos fondos en las bolsas de valores. Entendiendo que en las bolsas se negocian acciones, participación en las ganancias, en la rentabilidad de una empresa, determinada por las utilidades que reparte dicha empresa. El llamado Carry Trade o diferencial de rentabilidad esperada se alimenta de liquidez, proveniente del balance de las empresas, la reserva de los bancos centrales y los sospechosos grupos de capital privado. En este sentido, los dineros que están en los bancos centrales tambiíén están en movimiento, entendiendo la concepción del capital como dinero que genera dinero.
 
Conjugando esta realidad con la participación del dinero proveniente del TID, se comprende mejor, como el “(…) valor de las acciones de las empresas que cotizan en Wall Street se basa en beneficios netos anuales. El sistema conocido como bonos de beneficio, hace que íéstos se reflejen en el valor de la empresa cotizada en bolsa multiplicado hasta por 30. Para empresas como Chase Manhattan Bank (…) tener unos 10 millones de euros en Beneficios netos adicionales derivados del tráfico de drogas le supondrí­a un incremento neto en el valor de sus acciones en bolsa de hasta 300 millones de euros.”[22]
 
Otra de las complejidades de las operaciones de lavado de dinero y los paraí­sos fiscales en el sistema económico comercial actual, es la presencia de una plusvalí­a virtual a partir de una ganancia virtual, que se produce en la esfera de la circulación y no, como reflejaran los clásicos, aquella plusvalí­a real originando riqueza desde la producción. Aparecen los derivados financieros dada la ausencia de una plusvalí­a real. Esta llamada plusvalí­a virtual –como afirma el profesor Jorge Casals Llano- se produce esencialmente en la esfera de la circulación y es precisamente en esa esfera donde entran en juego los dividendos obtenidos por el negocio ilí­cito de las drogas y otros delitos conexos, por su necesidad de ser lavados para poder entrar en circulación.
 
Definitivamente los bancos norteamericanos y, más que los bancos, la íélite empresarial, “apuesta” con el dinero de todos, beneficiándose en todo este proceso del lavado de dinero procedente del crimen organizado, particularmente el relacionado con el TID.
En este complejo entramado entran en acción, como otro de los elementos perjudiciales que suelen dirigirse a los paraí­sos fiscales, los llamados Capital Golondrina, caracterizados así­ por la inestabilidad de la permanencia del capital en un lugar. Este consiste en depósitos de capital efí­meros, es decir que se condicionan a corto plazo y con rendimientos muy variables, otorgándole mayores posibilidades de movilidad. Este capital concurre hacia los paí­ses o regiones donde pueden obtener mayores ganancias, de forma coyuntural, para luego dirigirse hacia otros que le ofrezcan mejores condiciones. De esta manera se aseguran el no comprometimiento con el destino de los paí­ses donde han hecho depósitos ni con las consecuencias que acarrea para los mismos, las caracterí­sticas de sus actividades.
 
En este sentido, los capitales golondrinas pudieran comprenderse como una de las tantas expresiones negativas de la globalización neoliberal de la economí­a. Con ello nos percatamos de otra de las falacias de ver dogmáticamente correcto, aspectos como la inversión extranjera, las cuales sin condicionamientos ni regulaciones financieras y jurí­dicas que protejan a los paí­ses donde se realizan, pudieran beneficiar los intereses privados sobre el interíés nacional, lo que agudizarí­a las relaciones de dependencia y dominación históricamente ancladas en la relación de los EE.UU. con Amíérica Latina y el Caribe.
 
 Por otra parte, los capitales golondrinas depositados de manera coyuntural y condicionada, pueden producir una peligrosa revaluación en la moneda local; perjudicando las condiciones de vida de los lugares donde hacen depósitos, unido a inversiones extrajeras que lejos de ir a la economí­a real, al sector productivo, van hacia la obtención de grandes ganancias, durante el perí­odo en que los paraí­sos fiscales le ofrezcan mayores posibilidades de evasión fiscal y otros nichos de ganancias, para luego trasladarse hacia otros lugares donde las ventajas comparativas que persiguen sean mayores; dejando perjudicada a las economí­as de los paí­ses donde habí­an hecho depósitos.
 
