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Autor Tema: OBAMA, EL EUROPEíSTA...  (Leído 196 veces)

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OBAMA, EL EUROPEíSTA...
« en: Mayo 24, 2012, 11:19:29 am »
Por...   MARC BASSETS



Las turbulencias que atraviesa Europa espantan a Barack Obama.

Este fin de semana, como anfitrión de las cumbres del G-8 y la OTAN en Camp David y Chicago, el presidente de EE.UU. ha intervenido en el debate europeo como nunca lo habí­a hecho hasta ahora.

Con la mente en Grecia y en España, ha alertado a los socios europeos y a los propios ciudadanos norteamericanos de que un agravamiento de la crisis tendrá consecuencias para el empleo y el crecimiento en su paí­s.

Ha abogado por una mayor integración de la UE, una postura inusual en la Casa Blanca. Y -siempre bajo la idea de que ahora la prioridad es fomentar el crecimiento, y no la austeridad- ha llegado a plantear propuestas detalladas para evitar un contagio que no solo podrí­a arruinar la recuperación norteamericana sino poner en peligro sus posibilidades de salir reelegido el próximo noviembre.

El nuevo europeí­smo del presidente de EE.UU., la insólita atención que presta a la UE es nueva. Por su biografí­a y su visión del mundo, Obama es el presidente con menos ví­nculos con Europa de las últimas díécadas.

Llegó a la Casa Blanca en el 2009 mirando a Asia. Europa rozaba entonces la irrelevancia, y por buenos motivos: no daba problemas a Washington y, por tanto, no era prioritaria.

Si ahora Europa vuelve a ser relevante en Washington, es precisamente porque se percibe como una fuente de problemas. En Washington la crisis europea se caracteriza como una crisis económica y polí­tica. "A todos nos interesa, tambiíén a Amíérica, una economí­a europea estable y en crecimiento.

Europa es nuestro mayor socio comercial. Para decirlo de forma sencilla, si una empresa se ve obligada a recortar en Parí­s o en Madrid, esto significará menos negocio para fabricantes de Pittsburgh o Milwaukee.

Y esto puede significar unos tiempos más difí­ciles para las familias y las comunidades que dependen de estos negocios", dijo Obama, el sábado, en Camp David.

El Presidente hablaba de los intereses económicos de su paí­s: evitar que los recortes en España disparen el paro en EE.UU. Pero sus intereses electorales tambiíén están en juego: el 6 de noviembre, el voto del obrero de Pittsburgh o Milwaukee -ciudades de Pensilvania y Ohio, estados clave- pesará en el resultado final.

De ahí­ que Obama se sienta legitimado para aconsejar con sus recetas anticrisis. En la cumbre del G-8, el viejo club de los paí­ses más industrializados, ya se afilió con los partidarios de moderar las polí­ticas de austeridad frente al rigorismo de la canciller íngela Merkel.

Y el lunes, tras la cumbre de la OTAN, concretó una lista de medidas: impedir el contagio de las crisis griega al resto del continente con cortafuegos, recapitalizar los bancos y promover una polí­tica monetaria que permita a "paí­ses como Grecia o Italia (...) ofrecer a sus ciudadanos la perspectiva de una economí­a que mejore, de empleos que crezcan e ingresos que se expandan aunque lleve un poco de tiempo". Tanto preocupa a Obama lo que en los próximos dí­as ocurra en Grecia o España, que en Chicago ofreció a los europeos "cualquier ayuda tíécnica" para buscar juntos "cómo estabilizar los mercados". ¿EE.UU., un socio más en Bruselas? "A fin de cuentas, pienso que lo más importante es que Europa reconozca que el proyecto del euro implica más que solo una moneda. Debe haber una coordinación más efectiva en el ámbito fiscal y monetario, y en la agenda de crecimiento", dijo. Con frecuencia se ha atribuido a Washington el deseo de ver una UE diluida, polí­ticamente díébil. Ahora sucede lo contrario, Obama aboga por una mayor integración europea. Y este es uno de los giros inesperados de la crisis: escuchar tonos federalistas en los discursos del lí­der de la superpotencia, o verle saliendo en defensa de los intereses de los españoles o italianos asustados por un futuro de recortes y austeridad.

La crisis europea tambiíén sirve al presidente Barack Obama para reivindicar sus controvertidas polí­ticas desde que en el 2009 llegó a la Casa Blanca. Mientras Europa reaccionaba a la crisis dubitativamente y, despuíés, con polí­ticas de reducción del díéficit similares, en algunos aspectos, a las que promueve el Partido Republicano y el Tea Party, Obama rescataba a los bancos, a General Motors y Chrysler, impulsaba un plan de estí­mulo de unos 800.000 millones de dólares, y aplazaba el recorte del díéficit. El resultado: aunque a un ritmo tan lento que los ciudadanos siguen insatisfechos con la economí­a, Estados Unidos crece y crea empleo.

"Actuar con contundencia en vez de con pasitos pequeños acaba siendo mejor", aconsejó en Chicago.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...