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Autor Tema: Sra. Merkel, ¿Y si no compramos coches de VW y de BMW?  (Leído 160 veces)

TEJON

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Sra. Merkel, ¿Y si no compramos coches de VW y de BMW?
« en: Mayo 31, 2012, 10:56:04 am »
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Sra. Merkel, ¿Y si no compramos coches de VW y de BMW?

30.05.2012 Manuel del Pozo 18 Seguro que tampoco le gustarí­a que boicoteásemos los productos de Bayer, Siemens, Bertelsmann, Deutsche Telekom o de cualquier otra multinacional alemana. Usted, señora Merkel, no es una hermanita de la caridad y sus ciudadanos no son tan altruistas como se nos quiere hacer creer. Alemania es el mayor contribuidor de la Unión Europea, pero tambiíén es el mayor exportador, y sus empresas son grandes gracias que los vagos del Sur les compramos sus productos. Sí­, esos vagos a los que usted está asfixiando sin piedad.


Ya está bien de demagogias y de populismos, señora Merkel. Usted lleva dirigiendo la Unión Europea como le viene en gana, y ha demostrado que le importa un pimiento si los griegos o los portugueses se mueren de hambre. Alemania fue el primer paí­s que se saltó el Pacto de Estabilidad Europeo y no pasó nada. Ustedes nos han tenido muchos años con tipos de interíés excepcionalmente bajos para impulsar el crecimiento alemán, aunque ello fuera en perjuicio del resto de los paí­ses comunitarios.

Hay que parar como sea la sangrí­a que está sufriendo nuestro paí­s. Es imposible que el Estado y las empresas tengan que pagar un interíés superior al 6% para financiarse. Así­, lo único que se va a conseguir es empobrecer el paí­s e hipotecar a las generaciones futuras. La negativa de la señora Merkel tanto a recapitalizar la banca con dinero europeo como a la emisión de eurobonos lleva a España irremediablemente al rescate. Ya síé que no hemos hecho los deberes y que cuando nos hemos querido dar cuenta ya era demasiado tarde, pero eso no es excusa para que se pisotee un paí­s que ha demostrado que tiene unos buenos fundamentos económicos y que, entre otras cosas, cuenta con un puñado de las mejores empresas del mundo.

Es verdad que la corrupción polí­tica y la desvergí¼enza de muchos directivos han dejado España hecha unos zorros, pero serí­a tremendamente injusto condenar a los ciudadanos a una díécada de miserias. Europa, con Alemania al frente, tiene que establecer una estrategia clara de defensa del euro y frenar en seco la especulación que están sufriendo paí­ses como España e Italia. No sólo está en juego el futuro del proyecto europeo, sino que tambiíén castigarí­a duramente las cuentas de las empresas alemanas un eventual derrumbamiento de los paí­ses del sur de Europa.

Salvar España tiene que ser ahora nuestro principal objetivo, independientemente del color polí­tico de cada uno. Ya habrá tiempo para exigir responsabilidades polí­ticas, administrativas, civiles y penales por los abusos cometidos. Porque me niego a pagar los 500 euros que me tocan –como a cada uno de los ciudadanos españoles– del rescate de Bankia, mientras algunos directivos se han llevado indemnizaciones millonarias.

Resulta vergonzosa la negativa de nuestros polí­ticos a investigar a fondo lo ocurrido en algunas entidades financieras. Luis de Guindos dice ahora que tanto la fusión de Caja Madrid y Bancaja como la salida a bolsa de la entidad resultante fueron errores, pero lo que no dice es que dicha fusión se gestó en la sede del PP y que el agujero detectado ha sido provocado por la mala gestión de los directivos afines al PP y por la utilización polí­tica de estas entidades por parte de los gobernantes autonómicos de Madrid y Valencia. Lo mismo se podrí­a decir de los polí­ticos socialistas en entidades como Caja Castilla-La Mancha. No es extraño, por tanto, que ambos partidos se nieguen a abrir comisiones de investigación.

Los ciudadanos no nos tenemos que dejar anestesiar y debemos exigir que se aclare todo lo sucedido en la economí­a española. Porque, de lo contrario, corremos el riesgo de que se vuelvan a cometer los mismos atropellos.

Igual que tenemos todo el derecho a pedir a la señora Merkel que de una vez por todas se olvide de sus votantes alemanes y piense más en sus empresas, que tambiíén se juegan su futuro.