Los capitales golondrinas, a su vez, pueden producir un aparente fortalecimiento de las monedas locales, producto de la abundancia de capital que pueden mostrar coyunturalmente. Por ello, el empleo regulaciones financieras y jurí­dicas más estrictas, resulta una necesidad para dar mayor estabilidad a estas economí­as y no exponerlas acrí­ticamente este tipo de actividades e inversiones de capitales, que están muy lejos proveer un desarrollo sostenible para los paí­ses latinoamericanos y caribeños donde se desarrollan este tipo de actividades.
 
La desenfrenada emisión de papel se “respalda” en activos y por bancos que tienen fiducia, en otras palabras, confianza de que van a pagar. La compra de activos por el Banco Central suele traducirse en un aumento de la demanda interna, así­ como la venta de activos en su disminución. En los Estados Unidos, donde un ente privado hace de Reserva Federal, el financiamiento de la deuda pública Federal realizada por otros paí­ses (y actores) asciende a 14 billones de dólares. Por tanto, un incremento de la oferta monetaria reporta un efecto expansivo sobre la economí­a.
 
En este análisis no debe perderse de vista que el dólar como divisa internacional, produce un descontrol en la medida en que los Estados que la asumen, pierden una determinación sobre la moneda, por lo que el precio de dicha divisa se “determina”, además de por la relación entre oferta y demanda, por la rentabilidad esperada. La existencia de una desregulación del sistema financiero internacional acentúa todas estas problemáticas.
 
 En el precio del dólar (tasa de cambio) o el precio del dinero (tasa de interíés), influyen múltiples factores, pero en general los mecanismos son de mercado, por tanto de oferta y demanda, aunque hay instrumentos que puede manipular el banco central (Reserva Federal) para influir sobre ellos como son la tasa de interíés y la emisión monetaria.
 
El lavado de dinero contribuye a la inflación cuando hay exceso de liquidez (exceso de dinero en circulación). Cuando hay exceso de dinero en circulación se contribuye a la inflación, porque indica que hay una mayor demanda de bienes y servicios y no tiene un correlato en la oferta de estos, lo que puede producir un repentino incremento de los precios, debido a que la oferta no cubre la demanda.
 
El exceso de moneda en circulación, hinchada tambiíén por los dividendos provenientes del lucrativo negocio del lavado de dinero, contribuye tambiíén a la inflación, (exceso de liquidez). Ello debe verse aparejado a que, por lo general, cuando los bancos bajan la tasa de interíés inyectan dinero en circulación, traduciíéndose en una polí­tica monetaria expansiva. Para ello hay múltiples mecanismos, que pueden ir desde subir directamente la tasa de interíés, imprimir más dinero o reducir el encaje legal.
 
Una de las falacias sobre el lavado de dinero y el TID, consiste comprender estas actividades como la solución divina para el desarrollo repentino de las economí­as de Latinoamíérica y el Caribe. El mito se derrumba cuando nos percatamos de que la mayor parte del dinero proveniente del crimen organizado transnacional que operan en la región suele dirigirse hacia los Estados Unidos; alentados por la aspiración del american way of life, inspirados en una concepción del buen vivir que está más enfocado hacia la pacha Miami que a la pacha mama.
 
Los Estados Unidos como paí­s que concentra las riquezas de los narcos, ya no sólo como paradigma cultural, sino que tambiíén sus bancos y sucursales son reconocidos por el crimen organizado como un buen destino para sus dividendos. Es allí­ donde se concentra parte importante de las riquezas extraí­das de Latinoamíérica, reproduciíéndose la lógica de dependencia y dominación que precede la romántica relación entre el norte y el sur americano. “Se estima que solo en Estados Unidos las ganancias que arrojan estos delitos ascienden alrededor de US$275.000 millones, excluida la evasión fiscal.”[23]
 
De esta forma, los Estados Unidos de Norteamíérica y en particular, el sur de la Florida, resulta especialmente atractivo para que el crimen organizado gaste sus ganancias en una economí­a de servicios, que se adecúa perfectamente a los intereses de lavado e inversión de estos sectores.
 
