El mecanismo de solidaridad que suponen los eurobonos obligaría a España, con un endeudamiento menor que la media europea, a asumir y garantizar más deuda. Sin embargo, la financiación a tipos más baratos le permitiría ahorrar unos 10.000 millones anuales en conceptos de intereses.
Los eurobonos son títulos de deuda respaldados por los países pertenecientes a la Eurozona. Su creación suprimiría las emisiones de cada estado miembro y permitiría a cada país financiarse al mismo tipo. Un interíés que, en las circunstancias actuales podría rondar el 3,8%.
Pero las ventajas que tendría España por emitir a esos tipos –en la actualidad el bono a diez años ronda el 6% en el mercado secundario- se diluyen ante la posibilidad de avalar o garantizar un montante mayor.
En el supuesto de que los eurobonos sustituyan las deudas nacionales por otra compartida por todos los países de la unión monetaria, a España le correspondería una deuda mayor. Otras opciones manejan cubrir sólo una parte de la deuda y, en algún caso, ni siquiera compartir toda la responsabilidad. La propuesta más famosa en este sentido es que los eurobonos sirvan para endeudar a los países sólo hasta el 60% de su PIB.
Pero para el primer caso, España aumentaría la carga de la deuda por habitante. España soportaba a finales de 2011 una deuda pública de 734.961 millones de euros, según los datos de Eurostat, que supone el 68,5% del PIB y una deuda por habitante de 19.525 euros.
Cifras menores a la media de los países de la Unión Monetaria, que serían los implicados en la emisión de eurobonos. Los países del euro contabilizan una deuda conjunta de 8,2 billones de euros.
Asumida la responsabilidad de manera conjunta, España tendría que soportar el equivalente a unos 936.000 millones de euros, que corresponden al 87,2% del PIB que registra la media de la Eurozona. Esto elevaría la deuda pública por habitante a cerca de 20.300 euros. Si en vez de ligar la deuda total al PIB se repartiera por el número de habitantes de la unión monetaria, el endeudamiento de cada español subiría a 24.750 euros.
Pese a elevarse la deuda, España podría beneficiarse de los eurobonos al financiarse más barato. Con el tipo supuesto del 3,8% para el eurobono, la refinanciación de la nueva deuda que le correspondería a España obligaría a unos pagos anuales por intereses de unos 35.500 millones de euros.
Con la deuda antigua, es decir, la actual, de cerca de 735.000 millones (a cierre de 2011), y el tipo de financiación del mercado para España rondando el 6,2%, la refinanciación suponen unos 45.500 millones de euros, es decir, 10.000 millones más que si se introdujeran los eurobonos.
Los eurobonos aliviarían así a los países más endeudados como los perifíéricos Grecia, Italia, Irlanda, Portugal, además de Bíélgica o Francia, que registran el mayor ratio deuda/PIB. Sin embargo, estos dos últimos saldrían perdiendo porque su financiación como estado individual es relativamente baja (2,8% y 2,4% respectivamente) y en todo caso, menor a la que teóricamente resultaría de la emisión conjunta de eurobonos.
Por el contrario, los eurobonos perjudicarían a los países endeudados por debajo de la media, países como Estonia, con apenas un 6% de deuda sobre PIB o la propia Alemania (81,2%), perjudicada por el ratio de deuda y por tipos.
Esta asunción de las deudas ajenas es la que ha llevado a Alemania a su continua negativa a la introducción de los eurobonos. El Gobierno de Merkel sólo estaría dispuesto a emplear estos instrumentos si vienen acompañados de una unión fiscal con cesión de soberanía de los países a favor de una autoridad central europea. Todo con vistas a impedir despilfarros como los que han desembocado en la crisis actual.