La reunión del G-7 ha aliviado la presión de los mercados sobre España. El diferencial entre el bono español y el alemán ha acentuado hoy la tregua que comenzó en la víspera. Si ayer la prima de riesgo cerró en los 520 puntos básicos, tras caer desde un máximo de 548 puntos básicos que llegó a tocar el viernes, gracias a la ligera caída de la rentabilidad del diez años español y el repunte del bund, hoy ha logrado bajar de 510 puntos básicos, aunque parece poco probable que haga lo mismo con los 500 puntos.
Y es que, aunque la situación en Europa no ha cambiado en dos días, y el escenario sigue siendo el mismo que la semana pasada, cuando se vivieron momentos de pánico en los mercados, la teleconferencia que han mantenido los líderes del G-7 en la que, según el ministro japoníés de Finanzas, Jun Azumi, han acordado trabajar de manera conjunta en la situación de Grecia y España ha aliviado la presión del diferencial español. Aunque el G-7 no informará sobre cuáles son las medidas concretas que adoptarán, los inversores han mostrado su optimismo por la predisposición de los siete países más industrializados a ayudar a las economías con problemas de la zona del euro.
Además todas las miradas están puestas en la reunión del comitíé de política monetaria del Banco Central Europeo que tendrá lugar mañana y en la que los mercados tienen puestas sus esperanzas. Se ha cumplido la díécimo segunda semana sin que el regulador monetario haya comprado deuda, a pesar de que hace semanas que el bono español superó la línea del 6% en la que en ocasiones anteriores el banco central ha intervenido.
Además, se ha recrudecido la crisis en Europa y el BCE está llamado a jugar un papel importante en la solución. Por eso, por más que su presidente, Mario Draghi, se canse de decir que la institución que preside no va a mover un dedo y que son los Gobiernos los que tienen que adoptar medidas de choque, especialmente los países perifíéricos, los analistas e inversores esperan, de entrada, una rebaja de los tipos de interíés, actualmente en el 1%, e incluso, el anuncio de una nueva inyección de liquidez (LTRO) como las llevadas a cabo en diciembre y en febrero tras el estallido definitivo de la crisis de deuda en el segundo semestre de 2011.
Así, la rentabilidad del bono español a diez años ha caído hasta el 6,2%, mientras que el bund alemán ha repuntado ligeramente hasta el 1,21%, el francíés al 2,28% y el italiano al 5,6%. En el corto plazo, la rentabilidad de la deuda española se encuentra en el 4,6% y en el plazo de los cinco años en el 5,7%.
Entre tanto, los líderes europeos y mundiales siguen a vueltas con las soluciones a la crítica situación que vive la región y que podría acabar haciendo saltar la Unión por los aires. A falta de menos de un mes para la celebración de otra Cumbre, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente de la Comisión Europea, Josíé Manuel Durao Barroso, se mostraron a favor de crear una "supervisión bancaria europea", mientras los ministros de finanzas del G7 y los principales banqueros centrales han convocado este martes una conferencia telefónica de urgencia para tratar el problema de la crisis de deuda y financiera de Europa, así como su proyección a la economía global