 De estas “ganancias”, lo que llega a las economí­as latinoamericanas es un muy deprimido por ciento el cual, no obstante, logra atraer a amplios sectores rurales y urbanos que participan en algunas fases del negocio por pequeñas comisiones, ante la difí­cil situación socioeconómica que viven estos paí­ses.
 
La concepción del Estado nacional en su versión primigenia se va perdiendo en cuanto a interíés económico. Las ganancias de los negocios ilí­citos de la droga y otros delitos conexos fluyen de toda Latinoamíérica y el Caribe hacia los EE.UU.; corriendo a favor de los intereses del gran capital transnacional. “Si tiempos hubo en la historia en los cuales el estado regulador, mediante su intervención, podí­a paliar los ´efectos no deseados´ del ´libre juego´ de la oferta y la demanda en los mercados, hoy no existe estado en el mundo que pueda ´regu­lar´ la actuación de las grandes empre­sas transnacionales, algunas de ellas con mayor fuerza económica que continentes enteros.”[24]
 
Las paí­ses latinoamericanos dependientes tras siglos coloniaje y deformación estructural de sus economí­as; distraí­dos ideológicamente por la influencia de la hegemoní­a cultural estadounidense, suelen reconocer como alternativa contra la crisis actual, la “atractiva” triada del negocio de las drogas, el lavado de dinero y los paraí­sos fiscales. Sin embrago, si se realiza un análisis profundo sobre estos fenómenos no hacen más que diluir a la región entre la narcoeconomí­a y la dominación perpetua del imperio estadounidense, está vez a travíés de un negocio al cual concurren, extrayendo los mayores beneficios para el sostenimiento del sistema capitalista global, limpiando los grandes volúmenes de dinero sucio, para el sostenimiento de las falacias del sistema capital mundial.
 
De manera general, el lavado de dinero aumenta y el incremento de las incautaciones de drogas de algunos paí­ses de Latinoamíérica no hace más que evidenciar la perpetuidad del negocio.
 
El “narcotráfico” amenaza la estabilidad de la región, por su relativa funcionalidad para fungir como colchón de los paí­ses más pobres, sobre los efectos de la crisis económica global, representando un por ciento considerable del PNB, así­ como por las fuentes de empleo que genera. De igual forma, ha sido acogido por empresarios en declive para recapitalizar sus finanzas.
 
Por otra parte, las economí­as latinoamericanas desmoralizadas ante el auge de prácticas ilegales de comercio, acuden a un proceso enajenante, reconociíéndose ya no sólo desde el norte sino tambiíén en el sur, la presencia de fenómenos morbosos –al decir de Gramsci- en una íépoca de crisis del sistema mundial. Por ello, independientemente de las teorí­as de Francis Fukuyama en su dilema del fin o, más recientemente, el futuro de la historia, lo que ciertamente estamos presenciando no es una íépoca de cambios sino un cambio de íépoca, donde la homogeneidad y el unipolarismo han dado paso a sistemas más complejos que no se pueden comprender sin la consideración de todos los actores que confluyen en íél.
 
Resulta entonces, el análisis del lavado de dinero, los paraí­sos fiscales y el negocio de las drogas, procesos estrechamente relacionados que ganan espacio, dentro de ese gran sistema económico, comercial y financiero a nivel mundial.
 
Este proceso desmoralizador comienza por la economí­a pero se expande al espectro polí­tico, social y cultural de un mundo globalizado y, aunque ya no estíé muy de moda, reformado bajo la tutela teórica del neoliberalismo, en una crisis multidimensional de la cual el sistema capitalista no acaba de hallar salida y acude para su permanencia, a fenómenos morbosos como el crimen organizado trasnacional asociado al delito de TID, el lavado de dinero y los paraí­sos fiscales en el “nuevo mundo”.
 
