Por Jeffrey Goldfarb
Sería comprensible que una empresa con raíces agrícolas simplemente siguiera al rebaño.
En cambio, Wesfarmers, de 60.000 millones de dólares australianos (43.000 millones de dólares), cuyos orígenes se remontan a una cooperativa agrícola hace más de un siglo, se atreve a desafiar la tendencia global de ruptura que envuelve a muchos de sus compañeros conglomerados.
Los números están de su lado por ahora, pero la compañía australiana está a solo un mal negocio de ser arrastrada por la reacción violenta.