"España se está cayendo". Así de tajante comienza Santiago Niño Becerra su artículo de La Carta de la Bolsa en el que vuelve a hablar de los grandes problemas que tiene la economía española. Pero además, para ser más pesimista, el economista agrega que nuestro país se está cayendo "a más velovidad de lo que se pensaba".
"Los últimos informes del FMI, de la CE y de la OCDE lo atestiguan", así como tambiíén lo confirma la petición que Mariano Rajoy hizo al BCE para que 'ayudara' con su intervención.
Y es que, para Niño Becerra, "España arrastra lo que arrastra", es decir, nuestro país lleva a cuestas una deuda que no puede pagar, un sistema bancario que parece "un campo bombardeado" y un nulo crecimiento. Asimismo, el futuro a medio plazo "pinta cero expectativas materializadas en poquísimos puntos de impulso". Y si a todo esto, le agregamos las peticiones de ayuda "más o menos explícitas" que se están llevando a cabo y la dependencia crónica que el país arrastra, "la conclusión a la que se llega es a la de que España ya no inspira confianza, lo que contribuye a su caída".
"Y a nivel interno, añadamos a todo lo anterior el que algunas partes de España no pueden sostenerse por si mismas, y que el sistema bancario español se enfrenta a probabilidades de imapagadosidad -¡por fin empieza a hablarse de eso!- que pueden llegar a ser elevadísimas, que afectarían al ladrillo y a lo-que-no-es-ladrillo" incluye el experto.
En este sentido, el Catedrático señala que lo que sale de todo esto es una "estabilidad muy incierta, un algo que cuenta con unas empresas muy endeudadas, muchas de ellas con una viabilidad difusa, y en donde habitan unas familias con rentas en descenso, alto nivel de deuda, y desempleo en aumento". "Algo que por como está va a tener muy, pero que muy difícil el acceso al críédito", puntualiza Niño Becerra.
Por todo ello, el Catedrático vuelve a afirmar que "España se cae" y de hecho, "ya se está cayendo", lo que se demuestra con la cantidad de auditorías que se van a realizar al sistema financiero español y a multitud de empresas "bajo la ¿supervisión? de entidades internacionales".
"Puede que los MiB aún no se hayan puesto las gafas negras, pero todo esto suena a total intervención a fin de evitar la debacle", explica Santiago Niño Becerra, al tiempo que sentencia que "aunque en realidad no llegue a caerse, España se cae, y parece que inevitablemente".