No por gusto Galeano expresó en su paradigmática obra Las Venas abiertas de Amíérica Latina: “La economí­a mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado”[25] Evidentemente esta idea no sólo continúa vigente sino que se acentúa en nuestra realidad. Cuando las economí­as latinoamericanas se ven más dependientes del sistema económico global y las crisis originadas por los Estados Unidos y otras potencias occidentales, suelen hacerse sentir más en los paí­ses del llamado Tercer Mundo; vale la pena acercarse al mundillo los paraí­sos fiscales y seguir -a la usanza de Walter Martí­nez- la ruta del dinero, que casi siempre ayuda a dilucidar mejor quienes son los autores intelectuales de lo que sucede hoy con el crimen organizado trasnacional, el lavado de dinero y los paraí­sos fiscales, que tanto corroe al “nuevo mundo” americano.
 
Conclusiones
 
Los paraí­sos fiscales, el lavado de dinero y el alto tráfico ilí­cito de drogas existente en el continente denotan, en el actual contexto de crisis económica global:
 
Fracaso del sistema de regulación financiera.
 
Expresión de la crisis sistíémica y multidimensional del sistema capitalista neoliberal.
 
Otra manifestación de la crisis de la hegemoní­a de Estados Unidos sobre Latinoamíérica.
 
Denota la crisis de credibilidad de los EE.UU. en un contexto donde la Internet, las nuevas tecnologí­a y las redes sociales on line, dan mayor libertad de información.
 
Vulnerabilidad institucional de los organismos internacionales, al permitirse los grandes montos de blanqueo de capitales del crimen organizado trasnacional, así­ como un alto í­ndice de evasión de impuestos.
 
La existencia e internacionalización de problemas de seguridad como el tráfico ilí­cito de drogas, los paraí­sos fiscales y el consecuente lavado de dinero, es inyectado por los Estados Unidos y, a la vez, reporta enormes beneficios la lucha contra estos males como pretexto para otras guerras imperiales que alimenten su insaciable Complejo Militar Industrial.
 
La pervivencia de los problemas asociados al lavado de dinero y los paraí­sos fiscales pudiera reconocerse como el cáncer del sistema capitalista imperial que necesita del crimen organizado trasnacional para mantener las burbujas financieras y los estrepitosos í­ndices de movimiento de capitales sólo respaldados, que sólo son posibles de respaldar por la criminalidad internacional y su poder para emitir papeles y bits, en eurodólares.
 
El fraude fiscal, que los paraí­sos hacen posible, afecta las polí­ticas sociales, producto de la evasión de impuestos de la cual, se supone, salen parte de los fondos para ese tipo de medidas.
 
El lavado de dinero y los paraí­sos fiscales, afecta directamente a un sector tan sensible e importante de la sociedad como la clase media.
 
El sistema de listas de la OCDE funge más como pantalla pública que como barrera contra la evasión de impuestos y el lavado de dinero.
 
Más allá de las noticas de crónica roja y las polí­ticas antidrogas del imperio, existe un interíés económico, financiero y comercial sobre el frondoso monto de capitales que genera dicho negocio.
 
En el contexto de crisis global, cuando los recortes presupuestarios se profundizan en varios paí­ses, se afectan a los organismos tributarios y la lucha contra la evasión.
 
Los bancos norteamericanos se benefician en todo este proceso del lavado de dinero procedente del crimen organizado, particularmente el relacionado con el TID.
 
Escenarios más probables
 
En los paí­ses con mayores actividades de TID y otros delitos conexos, la corrupción vulnera al sector bancario, en busca de medios para lavar dinero, con la participación de funcionarios de entidades públicas o privadas. Ello agudizará la relación existente entre la corrupción y el TID, la cual no es exclusiva de los paí­ses pobres.
 
La guerra de los cárteles en la lucha contra el gobierno, supera la capacidad de algunas instituciones, de los paí­ses subdesarrollados para enfrentar este fenómeno, lo que justificará la penetración de las fuerzas de las potencias occidentales y de los contratistas a su servicio.
 
La corrupción será alentada por las ganancias del TID, lo cual posibilitará la influencia polí­tica de los cárteles, en tanto logren corromper a funcionarios polí­ticos o ubicar algunas de sus figuras en los estamentos gubernamentales.
 
La corrupción será alentada por las ganancias del TID, lo cual posibilitará la influencia polí­tica de los cárteles, en tanto logren corromper a funcionarios polí­ticos o ubicar algunas de sus figuras en los estamentos gubernamentales.
 


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[1] Al Capone o Scarface por su cicatriz en la mejilla (1899-1947), fue un gánster estadounidense de origen italiano, quiíén hizo fortuna en la íépoca de la prohibición de la venta de alcohol. Fue acusado de evasión de impuestos en 1931 y condenado a 11 años de cárcel, aunque fue liberado en 1939.
[2] Jesús Arboleya Cervera: La ultraderecha cubano-americana de Miami. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2000, p. 24.
[3] Jesús Arboleya Cervera: Ob; cit, p. 23.
[4]La Lista gris de la OCDE se compone de los paí­ses considerados centros financieros que se han comprometido a adoptar los estándares acordados a nivel internacional en materia fiscal, los paí­ses considerados centros financieros dicen adoptar los parámetros establecido a nivel internacional en materia fiscal, pero que en la práctica no lo han realizado.
 
[6]Xavier Caño Tamayo. Impunes y famosos defraudadores fiscales. En: http://www.ellibrepensador.com/2012/01/07/impunes-y-famosos-defraudadores-fiscales
[7] Los paraí­sos fiscales. En: http://www.muchapasta.com/b/paraisos%20fiscales/Listado%20de%20paraisos%20fiscales.php
[8] Lista de paraí­sos fiscales. La clasificación oficial de la OCDE. En: http://www.paraisos-fiscales.info/lista-paraisos-fiscales.html
[9] Uruguay ya no es paraí­so fiscal (según la OCDE). En: http://paraisos-fiscales.info/blog
[10] lista de paraí­sos fiscales, la clasificación oficial de la OCDE. En: http://www.paraisos-fiscales.info/lista-paraisos-fiscales.html
[11] Guido Braslavsky. Jaque a los Paraí­sos fiscales. Los paraí­sos fiscales ocultan un tercio de todos los fondos del sistema bancario mundial.
[12] Los paraí­sos fiscales son refugios de delincuentes. En: http://www.abc.com.py/nota/los-paraisos-fiscales-son-refugios-de-delincuentes-1918
[13]Emir Sader. "Paraí­sos fiscales": Prostí­bulos de la globalización. En: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=1329
[14]ídem
[15] Mitt Romney se ha resistido a exponer los datos de su declaración de la renta, explicando que las autoridades se quedan con alrededor de un 15% de sus ganancias anuales, lo cual resulta bien discreto si consideramos que la fortuna de Romney oscila entre 150 y 200 millones de euros. Víéase en: Mitt Romney por fin lo dijo… paga pocos impuestos. Tomado de: http://www.cubadebate.cu/noticias/2012/01/17/mitt-romney-por-fin-lo-dijo-paga-pocos-impuestos
[16] Víéase: Word Drug Report de 2011. En: http://www.unodc.org/documents/southerncone//Topics_drugs/WDR/2011/Executive_Summary_-_Espanol.pdf .
[17] Ricardo Soberón. Las tendencias del narcotráfico en Amíérica Latina. En: www.tni.org
[18]Daniel Estulin. Los secretos del Club de Bilderbeg. www.apitox.es/docs/Los_Secretos_Del_Club_Bilderberg.pdf, p. 77.
[19]ídem
[20]ídem
[21]Resumen – Lavado de Dinero. En: http://www.irs.gov/espanol/article/0,,id=238185,00.html
[22]Daniel Estulin. Los secretos del Club de Bilderbeg. En: www.apitox.es/docs/Los_Secretos_Del_Club_Bilderberg.pdf, p. 77.
[23] Drogas, joyas y efectivo: La labor del FMI contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. En: http://blog-dialogoafondo.org/?p=1029
[24] Jorge Casals Llano. La crí­tica al “capitalismo salvaje”. En: Semanario Manos, Junio 1999.
[25] Eduardo Galeano. Las venas abiertas de Amíérica Latina. Montevideo, El Chanchito, 1987, p. 438.


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